Proyecto O dentista do Bem de Turma do Bem
TEXTO: RAMÓN OLIVER IMÁGENES: JESÚS ANTÓN
Una sonrisa te abre la puerta del mundo. Esa es la filosofía que está detrás del proyecto ganador del Premio Fundación MAPFRE 2018 a la Mejor Iniciativa en Acción Social. La organización brasileña Turma o Bem y su fundador, el dentista y emprendedor social Fábio Bibancos, llevan desde el año 2002 literalmente sembrando sonrisas entre quienes no pueden permitírselas. Lo que empezó como una modesta iniciativa de 15 dentistas brasileños, hoy aglutina a más de 17.000 profesionales odontólogos que prestan atención gratuita a 71.000 niños en 14 países, constituyendo la mayor red de voluntariado especializado del mundo. Su objetivo: contribuir a la inclusión social de estos niños gracias al cuidado dental.
¿Cómo surgió Turma o Bem?
Fue un poco por casualidad. A finales de los 90 escribí un libro, Um sorriso feliz para seu filho («Una sonrisa feliz para su hijo»), sobre la prevención de los problemas odontológicos en los niños. Como parte de la promoción del libro, impartí varias conferencias en escuelas privadas, que es donde acuden las personas que tienendinero en Brasil. Después la editorial empezó a organizarme también conferencias en escuelas públicas, y yo les transmitía exactamente el mismo discurso sin darme cuenta de que me estaba dirigiendo a personas con muchos menos recursos. Al final de la intervención, los padres se acercaban a mí y me decían que comprendían la necesidad de prevenir los problemas bucales de sus hijos, pero que no tenían dinero para afrontarla. Vi a aquellos niños, niños a los que les faltaban dientes, con dolor y muchos problemas. Fue ahí cuando decidí llevarme algunos de esos casos más necesitados a mi clínica. Poco después se unieron a mí unos cuantos colegas, y cuando quisimos darnos cuenta, el proyecto se había convertido en una organización que se extendía por toda Latinoamérica.
¿El cuidado dental es un indicativo del nivel de desarrollo de un país?
Absolutamente. La ropa, los complementos y otros productos de consumo marcan diferencias entre ricos y pobres, pero en realidad no son diferencias tan grandes. Más o menos, todo el mundo puede tener acceso a ciertos productos básicos de consumo, pero eso no sucede con la salud dental. Pero cuando vemos a una persona sin dientes sabemos a ciencia cierta que estamos mirando el rostro de una persona pobre. Una persona sin sonrisa está condenada a quedarse fuera del trabajo, de las relaciones sociales, no va a comer, no va a besar… Queda apartada de toda posibilidad de felicidad.
Entonces, su proyecto no es únicamente una cuestión de salud
No es un proyecto de salud, sino que de lo que verdaderamente trata es de lograr la inclusión social de las personas a través de la salud dental. Porque una persona sin dientes queda excluida de todo. Nuestro objetivo es sembrar sonrisas por el mundo con las que devolver la salud, la alegría y la esperanza.
¿A qué colectivos prestan especial atención?
Hoy estamos trabajando fundamentalmente con tres colectivos. En primer lugar, con niños de entre 11 y 17 años sin recursos y con graves problemas odontológicos. También estamos prestando atención a mujeres víctimas de violencia de género que perdieron sus dientes en situaciones de violencia. Finalmente, también a transexuales que perdieron piezas dentales en situaciones de violencia no doméstica, en ocasiones, con la policía.
¿Qué significa para usted ser «el mejor dentista del mundo»?
«El mejor dentista del mundo» fue la manera en que intentamos llamar la atención sobre muchos profesionales de la odontología que hacen una gran labor por la sociedad y por su ciudad. Para nosotros el mejor dentista del mundo es aquel que genera el mayor impacto en la salud bucal de su comunidad. Y no solo con su trabajo en la consulta, sino consiguiendo medicamentos y, en general, todo lo que necesita un niño para tener una salud completa. Estos profesionales están muy implicados y dan mucho más de lo que se les pide, y por eso son los mejores dentistas del mundo.
¿A cuántas personas han ayudado?
No me gusta mucho hablar de números porque son muy grandes y a veces desvirtúan la labor social. Muchas organizaciones trabajan con números imposibles y acaban convirtiendo a un niño en un número. A modo orientativo sí podemos decir que hoy tenemos dentro de la organización haciendo su tratamiento en cualquiera de sus fases a 71.000 personas. Pero todavía hay mucho por hacer.
¿Qué tiene que hacer una persona que necesite atención dental y no disponga de recursos?
Puede escribirnos en Facebook o a nuestra página web, y allí vamos a responder a su mensaje y a procurar encontrar alguna organización que pueda ayudarle con esa atención o tratamiento, incluso inmediatamente si esa persona está en uno de los países en los que estamos presentes.
¿Qué le ha aportado esta iniciativa a nivel personal?
A mí todo esto me cogió por sorpresa. No tenía estudios, ni preparación ni experiencia previa en servicios sociales. La vida de un dentista es una buena vida. Tengo una familia, soy padre, tengo una casa, un coche… Y es fantástico. Pero yo creo que la mejor parte de la vida es esta, tener la oportunidad de ayudar a tanta gente. Para mí esto es una manera de dar verdadero sentido a la vida.