Tres soluciones innovadoras para transformar el mundo
Ambiente de gala de los Oscar para la gran final de la primera edición de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social, celebrada el día 17 de octubre en Madrid. Nueve proyectos procedentes de España, Austria, Chile, México y Brasil, tres por cada una de las categorías convocadas: Mejora de la salud y tecnología digital (e-Health), Innovación aseguradora (Insurtech) y Movilidad y seguridad vial.
TEXTO: RAMÓN OLIVER IMÁGENES: MÁXIMO GARCÍA
La entrega de premios de esta primera edición puso fin a nueve meses de trabajo, tres sedes (Ciudad de México, São Paulo y Madrid) y un total de 462 proyectos procedentes de más de una decena de países. Una cifra que, como señaló Antonio Huertas, presidente de Fundación MAPFRE, ha desbordado completamente las expectativas de sus organizadores.
«Estos premios nacieron como resultado de la conjunción de dos elementos. Por un lado, del hecho de que los jóvenes de hoy tienen la inquietud de crear y de aportar mucho más valor a la sociedad de lo que lo hicimos las generaciones anteriores. Por otro, el compromiso, compartido por Fundación MAPFRE desde sus orígenes, de tratar de buscar soluciones eficaces que resuelvan problemas concretos para mejorar la calidad de vida de las personas», dijo Huertas. Y es que el mundo cambia a una velocidad vertiginosa. Cada día surgen nuevas realidades que generan nuevos problemas. Situaciones en las que la innovación y la tecnología tienen mucho que decir. «En lugar de hacer un drama de los problemas, podemos intentar darles la vuelta para que se conviertan en parte de la solución», sugirió José María Gómez, CEO y fundador de Scoobic, uno de los proyectos premiados.
Pero ningún proyecto de innovación social irá muy lejos si descuida su dimensión operativa. Estos premios no buscan simplemente reconocer buenas ideas y mejores intenciones, sino que uno de los criterios esenciales a la hora de valorar los proyectos es su viabilidad desde el punto de vista técnico, económico y organizativo. La habilidad de sus promotores para defenderlos en público, por ejemplo, ante potenciales inversores, también ha sido un elemento muy tenido en cuenta. En ese sentido, otro de los ganadores de la noche, el mexicano Miguel Duhalt, de 4UNO, aseguró que se puede generar impacto social y además generar impacto económico. «En nuestro caso, hemos logrado obtener financiación de un banco y aunque todavía no es posible, esperamos poder devolver muy pronto a nuestros inversores un retorno económico porque nuestro producto es rentable».
En la misma línea, el también galardonado Salva Gutiérrez, de Mjn Neuroserveis , indicó que «todo proyecto que pretenda tener impacto social necesita también generar un impacto económico. Las dos vertientes han de ir unidas. Porque si la idea no es sostenible y no genera ingresos que permitan seguir haciéndola crecer, se muere. Un proyecto de emprendimiento no puede vivir siempre de subvenciones». Fundación MAPFRE apoya y estimula esta dimensión pragmática que debe acompañar a toda iniciativa de innovación social. Para ello, además de los 30.000 euros de dotación económica que han recibido cada uno de los tres ganadores, los 27 semifinalistas de esta primera edición han obtenido un valioso apoyo en forma de programas de mentoring proporcionado por IE.
Estos premios no buscan simplemente reconocer buenas ideas y mejores intenciones, sino que uno de los criterios esenciales a la hora de valorar los proyectos es su viabilidad desde el punto de vista técnico, económico y organizativo
El momento de la verdad
La capacidad de persuasión de los emprendedores finalistas fue puesta a prueba durante la jornada, ya que, de hecho, la gala no sólo sirvió como fin de fiesta y entrega de premios, sino que se trató de una auténtica «final a nueve» en la que los finalistas tuvieron que defender sus proyectos. Primero a puerta cerrada ante el jurado y, más tarde, en una versión «express», ante el público asistente. La camaradería entre los participantes, que habían compartido una sesión de fotos por la mañana, fue la tónica general de la noche. Mucha complicidad y compañerismo en ese ambiente de sana colaboración que caracteriza al entorno del emprendimiento social. Eso sí, los colegas y ya nuevos amigos, pusieron toda la carne en el asador cuando les tocó salir al escenario. En juego estaba nada menos que convertirse en los primeros ganadores de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social en cada una de sus tres categorías: Mejora de la salud y tecnología digital (e-Health), Innovación aseguradora (Insurtech) y Movilidad y Seguridad Vial.
Con el apoyo de elementos multimedia, los finalistas disponían de tres minutos —que iban implacablemente descontándose en un reloj visible para todo el auditorio— para convencer a los presentes de por qué merecían ser elegidos. El público aplaudió, disfrutó, rió y se emocionó con la pasión de Simone Mozzilli (Beaba), con las habilidades narrativas de Salva Gutiérrez (MJN Seras), con la elocuencia de Camilla Vivallo (Oliber), con los argumentos de Miguel Duhalt (4UNO), con el despliegue tecnológico de Kristina Tsvetanova (BLITAB), con la capacidad de síntesis de Diogo Tolezano (Pluvi.on), con el impecable castellano de André Andrade (Zumby), con la asertividad de René Espinosa (Lazarillo) y con la simpatía de José María Gómez (Scoobic). Grandes ideas que necesitan ser presentadas de forma brillante si es que de verdad quieren llegar a generar impacto en la sociedad.
«Todos sois ganadores», se insistió a lo largo de la gala. Aunque finalmente fueron tres los proyectos que recibieron el reconocimiento del jurado y los 30.000 euros destinados a proseguir con su desarrollo. Como dijo Ana Lima, Secretaria de Estado de Servicios Sociales, «la innovación tecnológica no tiene nada que ver con el futuro, sino que forma ya parte del presente. El agradecimiento del Gobierno de España a los profesionales y a las entidades que como MAPFRE alimentan y canalizan las grandes potencialidades del ser humano».
Los ganadores
Categoría Mejora de la salud y tecnología digital (e-Health)
Mjn Neuroserveis (España)
Entre 70 y 100 millones de personas sufren epilepsia en el mundo, una enfermedad «estigmatizada, que provoca rechazo y sobre la que existe un enorme desconocimiento», nos explica un emocionado Salva Gutiérrez, uno de los tres socios de Mjn Neuroserveis . Este proyecto lleva trabajando seis años en el desarrollo de un dispositivo tecnológico que ayude a evitar que un enfermo de epilepsia sufra un accidente por culpa de una crisis inesperada. El prototipo se encuentra ya en su fase de pre-comercialización. «Es un auricular capaz de leer los datos cerebrales a través del canal auditivo. Esas lecturas son combinadas con una serie de algoritmos de inteligencia artificial que se pueden volcar en un teléfono móvil y el sistema es capaz de mandar una señal de aviso de se va a producir una crisis con un minuto de antelación», dice Gutiérrez.
«Quienes padecen epilepsia y sus familiares viven con el miedo permanente de no saber cuándo se va a producir la próxima crisis. Nosotros queremos eliminar el miedo de sus vidas», añade. Y es que más allá del valor tecnológico del dispositivo, si algo han aprendido estos emprendedores sociales es que lo que lo que más aprecian las personas que se acercan al proyecto no es su sofisticación técnica, sino el modo en que puede ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas que padecen esta enfermedad. «La gente no sabe lo que es la epilepsia. No se imagina lo que significa tener ansiedad o sufrir depresión porque has perdido tu trabajo o porque te estás quedando sin amigos. O lo que es la angustia de un niño que no quiere volver al colegio porque el último día tuvo un ataque delante de sus compañeros en clase». Gracias a este Premio, ese dispositivo está más cerca de ser una realidad.
Categoría Innovación aseguradora (Insurtech)
4UNO (México)
Algo tan aparentemente sencillo como ser titular de una cuenta bancaria, tener una tarjeta de crédito o estar cubierto por un seguro queda fuera del alcance de 2,5 millones de empleadas del hogar en México. Y no porque no haya productos financieros para este segmento de población, sino debido a la ausencia de un canal de distribución adecuado. Crear ese canal es el objetivo de 4UNO. Tras la gala, Miguel Duhalt, uno de los fundadores del proyecto, habló para nuestra revista. «La inclusión financiera es la herramienta más poderosa para sacar a las personas de la pobreza. Llevamos estos productos a un colectivo muy grande y vulnerable como es el de las empleadas domésticas. Más del 90% de estas personas son madres de familia que ganan un sueldo de 300 dólares al mes y que no pueden ahorrar porque no tienen acceso a este tipo de servicios».
La disruptiva solución a este problema de 4UNO se apoya tanto en la tecnología como en las personas. «El sistema funciona mediante una APP y son los empleadores de estas personas quienes les facilitan el acceso a los servicios financieros y de protección a través de una cuota de menos de 5 dólares al mes. De este modo, la empleadora se convierte en embajadora de la inclusión financiera de su empleada, ambas quedan protegidas y su vínculo personal fortalecido». La difusión a través de redes sociales está facilitando el éxito de un sistema que ya ha posibilitado que 3.000 niños mexicanos estén disfrutando por primera vez de cobertura médica. Y con el empuje del premio recibido miles de personas más podrán tener protección.
Categoría Movilidad y seguridad vial
Scoobic (España)
«El reto tecnológico de hace unos años era llevar Internet a todos los hogares. Ahora el reto es llevar todo lo que compramos por Internet hasta ellos», nos cuenta José María Gómez, CEO y fundador de Scoobic. Hacerlo de un modo limpio, sostenible y que incluso ayude a salvar vidas es el ambicioso desafío que se plantea esta solución de movilidad urbana que combina la agilidad de una motocicleta con la capacidad de carga de una furgoneta. Scoobic ha sido desarrollada por Passion Motorbike Factory, un grupo de«ingenieros sociales», empeñados en darle una vuelta de 360 grados al problema de los atascos o de la contaminación urbana.
Nos cuenta un exultante Gómez que la clave está en diseñar vehículos que pongan el foco en las personas. «El transporte de mercancías por la ciudad no puede evitarse. Pero sí podemos hacer que se convierta en algo positivo para la ciudad. Si resulta que esos vehículos limpian el aire porque absorben las partículas de carbono y hacen de la ciudad un lugar más habitable y saludable, entonces el repartidor se convierte en un aliado». En un aliado e incluso en un héroe. Porque Scoobic tiene previsto equipar a sus vehículos con desfibriladores, de tal manera que si un usuario se encuentra cerca de alguien que está sufriendo un infarto pueda geolocalizar, a través de una APP, al Scoobic más cercano y enviarle un mensaje de socorro. «El repartidor dejará inmediatamente de repartir los paquetes y le llevará el desfibrilador. Ese día seguramente el cliente reciba tarde su pedido, pero si a cambio se salva una vida, le habrá valido mucho la pena».