Hoy en día la movilidad en las ciudades afronta un nuevo reto: la creciente presencia de los riders en las vías públicas. Un estudio desarrollado por Fundación MAPFRE aborda este tema ofreciendo una visión panorámica de la ciclologística en Brasil, a partir de una visión sistémica de los aspectos relacionados con la seguridad vial en los desplazamientos y las condiciones de trabajo de los ciclistas de reparto.
TEXTO: SILVIA MARTINELLI FOTOGRAFÍAS: FUNDACIÓN MAPFRE BRASIL
Todos los días, Júlia* va a la universidad por la mañana y, después de las clases, va a trabajar como repartidora en bicicleta en el centro de una de las principales ciudades de Brasil, São Paulo. Su ajetreada rutina, que combina estudios y trabajo, la ha obligado a menudo a pasar un día entero sin comer, lo cual puso en riesgo su salud a principios de 2021. «La comida no es algo que tenga un precio accesible para los repartidores, que muchas veces hacen diversas entregas de comidas, pero que pasan el día sin alimentarse adecuadamente», destaca.
La dura y contradictoria realidad de Júlia es el día a día de miles de personas que, en los últimos años, encontraron en los servicios de reparto una alternativa laboral. Desde 2019, el volumen de repartidores que circulan por las calles de las grandes ciudades ha crecido considerablemente, acompañando a la intensificación del sector de las entregas a domicilio durante el transcurso de la pandemia.
Una parte importante de este nuevo contingente de trabajadores está formada por ciclistas, que empezaron a ganarse la vida entre el tráfico, solo que a menudo sin la formación adecuada para desempeñar sus funciones con seguridad para ellos mismos y para los demás. Para hacerse una idea, en los primeros cinco meses de 2021, se registró un aumento del 30 % en los incidentes graves con bicicletas involucradas en Brasil.
La ciclologística, que ha crecido en los últimos años, con un aumento del 94 % entre 2019 y 2020, consiste en la realización de actividades logísticas de reparto con bicicletas, patinetes y triciclos. Para entender este ecosistema en crecimiento, y con la intención de dibujar un panorama desde la lente de la seguridad vial, se llevó a cabo el estudio Seguridad vial y ciclologística: desafíos y oportunidades en Brasil.
Desarrollado por Fundación MAPFRE y el Laboratorio. de Movilidad Sostenible (LABMOB) del Programa de Posgrado en Urbanismo (PROURB), de la Universidad Federal de Río de Janeiro (URFJ), se trata de uno de los proyectos de investigación más amplios y completos del mundo en la materia, capaz de contribuir no solo a la comprensión de la realidad brasileña, sino también a la de los países donde el sector de la ciclologística ha crecido exponencialmente: prácticamente todos.
«Cada vez es más importante y necesario promover el debate y la transmisión de información sobre cuestiones relacionadas con la legislación, las normas y la seguridad vial. Además de incidir en la reducción de la siniestralidad vial, nuestro objetivo es incentivar la producción científica en Brasil, contribuyendo a la generación de datos y pruebas que puedan ayudar a la elaboración de políticas públicas que permitan que el tráfico sea más humano y seguro», destaca Fátima Lima, representante de Fundación MAPFRE en Brasil.

El estudio y sus dimensiones
El objetivo del estudio es explorar aspectos relevantes relacionados con la seguridad vial de los repartidores-ciclistas en las ciudades brasileñas.
«El estudio reafirma algunos puntos ya presentados en investigaciones anteriores, pero es inédito al abordarlos a partir de la lente de la seguridad vial y a partir de la “voz” de los propios repartidores», resalta Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE.
Desarrollado a lo largo del segundo semestre de 2021, este trabajo se ha basado en cinco dimensiones que componen el ecosistema de la ciclologística en las ciudades brasileñas:
- Repartidores-ciclistas
- Bicicletas y equipamientos
- Empresas y colectivos de ciclologística
- Infraestructura urbana
- Legislación y políticas públicas
Los datos se recopilaron mediante la aplicación de una investigación cuantitativa (encuesta) a la que respondieron 336 repartidoresciclistas (24 de los cuales mujeres) que trabajan para aplicaciones de reparto mediante bicicletas eléctricas en la ciudad de São Paulo. También se llevaron a cabo varias entrevistas en profundidad con repartidores y representantes de empresas y colectivos, en tres capitales brasileñas: Curitiba, Fortaleza y São Paulo.
«En la información recopilada, la seguridad vial aparece como un deseo para los repartidores, pero secundario frente a las necesidades económicas y la búsqueda de eficiencia y productividad para que puedan cumplir sus objetivos diarios. Este estudio pone de relieve aspectos que a menudo no se consideran prioritarios», destaca Victor Andrade, coordinador general del estudio.
Resultados completos
Según los datos recogidos por el estudio, los repartidores ciclistas (también denominados riders) son mayoritariamente jóvenes (el 76 % no tiene ni 30 años), hombres (92 %), mestizos (39 %) o negros (29 %), con una formación media (el 56 % ha terminado la educación secundaria) y que trabajan unas 7 horas al día.
Una gran mayoría de este grupo (85 %) no tiene ningún tipo de seguro personal (de salud, vida o dental), lo que revela la falta de asistencia y la vulnerabilidad de estos profesionales que trabajan durante horas entre el violento tráfico de las ciudades brasileñas.
Las condiciones de trabajo y la inadecuación de la ciudad o la percepción de una ciudad poco amigable con su dinámica de trabajo y sus necesidades de desplazamiento son también aspectos comunes señalados por los entrevistados. El 35 % ya ha estado implicado en algún tipo de choque o incidente.
Los miedos también están presentes en el día a día de este colectivo, que afirma tener algún tipo de temor en relación con su profesión, como sufrir un incidente de tráfico, los robos y asaltos, el robo de bicicletas, la sensación de vulnerabilidad en relación con los vehículos motorizados y las agresiones físicas.
Una parte importante de este nuevo contingente de trabajadores está formada por ciclistas, que empezaron a ganarse la vida entre el tráfico, solo que a menudo sin la formación adecuada para desempeñar sus funciones con seguridad para ellos mismos y para los demás
En relación con el equipamiento de seguridad, el 42 % de los entrevistados indicaron que utilizan el casco y en el 36 % de los incidentes sufridos por los repartidores en São Paulo estuvo implicado un coche; en el 34 %, una proporción similar a la anterior, no estuvo implicado ningún otro vehículo; las motos estuvieron implicadas en el 6 % de las colisiones. El segundo de estos tres porcentajes coincide con datos recientes para España: en este país, el 41 % de los ciclistas que fallecieron en 2019 en ciudad pierden la vida en choques sin la implicación de otros vehículos.
Cuando se les preguntó por los cambios en relación con las ciudades para que se sientan más seguros al desplazarse, una gran parte de los encuestados mencionó la educación de los conductores, ya que no se sienten considerados ni respetados cuando van en bicicleta. Otro aspecto destacado está relacionado con las infraestructuras viales urbanas en las ciudades: se desea la adecuación de las infraestructuras a las actividades ciclistas, especialmente la provisión de puntos de apoyo que contribuyan a la intensa rutina en la calle y en el tráfico.
Las infraestructuras segregadas, como los carriles bici, aumentan la percepción de seguridad para la mayoría de los trabajadores ciclistas entrevistados (el 93 % prefiere circular por los carriles bici), pero la presencia de peatones en estas vías también se cita como peligrosa.
En definitiva, estos profesionales toleran muchos riesgos. La sensación de inseguridad laboral combinada con los riesgos de la profesión y la falta de asistencia tiene un impacto directo en la decisión de permanecer en la profesión. Se señaló que pocos de ellos pretenden seguir trabajando como repartidores.
Invisibilidad x visibilidad
El estudio también presenta una encuesta sobre las políticas públicas existentes en Brasil, a nivel federal y municipal. A pesar del potencial de inclusión en los planes de movilidad, la actividad ciclista sigue sin incluirse plenamente en la planificación urbana y de transporte brasileña.
La ciudad de São Paulo aprobó recientemente una política municipal de uso de la bicicleta (todavía no ha entrado en vigor) para exigir a las empresas de logística, las empresas de reparto, las plataformas y las apps que recopilen y compartan datos con el Ayuntamiento para gestionar esta actividad y ofrecer cursos de formación e infraestructuras mínimas para los repartidores en bici.

Además, un reciente proyecto de ley en São Paulo (Proyecto de Ley n.º 358/2021) propone que las empresas que prestan servicios de reparto a través de apps o plataformas ofrezcan un seguro de vida colectivo para ciclistas o motoristas.
Según Renata Falzoni, arquitecta, periodista y pionera de la defensa de la movilidad en bicicleta en Brasil, la invisibilidad de los ciclistas ante el poder público y la sociedad es una cuestión que debe cambiar.
«Si las bicicletas suelen ser invisibles para el público en general, imagínese los repartidores en bici, una categoría de personas formada mayoritariamente por hombres, jóvenes, negros y morenos, que cargan con una caja a la espalda durante siete horas al día y trabajan en un clima de miedo e inseguridad. Tenemos que identificar dónde se encuentran los desencadenantes para cambiar esta situación, para que todo el sistema adapte la bicicleta como una frontera que debe valorarse como un cambio de paradigma en las ciudades, para que tengamos una logística de entrega de productos centrada en las necesidades del siglo XXI, que sea más sencilla y sostenible», concluye Renata.