Con motivo de la edición del catálogo dedicado a la retrospectiva de Nicholas Nixon, Carlos Gollonet, conservador jefe de fotografía de Fundación MAPFRE, conversó varias horas con el fotógrafo americano. Reproducimos aquí la entrevista completa.
TEXTO: CARLOS GOLLONET
IMAGEN DE PORTADA: Nicholas and Bebe Nixon. © Nicholas Nixon, courtesy Fraenkel Gallery, San Francisco and Pace/MacGill Gallery, New York
Tus comienzos en la fotografía no fueron precoces ¿Cuáles eran tus principales intereses en aquellos años de formación? ¿Existía un ambiente familiar propicio?
Lo que más me interesaba cuando empecé en la fotografía era la literatura inglesa y norteamericana del siglo XX. Trabajaba en una librería que tenía muchos libros de arte y empecé a llevármelos a casa, para aprender. Mi familia no tenía libros, ni música, ni viajaba, así que el ambiente de Ann Arbor, Míchigan, me encandiló.
En el verano entre mi tercer y cuarto año en la Universidad de Michigan hice un curso de Fotografía y me encantó. Dos días después invertí todos mis ahorros en una Leica M3.
Ganarse la vida con la fotografía era algo que quedaba muy lejos en aquellos años; Dices que tus imágenes empezaron a parecerse a tus fotografías, ¿qué veías en ellas que pudieras identificar con tu trabajo futuro?
En San Luis le hacía fotos a cualquiera o a cualquier objeto por veinticinco centavos. Podría decirse que eran encargos, pero yo estaba decidido a aprovechar la situación para hacer buenas fotografías para mí mismo, de modo que montaba la cámara en un trípode y fotografiaba a la gente en interiores.
Estabas estableciendo la que sería tu manera de trabajar a partir de entonces: trípode, cámara de gran formato… recuerdo haberte oído comentar que intentabas conseguir la increíble claridad y detalle de las fotografías de Walker Evans.
En 1969 vi una fotografía de Walker Evans, Saratoga Springs, NY, 1932, expuesta en un banco de Chicago, y esa cualidad acentuada, voluptuosa, alucinada, de la descripción, especialmente la acera cubierta de lluvia, me dejó pasmado. Una cámara de gran formato, en especial la de 8 x 10, sigue siendo verdaderamente la única forma de conseguir eso. Con los años he descubierto que para mí es la mejor manera de colaborar con las personas que fotografío. Es algo lento, pasado de moda, reconfortante para muchos, pero al principio la descripción era todo lo que me importaba.
Siendo joven, formaste parte de New Topographics, una muestra que significó un momento clave en la fotografía del paisaje americano.
Eso fue unos meses antes de mi exposición en el MoMA, de modo que estaba orgulloso pero tenía sentimientos encontrados respecto a lo de formar parte de una tendencia. Creo que fue más importante para todos los demás que para mí. Resulta que aunque sigo utilizando la misma herramienta, mi trabajo ha cambiado bastante más que el de los otros fotógrafos presentes en esa muestra.
He tenido el maravilloso privilegio de no tener que preocuparme nunca por mi carrera o por promocionarme en modo alguno. La libertad que eso implica no tiene precio.
Bueno, no todo el mundo puede decir que su primera exposición individual fue en el MoMA… Este museo ha sido verdaderamente importante en tu carrera.
La primera exposición en el MoMA fue importantísima, como también lo fue mi primera beca Guggenheim. Después de aquello la gente acudía a mí y he tenido el maravilloso privilegio de no tener que preocuparme nunca por mi carrera o por promocionarme en modo alguno. La libertad que eso implica no tiene precio.
Estamos en 1977, la gente será a partir de ahora tu principal objetivo. ¿Cómo fue este cambio?
Siempre veo algo tremendamente poderoso en las personas y, puesto que por regla general a ellas les gusta ese reconocimiento (su porte, su sonrisa, sus caricias), se establece una especie de contrato, como una seducción. A la gente le gusta la cámara. Es de madera, amable, aparentemente lenta (aunque yo soy rápido), así que hay una mayor sensación de participación
En la última década te has centrado en distintos grupos de personas: niños, ancianos, diferentes tipos de pacientes… el tiempo, la proximidad, el proceso de envejecimiento han sido siempre una constante en tu obra…
Ahora me siento más cerca de la muerte. Gracias a Bebe y a mi trabajo anterior, me encuentro bastante cómodo con ello. Incluso es casi un alivio no tener que seguir empujando tanto.
Bebe es también una de las protagonistas de las hermanas Brown, los conocidos retratos de las cuatro hermanas en los que muestras tu pasión por ella, pero también por estas increíbles mujeres. Alguna vez has comentado que te uniste a una tradición familiar porque el padre tomaba una fotografía de las hermanas cada año.
Efectivamente, durante muchos años el padre de Bebe hacía una fotografía de toda la familia que utilizaban como tarjeta de Navidad. Sin duda, verlas en la pared tuvo algo que ver con el hecho de que yo quisiera hacerlas. Pero también me rebelaba contra ellas porque todo el mundo estaba sonriente y eran una especie de mentira.
Me hubiera gustado hacer mejor los proyectos sobre las personas. Haberles pedido aún más de sí mismas y de mí mismo.
¿Cómo se sienten ahora siendo tan populares en libros, exposiciones, incluso en el New York Times recientemente, quiero decir, están un poco cansadas? ¿Sentís más presión cada año cuando vais a tomar una nueva fotografía?
No creo que ninguno sintamos presión alguna. Hemos conseguido que siga siendo un acontecimiento muy sencillo y privado. De hecho, a todos nos encanta el ritual, es como una oportunidad para reunirnos los cinco. No es algo sagrado, pero es mágico.
Hay una pregunta complicada y embarazosa que siempre flota en el aire cuando uno ve la serie: ¿hasta cuándo continuarás con ella?
Quiero seguir haciéndola mientras yo y al menos una de ellas esté aquí. Creo que implícitamente ellas han prometido algo así. Sé que Bebe está de acuerdo conmigo y sospecho que las otras no quieren hablar de ello.
Cuando ves tu obra de manera retrospectiva como en esta exposición, ¿piensas en algo que te hubiera gustado hacer y no has hecho? ¿Qué es lo próximo que harás?
Me hubiera gustado hacer mejor los proyectos sobre las personas. Haberles pedido aún más de sí mismas y de mí mismo. Haber sido mejor. He disfrutado mucho haciendo esta retrospectiva.
Ahora empezaré con algo nuevo. No sé exactamente qué todavía, pero creo que implicará buscar más personajes de los míos. Quizá desconocidos otra vez, no estoy seguro, pero me siento bastante osado al respecto, si no es demasiado presuntuoso por mi parte decirlo.
NICHOLAS NIXON
Nacido en Detroit, Michigan, en 1947, Nixon se licenció en Literatura americana en 1969. Tras realizar sus estudios de postgrado en Fotografía por la New Mexico State University, compagina sus clases como profesor de fotografía en el Massachusetts College of Art de Boston con su labor como fotógrafo. Su interés por el retrato y la fotografía de carácter social se ha plasmado en conocidas series como The Brown sisters (1999-2012) o People with AIDS (1991). Desde 1976, año en el que tiene lugar su primera exposición individual en el MoMA de Nueva York, su obra ha sido expuesta en numerosas galerías y museos y ha recibido prestigiosos premios.
