El seguro —cuando el ser humano se protege contra los riesgos que le amenazan en su vida y en su bienestar— está presente en todos los ámbitos de la sociedad y por supuesto también en el mundo del arte. En esta sección ya hemos hablado de relaciones del seguro con el mundo de la pintura o de la arquitectura y en este número veremos cómo ha calado en el séptimo arte, el cine, pues son muchas las películas y series de televisión en las que el seguro, sin ser necesariamente el protagonista, tiene puede desempeñar ese papel de la trama que lleva a uno u otro final.
TEXTO: ANA SOJO IMÁGENES: ISTOCK
Lo Imposible
Las películas de catástrofes naturales son un género en sí mismo y, en general, suelen ser taquillazos seguros. Venden cantidades ingentes de palomitas y nada comparable a ver la destrucción del planeta, desde una cómoda butaca. Hablamos de películas como El día de Mañana o 2012.
Lo Imposible, sin embargo, se basa en una catástrofe real que la mayoría de nosotros recordamos.
Cuenta lo que le sucedió a una familia española, de vacaciones en Tailandia, durante el tsunami del 26 de diciembre de 2004. No merece la pena hablar de las pérdidas que supuso para la industria del seguro cuando desaparecieron más de 220.000 vidas.
Una de las cosas que más impresionan de esta película es el realismo que transmite. Muestra cómo en unos pocos segundos pasamos del paraíso a la mayor desolación, la fragilidad más absoluta de la vida humana frente a la naturaleza. Tras la ola, las peripecias de los miembros de la familia hasta su feliz y milagroso encuentro, nos encogen el corazón.
Pues bien, en esta película el seguro tiene un discreto pero definitivo momento estelar; después de asistir al shock de la ola, al dolor de las heridas y a las dificultades más diversas, aparece un representante del seguro que dice a la familia más o menos estas palabras:
«Estamos aquí para cuidar de su familia. No tiene nada de qué preocuparse ahora. En pocas horas, estaremos en el Hospital General de Singapur… donde su esposa recibirá el mejor tratamiento».
Y es entonces, cuando te permites coger aire y respirar porque sabes que a partir de ese momento, todo va a ir bien.
Tomates verdes fritos
Aunque no trata directamente el tema del seguro, esta película contiene una de las escenas más memorables del cine de los últimos veinte años relacionada con el seguro de automóvil.
La película cuenta la historia de un ama de casa, Evelyn, descontenta con su vida que en una residencia de ancianos conoce casualmente a una anciana, Ninny que le irá contando poco a poco una emocionante historia que sucedió en Alabama en torno a 1920.
Poco a poco Evelyn trabará una gran amistad con la anciana y conseguirá, gracias a la fascinante historia, romper con la inercia de su vida y tomar las riendas de una manera decidida. En definitiva, se trata de una historia sobre la amistad y la capacidad de superación y de cambio que poseen las personas.
La escena que nos ocupa se desarrolla en el parking de un centro comercial.
Nuestra paciente protagonista, tras dar varias vueltas buscando un sitio para dejar su coche, espera a que una persona termine de colocar su compra y salga para ocupar su plaza. Cuando se dispone a aparcar, viene un coche a toda velocidad conducido por dos jóvenes y le quita el sitio.
Cuando Evelyn les dice que está esperando para aparcar en ese lugar ellas le contestan:
— Admítelo: somos más jóvenes y más rápidas.
Evelyn, tras reponerse del shock y pensarlo un poco, arremete varias veces con su coche en la parte trasera del otro coche. Las jóvenes salen disparadas y le preguntan qué está haciendo y ella responde con esta magnífica frase:
— Admitidlo: soy más vieja y mi seguro lo cubre todo.
Es fácil imaginar que este seguro a todo riesgo ha resultado especialmente satisfactorio para la asegurada.
Autómata
La película producida por Antonio Banderas en 2014, estrenada en el Festival San Sebastián y en el de Sitges, es un filme de ciencia ficción cuyo protagonista, interpretado por el propio Antonio Banderas, es un agente de seguros, Jacq Vaucan de la compañía ROC Robotics Corporation.
El agente Vaucan investiga una reclamación de una «póliza para la unidad familiar», el caso de un robot que presuntamente ha transgredido la primera ley robótica. Estas leyes, basadas en las formuladas por Asimov en 1942 rezan así:
- Un robot no hará daño a un ser humano o, no permitirá que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1.ª o la 2.ª Ley. Vaucan llegará hasta el final en sus investigaciones desoyendo los consejos de los que le rodean.
Se trata de una distopía futurista y apocalíptica que debe en gran medida su estética a clásicos como Blade Runner con una ambientación oscura, incómoda y a veces desoladora que por momentos parece corresponder más al pasado que al futuro.
La humanización de las máquinas frente a la deshumanización de las personas y la inteligencia artificial desarrollándose al margen de sus creadores y superándolos hacen de esta película una rareza dentro del cine español