TEXTO: ANTONIA ROJO         IMAGEN: THINKSTOCK

 

Lo confieso: yo soy microdonante. Y no estoy solo. Formo parte de ese 24,3% de españoles mayores de 18 años que aportan su granito de arena para hacer de este mundo un lugar mejor. Según el Estudio de la Colaboración de los españoles con las ONG y del Perfil del Donante 2016 de la Asociación Española de Fundraising (AEFr), somos 9,3 millones de personas… y subiendo. La mejora de la situación económica y la
llegada de las nuevas tecnologías han sido factores fundamentales para que la tendencia solidaria haya cambiado en los últimos años.

Todavía es fácil encontrar en los centros de las ciudades a grupos de jóvenes ofreciendo información de la ONG que representan y a la caza de suscripciones que hagan viable sus proyectos. Pero, como en tantas otras cuestiones, para ser solidario hoy basta con
conectarse a internet y buscar una plataforma de crowdfunding (microdonación) social.
Fundación MAPFRE lanzó la suya en marzo de 2017, #SéSolidario, con una particularidad genial: servir de altavoz de las organizaciones pequeñas, que son el 76%
de las entidades sociales en España. «Solo reciben un 10% de las subvenciones y, en contrapartida, ayudan más directamente a un mayor número de personas en
riesgo de exclusión social», describe Pedro Méndez, del Área de Acción Social de Fundación MAPFRE. #SéSolidario representa más un consejo que un mandamiento y antes un impulso que una orden. Su objetivo es canalizar esa energía colaborativa que fluye entre la sociedad y las ONG. «Somos la única fundación que pone a disposición de las pequeñas entidades sociales un programa global que ayude a solventar sus mayores necesidades», subraya Méndez. El sector ha acogido la iniciativa de Fundación MAPFRE con los brazos abiertos y hasta el momento se han inscrito en el programa más de 200 entidades. «Nos centramos en dar formación especializada para el desarrollo de su actividad, ofrecer difusión para dar a conocer su causa, colaboraciones a través de voluntariado para la ejecución de sus proyectos y recaudación de fondos a través de crowdfunding», señala Méndez.

Fundación MAPFRE garantiza que son proyectos reales dirigidos a los que más lo necesitan, y que todo lo recaudado se destina de manera íntegra al proyecto

Y es que no solo de dinero viven las entidades sociales: el capital humano y mediático son los otros pilares sobre los que se construye un objetivo sostenible. «Que nos den visibilidad supone que nos vayan conociendo y sepan lo que hacemos… ¡si me ayudan mucho yo puedo ayudar mucho!», confirma Pilar Aural, fundadora de El Pato Amarillo.
Su organización, que apoya a familias en apuros del barrio de Orcasitas de Madrid, fue una de las elegidas para inaugurar #SéSolidario.

El programa se compone de dos causas: Vidas Cruzadas, con proyectos que inciden en el bienestar de personas afectadas por enfermedades raras o diversidad funcional. Y Cuenta con Nosotros, que colabora con entidades que apoyan a los más necesitados con alimentos, ropa, medicinas, etc.

Existe una tercera causa adicional, Emergencias, que solo se activa en respuesta a catástrofes naturales y ayudas extraordinarias. «Cada año renovamos los proyectos solidarios y entidades que forman parte de cada una de las causas. Siempre repartimos la donación, ya sea monetaria o en especie, de una manera equitativa entre ellas», confirma Belén Rosales, del Área de Acción Social de Fundación MAPFRE.

En 2018, las nuevas causas tienen nombres más que descriptivos. Como El
Patio de los Valientes, que busca habilitar un espacio para el recreo de los niñosi ngresados en la unidad de Oncología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. O
Universos Infantiles, centro de atención de niños con diversidad funcional y que quieren renovar sus materiales de estimulación y aprendizaje. En Valencia, Mucho más que Comer cuenta con tres escuelas gratuitas para niños de 1 a 3 años y solicitan poder hacer frente a los gastos de material escolar y uniformes. Por último, Hogares para el Futuro son pisos tutelados para madres con hijos mayores de 3 años y con problemas de violencia de género o inmigración, a las que se les proporciona alimentación, integración escolar, asistencia médica, etc. Cuatro proyectos concretos con necesidades muy claras y que pueden marcar la diferencia de las familias a las que asisten.

Para entrar en #SéSolidario, cada organización ha pasado por un proceso de selección en el que la transparencia es clave. Esta verificación y la seguridad de la microdonación son, precisamente, dos de los puntos fuertes del programa
de Fundación MAPFRE. «En la sociedad se percibe que todo lo que la gente dona a una causa no se destina íntegramente al desarrollo del proyecto», apunta Méndez. «Nosotros garantizamos que son proyectos reales dirigidos a los que más lo necesitan y que todo lo recaudado se destina de manera íntegra al proyecto, asumiendo Fundación MAPFRE los costes administrativos que puedan surgir».

Yo ya he donado. El proceso es sencillo: entré en la web de Fundación MAPFRE y me informé de los proyectos amparados. Pinché en el botónDona Ahora del que me sentía más identificado. Escribí la cantidad que creío portuna. Introduje mis datos y tarjeta de crédito y ejecuté el pago. Tan sencillo como comprar una entrada de cine. Pero más real que cualquier película y además, generalmente, me lo puedo deducir de mis impuestos.