Un proyecto español, otro colombiano y otro brasileño han resultado ganadores de la segunda edición de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social en tres categorías: mejora de la salud y tecnología digital (e-Health), innovación aseguradora y movilidad sostenible y seguridad vial. Hasta llegar al estrado a recoger su galardón, debieron competir con otros 229 proyectos. Te contamos los detalles de la gran final de la II edición de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social.

TEXTO: CRISTINA BISBAL IMÁGENES: ALBERTO CARRASCO

El pasado 10 de octubre, el Auditorio del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía acogió la entrega de la II edición de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social, que se organizan con el apoyo académico del Instituto de Empresa (IE). Nueve finalistas compitieron por los galardones, todos ellos apasionados de sus proyectos, creados y desarrollados con la intención de cambiar el mundo.

Durante todo el acto se respiró el nerviosismo de los participantes, aderezado con el buen humor del que hizo gala su presentadora y con la buena música con que se recibió a los invitados a ritmo de jazz a cargo de la Fundación Música Creativa, que ayudó a destensar los nervios de los finalistas. Porque llegar hasta ahí no había sido fácil. Los proyectos que llegaron a la final, lo hicieron tras pasar por una dura selección. De los más de 230 proyectos presentados en esta 2.ª edición, 26 pasaron a las semifinales regionales que se llevaron a cabo en São Paulo, Ciudad de México y Madrid. Tres sedes y tres categorías en las que competir: e-Health o mejora de la salud y tecnología digital; Innovación aseguradora; y Movilidad sostenible y seguridad vial.

Los representantes de los proyectos finalistas llegaron al Reina Sofía con la esperanza de llevarse a casa el reconocimiento internacional que conlleva el premio y las felicitaciones de las personalidades presentes: la Infanta Elena; Antonio Huertas, presidente de Fundación MAPFRE; y Cristina Gallach, alta comisionada para la Agenda 2030. Y, por supuesto, los 30.000 € con los que está dotado cada uno de estos tres premios, con los que podrán darle el empuje definitivo a sus proyectos, ir más allá del prototipo y, por supuesto, dar una gran visibilidad en medios, de cara tanto a posibles inversores como clientes.

El jurado conoció y valoró los proyectos la tarde anterior, pero el fallo no se hizo público. El representante de cada uno de los nueve proyectos finalistas salió al escenario durante tres minutos a contar al público en qué consiste su proyecto, qué tiene de innovación y qué aporta a la mejora social. Porque, como aseguró en su discurso Antonio Huertas, «los innovadores no quieren solo crear un modelo de innovación, también quieren crear nuevas capacidades para abordar problemas, buscar crecimiento social y tecnológico».

Antonio Huertas, presidente de Fundación MAPFRE, en un momento de la gran final celebrada en Madrid el pasado 10 de octubre.

Las palabras de Huertas se confirman si se hace un repaso a las soluciones que se presentaron y que tienen la capacidad real —la viabilidad es otro de los requisitos para obtener uno de estos premios— de mejorar la calidad de vida de personas que sufren enfermedades (Neurobots; Ecglove; Rithmi), fomentar la autonomía de personas mayores y con discapacidad (Speakare; Navilens), crear entornos más seguros para los niños en las grandes ciudades (Carona a pé; Caminito a la escuela), dar acceso a servicios esenciales —salud, ocio, educación, seguros— a personas vulnerables (MiBKClub), y reforzar el medio de vida de pequeños agricultores (Manejebem), esenciales para la alimentación mundial, ofreciéndoles asistencia técnica y remota sobre los riesgos a los que se exponen. Tras unos minutos de tensión, los sobres fueron abiertos, resultando ganadores Neurobots (e-health; Brasil), MiBKClub (Innovación aseguradora; Colombia) y Navilens (Movilidad sostenible; España).

Tras las presentaciones, y ante la calidad de las propuestas, Cristina Gallach se mostró «feliz». «Nos habéis regalado la esperanza en el futuro a través del compromiso del presente. Esta es la Agenda 2030. Es importante que nos organicemos para que cada día en todas nuestras facetas avancemos hacia una sociedad más justa y vivamos en el planeta que queremos y que debemos dejar a nuestros hijos. La innovación está de nuestro lado», afirmó.

El éxito de esta segunda edición ha reavivado el compromiso de Fundación MAPFRE con la innovación social en general y con estos premios en particular. «Ya el año pasado éramos ambiciosos. Seguimos siéndolo. Lo que subyace es la necesidad de las empresas de impactar, hacer cosas distintas para conseguir el cambio. En Fundación MAPFRE estamos comprometidos en todas las regiones donde operamos porque queremos también ser líderes del cambio», aseveró Huertas. Y continuó: «Tenemos que hacer una llamada real a la acción, tenemos que asumir como propios los Objetivos para el Desarrollo Sostenible. No basta con propagar el mensaje sin acciones concretas».

Una de estas acciones concretas, prueba del compromiso del que hizo gala Antonio Huertas, es que ya está abierta la tercera edición de los Premios a la Innovación Social, «porque hay muchos proyectos de impacto social que están pidiendo su oportunidad»

Tres propuestas innovadoras

Neurobots (Brasil)

Neurobots (Brasil)

«Somos una startup de neuroingeniería y trabajamos para rehabilitar a los pacientes de ictus», con esa sencillez cuenta Julio Dantas, CEO de Neurobots, en qué consiste su proyecto ganador. «Pedimos a los pacientes que piensen o imaginen qué quieren hacer, captamos las señales del cerebro que el software identifica y consigue que el exoesqueleto se mueva con su mente». De esta manera, el paciente puede mover su mano de nuevo. Continúa Dantas: «Este trabajo permite aumentar la plasticidad del propio cerebro haciendo nuevos conectores y empezando de nuevo la función que había perdido». Es un proceso de rehabilitación que permite recuperar en apenas dos semanas en torno al 30% de la capacidad motora de los brazos. Al final de la terapia, el paciente no necesita el neuroconector porque ha aprendido el movimiento.

El proyecto surge de la necesidad de atajar las secuelas del Ictus, un grave problema, también en Brasil. Cada año, unas 300.000 sufren un ictus. El 75% de los pacientes sobreviven, pero el 70% de ellos nunca vuelve a andar. Es la enfermedad que causa mayor número de discapacidad de movilidad en el mundo y Neurobots ayudaría a que muchos de ellos recuperaran parte de la vida perdida. Toda una revolución a cargo de una empresa joven (su CEO tiene solo 24 años) de biomédicos para quienes ha significado mucho ganar este premio: «Fundación MAPFRE es una institución muy respetada que nos ha elegido de entre numerosos buenos proyectos de todo el Mundo. Ha sido muy motivador, nos ha hecho sentir muy bien y nos muestra que estamos en el camino correcto».

Navilens (España)

Navilens (España)

Esta app consigue máxima accesibilidad para personas con discapacidad visual a través del móvil. Capaz de leer un código, similar al QR, basado en Visión Artificial, detecta múltiples marcadores a grandes distancias, en milisegundos, incluso con el dispositivo en movimiento y sin necesidad de enfocar. Javier Pita, CEO de Neosistec, empresa desarrolladora del proyecto, cuenta cómo surgió la idea: «Nos preguntamos cómo podía un móvil ayudar a una persona con discapacidad visual. Pensamos que la cámara podía leer la señalética para que pudieran orientarse, sobre todo en lugares que no conoce previamente. Lo que había en el mercado no nos servía. Así que nos reunimos con la Universidad de Alicante para plantearles el reto. Tardamos cinco años en desarrollar este código».

Su objetivo es que su utilización se generalice: «Al igual que hay señaléticas en todos los espacios públicos, creemos que debería haber códigos Navilens para conseguir espacios más accesibles para los invidentes».

Pita opina que la tecnología «debería tener un impacto social en la vida de las personas». Y precisamente por eso les ha emocionado tanto este premio «que en su segunda edición ya se ha situado como uno de los más prestigiosos a nivel internacional. Supone un gran paso para extender este sistema que ayuda a las personas con discapacidad visual a que, en su día a día, se muevan de manera más autónoma». Y eso sin despistar que puede tener una utilidad más allá porque puede servir «a todos los usuarios de ese espacio. A un visitante de Asia le va a traducir en tiempo real a su idioma lo que dice el cartel». Ya se ha podido probar en lugares tan concurridos como el metro y autobús de Barcelona, los tranvías de Murcia o la estación de Atocha de Madrid.

MiBKClub (Colombia)

MiBKClub (Colombia)

Maribel Torcatt es una de los fundadores de este proyecto. Pero no es nueva en esto de la innovación social. Lleva más de 20 años dedicada a ello desde la Fundación de Financiamiento Rural (Fundefir), una Asociación Civil sin ánimo de lucro de la que depende MiBKClub, esto es, «un programa bajo un modelo de suscripción de bajo coste que combina seguros con otros productos y servicios que llamamos amortiguadores de la pobreza. Se distribuyen a través de asesoras comunitarias, vecinas del barrio gracias a las que se consigue minimizar la resistencia hacia la compra del seguro», afirma Torcatt. Y continúa: «Es como un incentivo para que las personas tengan un seguro, que es nuestro interés como organización de desarrollo; pero lo metemos en una bolsa de servicios y beneficios como educación, ocio, vivienda, salud. Tenemos descuentos en agencias de viajes, clínicas dentales… Y si tienen una contingencia, están asegurados. De este modo la población a la que nos dirigimos, poblaciones vulnerables y familias de bajos ingresos, queda asegurada sin apenas darse cuenta.»

En Fundefir saben que «la pobreza no solo la determina la falta de ingresos, también la irregularidad en el ingreso, la existencia de épocas en las que disminuye o simplemente desaparecen los ingresos económicos. En ese momento de caída se necesita un amortiguador. Si se carece de él, la caída es irremediable». Maribel pone el ejemplo de una señora que hace tortas en su casa. «Si coge una gripe y ha de estar 8 días sin trabajar le supone un problema gravísimo».

Recibir este premio ha significado mucho: «En primer lugar, es el reconocimiento a 20 años de trabajo, llevando productos y servicios que ayuden a poblaciones vulnerables. La dotación económica nos va a servir para amplificar el impacto y para desarrollar la tecnología que necesitamos. Este premio nos va ayudar a llevar el producto a más poblaciones».

Todos son ganadores

La calidad de los proyectos presentados puso muy difícil al jurado elegir a los ganadores. Los nueve finalistas presentaron soluciones sorprendentes y muy válidas a distintos problemas relacionados con las tres categorías de estos premios. Estos son los proyectos finalistas que, aunque no consiguieran llevarse el galardón, para Fundación MAPFRE también son ganadores.

Categoría: Mejora de la salud y tecnología digital (e-Health)

Rithmi (España)
Se trata de un dispositivo Wearable (en concreto una pulsera) que permite monitorizar el ritmo cardiaco durante las 24 horas del día con el fin de detectar casos de una de las arritmias más comunes, la fibrilación auricular, que puede llegar a provocar un ictus. «Con esta pulsera se avisa al usuario para que se realice un electrocardiograma con la propia pulsera, que puede compartir con un familiar o incluso con su médico a través de nuestra plataforma». Quien habla es Óscar Lozano, CEO y fundador del proyecto que comenzó junto a su padre, el cardiólogo José Vicente Lozano, experto en estudios cardiovasculares. Destinado tanto a usuarios como a centros médicos y hospitales públicos y privados, la intención de los responsables de Rithmi es «seguir creciendo para llegar al mercado y poder prevenir el ictus. Nuestro hashtag es #porunmundosinictus». Ya cuentan con un prototipo y apenas necesitan un pequeño esfuerzo más para salir al mercado.

Ecglove (México)
Daniel Aragón, cofundador y director de Tecnología del proyecto presentó este guante que se coloca sobre el pecho del paciente para comenzar a hacer la medición del estado del corazón y obtener la información equivalente a un electrocardiograma. De este modo es posible tomar mejores decisiones en las situaciones de emergencias e incrementar las posibilidades de sobrevivir del paciente. «La utilidad que buscamos es poder empoderar al profesional desde el primer contacto para que pueda hacer de manera rápida la derivación de enfermedades a cardiólogos. Buscamos que sean capaces de detectar casos de arritmia que pueden suponer un infarto en el futuro. Por otro lado, se puede utilizar en ambulancias para descartar infartos o alteraciones. O incluso puede ayudar a decidir si necesita una desfibrilación o una cardioversión. Con el tiempo incluso podría suponer que el enfermo lo tuviera en casa para poder estar en constante comunicación con su médico», asegura Aragón.

Categoría: Innovación aseguradora

Manejebem (Brasil)
Caroline Luiz Pimenta es ingeniera agrónoma y sabe que la agricultura familiar es parte esencial de la alimentación mundial. «Más del 70% de alimentación que se consume en el mundo está producida por el pequeño agricultor familiar. Y ellos son precisamente quienes están más desprotegidos, los más vulnerables ante posibles desastres o sencillamente una mala cosecha». Lo sabe porque trabajó con ellos mientras estudiaba. También observó que no tienen habilidades tecnológicas, pero sí se manejan bien con redes sociales. Por eso ella y su socia, la bióloga Juliana Mattana, decidieron crear una startup, una aplicación en formato de red social que «conecta a los agricultores con otros productores y con técnicos expertos. De este modo se les ofrece una asesoría técnica en remoto sobre riesgos y experiencias que les ayudan a un desarrollo rural sostenible. También se realiza un diagnostico de plagas y deficiencias de las plantas.»

Speakare (España)
La idea de este proyecto nació de la experiencia personal de Marta Carruesco. Su abuelo se cayó al borde de la cama al irse a dormir y no pudo avisar a nadie. «Hasta el día siguiente no fue encontrado por mi madre. Había pasado más de 10 horas solo, en el suelo tirado, lo que le supuso una serie de problemas de salud y una larga hospitalización de la que no se pudo recuperar. A partir de ese momento se convirtió en una persona dependiente». El servicio de monitorización permanente de personas mayores Speakare busca evitar casos como este con un asistente que se puede activar en caso de que sufran un accidente o se encuentren enfermas: «Es un sistema inteligente y no intrusivo que permite cuidar a las personas mayores que viven solas aprendiendo sus patrones de comportamientos normales para poder avisar a un familiar cuando se advierte una anomalía en ese comportamiento: que no se levante de la cama, no vuelva del paseo o sufra una caída. Esto permite dar una asistencia temprana».

Categoría: Movilidad sostenible y seguridad vial

Caminito de la escuela (México)
Es una plataforma web que ofrece información georreferenciada para indicar el grado de peligrosidad de cada entorno escolar con datos reales de atropellamientos en horarios de entrada y salida de escuelas de educación básica de la Ciudad de México. Sergio Andrade es su coordinador de Salud Pública: «Este es un proyecto de participación ciudadana, minería de datos y vinculación con gobiernos. La primera parte del trabajo fue mapear todas las escuelas y jardines infantiles y cruzarlo con todos los atropellos sucedidos entre los años 2010 y 2012». Pero quieren ir más allá. «Por eso la plataforma ofrece herramientas para evaluar el entorno y para pedir a los gobiernos e instituciones pertinentes que mejoren la seguridad». Este tema no es baladí si se tiene en cuenta que los atropellamientos son la primera causa de muerte en niños en Ciudad de México. «Nuestro objetivo es hacer ciudades más seguras, sostenibles, sanas y equitativas para las personas», asevera Andrade.

Carona a pé (Brasil)
«La seguridad vial es un problema muy grave en Brasil. El atropellamiento es la primera causa de muerte infantil. A pesar de ello, no hay ningún programa dedicado a que la infancia acuda segura a los colegios». Quien habla es Carolina Padilha, una maestra que recorre todos los días en torno a dos kilómetros para ir a la escuela en la que trabaja. A lo largo de esa distancia se encuentra con muchos de sus alumnos que caminan solos con idéntico destino. Uno de esos días decidió hacer un grupo para ir juntos. Así nació Carona a pé, «una asociación que forma y capacita agentes escolares (padres, profesores, voluntarios) para que organicen caminos de seguridad para ir con los niños y las niñas a las escuelas en un horario preestablecido y siguiendo una ruta determinada. La iniciativa quiere sensibilizar a la sociedad de la importancia de caminar y de construir otra relación con la ciudad». Con cuatro años de vida van camino de convertirse en una realidad.

Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social