El próximo mes de octubre se celebra en Madrid la final de la tercera edición de este importante evento que premia proyectos que harán de este un mundo mejor. La pandemia no ha hecho sino demostrar la importancia que la innovación social tiene ya en nuestras vidas. Y por eso, Fundación MAPFRE ha adaptado la celebración y ha reconfigurado el formato de sus galardones.
TEXTO: CRISTINA BISBAL IMÁGENES: CEDIDAS POR LOS PROYECTOS
La Stanford Graduate School of Business, escuela de postgrado de negocios de la prestigiosa universidad de Stanford, define la innovación social como «el proceso de desarrollar e implementar soluciones efectivas a problemas sociales y ambientales desafiantes y, a menudo, sistémicos en apoyo del progreso social». Matiza que se trata de soluciones a problemas sociales para que resulten más efectivas, eficientes, sostenibles y justas que las anteriores. Y apunta a que la solución desarrollada debe tener un valor añadido: «Aportar principalmente a la sociedad como un todo, en lugar de únicamente a los individuos». Es decir, una de las claves fundamentales de este concepto tiene que ver con que su objetivo debe dirigirse a conseguir el bien común.
Por suerte, de unos años a esta parte, la innovación social no solo es una definición, sino que se trata de una realidad que forma ya parte de nuestro día a día y de nuestro futuro. De la realidad de los negocios, de la salud, de la tecnología, de los seguros y de la movilidad sostenible y segura. En Fundación MAPFRE no somos ajenos a este hecho. Conocemos bien la importancia que tiene la innovación en nuestra vida. Y por eso celebramos, por tercer año consecutivo, nuestros Premios a la Innovación Social. Y lo hacemos no solo a pesar de la COVID-19, sino precisamente este año, con más motivo que nunca. Porque la pandemia ha vuelto a demostrar lo importante que es la innovación social para luchar contra la desigualdad en tiempos de crisis.
Luchar contra la COVID-19
Concepción Galdón, directora y Lead Académico de Innovación Social del IE, impulsor también de esta iniciativa, lo decía hace unas semanas en la web de Fundación MAPFRE: «La lucha global contra la COVID-19 está generando profundas transformaciones en nuestra manera de vivir y va a dejar un nuevo escenario en que la innovación y la tecnología van a ser la norma. Frente a esta realidad, debemos recordar que una vida canalizada en gran parte por la tecnología podría generar mucha más desigualdad al añadir la brecha digital a la desigualdad socioeconómica ya existente. La forma de evitarlo es precisamente apostar por poner la innovación y la tecnología al servicio de quienes más lo necesitan».
Esta reflexión no hace sino aumentar el interés por impulsar la innovación social y, en concreto, a los proyectos semifinalistas de los premios, cuya misión y razón de ser es impactar de modo positivo en la vida de personas de nuestro entorno con sus iniciativas. Galdón lo sabe bien. Ella ha sido testigo de cómo innovadores sociales de América Latina se han puesto a trabajar con esfuerzo para apoyar a quienes les necesitan. «Durante las semanas del 23 y 30 de abril la Red Innova, comunidad de semifinalistas de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social impulsados por IE University, ha dado la bienvenida a 26 nuevos miembros. Ellos son los semifinalistas de la tercera edición de los premios en Europa y América Latina. Innovadores sociales de Perú, Brasil, Argentina, Ecuador, México o España se han encontrado online para compartir sus proyectos y apoyarse unos en otros, compartiendo experiencias con semifinalistas de años anteriores», comenta.


Adaptarse a los tiempos
Los semifinalistas han dado ejemplo con estas reuniones de lo necesario que es adaptarse a las circunstancias. No solo con sus encuentros online, sino también con algunos proyectos que han sido creados para ayudar a quienes más lo necesitan en esta crisis. Muchos de los emprendedores sociales que pertenecen a esta Red han fabricado mascarillas con impresión 3D; han creado una plataforma colaborativa de información de datos y sitios georreferenciados relacionados con la COVID-19; han ofrecido consultas psicológicas gratuitas; han creado medidas para ayudar a los inquilinos con dificultades para pagar el alquiler; han ayudado a sensibilizar a la sociedad sobre la enfermedad; se han comprometido con la campaña QuédateEnCasa… Todo ello ha demostrado que es posible atravesar esta crisis y superarla de una manera más inclusiva y justa.
Pero ellos no han sido los únicos que se han adaptado. En Fundación MAPFRE también lo hemos hecho de cara a estos premios. Hemos reconfigurado el formato de las tres semifinales para poder desarrollarlas online. Los tres equipos de jurados (uno para Brasil, otro para Latinoamérica y otro para Europa), formado por expertos en distintas áreas del conocimiento y del emprendimiento comprometido y referentes en el ámbito de la innovación social, han evaluado en cada uno de los proyectos su potencial innovador e impacto social, su escalabilidad y viabilidad, así como la capacidad y experiencia del equipo. Los resultados de sus deliberaciones son los nueve finalistas que presentamos a continuación y que participarán en la Gran Final que tendrá lugar el próximo octubre.
Una de las claves fundamentales de los proyectos de innovación social tiene que ver con que su objetivo debe dirigirse a conseguir el bien común
La salud es lo que importa
En la categoría de Mejora de la salud y tecnología digital (e-Health) Brasil participa con un proyecto del Instituto Laura Fresatto. Se trata del Robot Laura, que lleva tecnología de vanguardia asequible y eficiente a los hospitales públicos y filantrópicos de Brasil. Su objetivo último es salvar vidas disminuyendo la mortalidad hospitalaria y la duración de los ingresos. Y lo hace con inteligencia artificial que lee la información del paciente y emite alertas que se envían cada 3,8 segundos a su equipo de atención con el fin de señalar la situación de los pacientes en riesgo de deterioro clínico.
A partir del análisis de un gran volumen de datos, en cuestión de microsegundos, el algoritmo de aprendizaje automático detecta patrones y determina con un alto grado de fiabilidad las posibilidades de un resultado favorable o desfavorable al evento analizado, de manera muy similar al proceso de deducción de los humanos.
Hope es el nombre del proyecto finalista de Perú cuyo fin es detectar de manera temprana el virus del papiloma humano, causante del cáncer de cuello uterino, pues casi el 100 % de este tipo de cáncer está asociado a dicho virus. Se trata de un kit de autotoma, sencillo de usar y de bajo coste que, una vez adquirido, es llevado al lugar donde se requiera y, tras tomar la muestra, es recogido para su posterior análisis. Más tarde se envía el resultado por mail o sms al paciente. De este modo se consigue el diagnóstico precoz de la enfermedad. Hasta ahora se han distribuido más de 5.000 test, de ellos, casi 600 han dado positivo, con lo que esas pacientes han podido conocer su diagnóstico y empezar su tratamiento para evitar el desarrollo del cáncer.
Pero lo más interesante es que al ser una organización sin ánimo de lucro, lo que se hace con el dinero recaudado es enviar un kit por cada uno que se compre a una mujer sin recursos, para que ellas también puedan estar libres de cáncer de cuello de útero. Se cubre de este modo la enorme brecha de acceso de muchas mujeres a la posibilidad de detección temprana de esta enfermedad.
España acude a la final con Pauto, un proyecto ideado y desarrollado por i4life, Ingeniería para la Vida, que tiene como reto «usar la tecnología para mejorar la calidad de vida de las personas mayores», como asegura Marián García Prieto, fundadora de la empresa.
Pauto es un dispositivo inteligente acoplado a un bastón capaz de emitir estímulos visuales y hápticos que ayudan a reemprender el camino a pacientes de párkinson y alzhéimer que sufren episodios de congelación de la marcha (freezing). Dispone de dos diodos láser que emiten una línea y un punto capaces de estimular el cerebro. Incorpora una vibración como segundo estímulo, ante casos severos. Además, dispone de geolocalización para avisar a los familiares en caso de peligro.

La importancia de los seguros
Innovación aseguradora es una categoría de gran interés para el público en general y las minorías sin recursos en particular. Electrowave, por ejemplo, consigue reducir los riesgos de daños eléctricos. Es el proyecto presentado por Brasil y se trata de una plataforma que proporciona información sobre la calidad de la energía y las anomalías eléctricas.
Lo que hace es monitorizar en tiempo real para identificar fluctuaciones, picos y cortes de energía. Puesto que emplea tecnología a través de wifi, se puede instalar de manera fácil y rápida. Tan solo es necesario enchufar el dispositivo a una toma de corriente y configurar la red de Internet. De ese modo se transmiten los datos. Al ser tan sencillo, su coste es muy bajo y fácilmente asumible.
Entre los proyectos elegidos para la final por parte del jurado de Latinoamérica, un año más Perú queda representado en la categoría de Innovación aseguradora. Saving the planet you have innovative health insurance trata de erradicar la tuberculosis, enfermedad que aún afecta a miles de personas en Perú (el 14 % de toda América Latina que suponen tres muertes al día) y que está asociada a la pobreza, hacinamiento y desnutrición. Tanto es así que la Organización Panamericana de la Salud estima que la población de mayor riesgo frente a esta enfermedad «son los migrantes, las minorías, los refugiados y las personas privadas de libertad, quienes sufren discriminación y barreras en la atención».
El proyecto que presenta ASPAT, organización sin ánimo de lucro, proporciona el acceso a un seguro de salud para personas sin recursos que estén afectadas por esta enfermedad. Para poder sufragar ese gasto se recaudan fondos a través de actividades de reciclaje de residuos sólidos.
Pensium es el proyecto que representa a Europa para innovación aseguradora. Y está pensado para que las personas mayores que ya no pueden vivir solas y se ven obligadas a vivir en una residencia o a tener asistencia a domicilio, puedan pagarlo sin vender la casa, hipotecarse o descapitalizarse ni ellos ni sus familiares.
El programa se basa en el alquiler de la vivienda que tenga en propiedad el anciano, y que se podrá cancelar en cualquier momento. En caso de que el importe del alquiler no cubra los costes de la asistencia, Pensium adelanta el dinero que sea necesario a cambio de continuar con la gestión del alquiler hasta recuperar el importe de las aportaciones realizadas. De esta manera, la familia y el propietario se benefician de la revalorización de la vivienda mientras proporciona dinero para su cuidado mientras viva.

La innovación social no solo es una definición, sino que se trata de una realidad que forma ya parte de nuestro día a día y de nuestro futuro
¿La movilidad? Segura y sostenible
Para las personas con discapacidad y movilidad limitada, conocer la accesibilidad de los lugares a los que van a desplazarse es una gran ayuda. Esa es precisamente la idea de Guiaderodas, el proyecto finalista en la categoría de Movilidad Sostenible y Seguridad Vial por Brasil. Se trata de una app colaborativa en la que cualquier persona, discapacitada o no, puede evaluar la accesibilidad de los lugares que visita, para que esta información esté disponible para todo el que quiera consultarlo. Declarada Mejor Solución
Digital Inclusiva del Mundo por la ONU, cuenta entre sus mayores aciertos que es gratuita, que se evalúan lugares en todo el mundo, que cualquiera puede calificar y acceder a ella, y que apenas se tarda 30 segundos en hacer la calificación. De hecho, en la actualidad ya hay reseñas de más de 2000 ciudades de 112 países.
Ecuador es el país de procedencia del proyecto finalista de Latinoamérica para la última de las categorías, Clipp-MaaS. Se trata de una plataforma multimodal que permite conocer y utilizar cualquier opción de transporte de una ciudad. Porque la movilidad de un lugar determina, en gran medida, la calidad de vida que ofrece. De esta manera, es posible disponer en la mano, a través del dispositivo móvil, de todos los trayectos posibles en todos los medios de transporte, y elegir el más conveniente. Además, permite pagar de manera electrónica y personalizar el plan de movilidad según las preferencias del usuario.
España acude a la final de la categoría de Movilidad Sostenible y Seguridad Vial con el Bastón Egara, un sistema de ayuda electrónica para personas con discapacidad visual y ciegas. Puede detectar obstáculos aéreos que se encuentren a media altura, entre la cadera y la cabeza, gracias a tres sensores de ultrasonido situados en la parte inferior del mango. Cuando los sensores detectan un obstáculo, el portador del bastón recibirá una señal en la muñequera que está conectada al mango. También tiene un sensor de orientación para no avisar al usuario cuando el obstáculo no interfiera en su camino. Dispone de tres modos de funcionamiento que permiten adaptar la funcionalidad del bastón según el momento y la situación: modo paseo, modo diario y modo concurrido.
Uno de sus aciertos es que este sistema de asistencia inteligente es adaptable a todos los bastones tradicionales para personas ciegas.
A por la cuarta edición
El próximo 30 de octubre ponemos en marcha la cuarta edición de nuestros premios en tres categorías:
1) Mejora de la salud y tecnología digital (e-Health).
2) Economía del envejecimiento: Ageingnomics.
3) Prevención y movilidad segura y sostenible.
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La innovación social y los ODS
Muchas teorías apuntan a que la innovación social tomó su mayor impulso tras la crisis de 2008, momento en el que surgió un gran cuestionamiento del paradigma global del desarrollo económico. A partir de ese momento muchas empresas, principalmente aquellas que hacen de la tecnología su razón de ser, entendieron que las personas y el objetivo social debían estar por encima del capital. Desde entonces el emprendimiento en innovación social no ha parado de crecer y adquirir importancia como parte de la economía y la sociedad.
Ejemplo evidente de esa creciente importancia es que está muy presente en el Foro Económico Mundial, institución que se ha llegado a plantear la posibilidad de que la innovación social actúe como garante para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En esta línea, François Bonnici, responsable de la Fundación Schwab para el Emprendimiento Social, escribía en un artículo que la verdadera revolución que ejercen estos emprendedores tiene que ver con su empeño para desarrollar enfoques sistémicos. «Las prácticas de los innovadores sociales no son solo soluciones técnicas a los problemas, sino que trata de demostrar que los cambios en las políticas o las reglas del mercado en todo el sistema, conducen a cambios transformadores para las personas; y soluciones restauradoras duraderas para nuestro planeta», afirma este miembro del Foro Económico Mundial.