Emilio Aragón
TEXTO: CRISTINA BISBAL IMÁGENES: ALBERTO CARRASCO
Le hemos conocido como el hijo de Miliki, como el payaso Milikito, como el médico de familia Nacho Martín y como Bebo San Juan en su último disco, dedicado a la música cubana. Es director, guionista, productor, hombre de negocios, cantante, pianista, humorista, compositor de bandas sonoras e incluso director de orquesta. A pesar de ser un hombre tan ocupado, saca tiempo para labores humanitarias. Emilio Aragón lleva más de 20 años colaborando con Acción contra el hambre, ONG en la que ejerce de vocal y vicepresidente y de la que se enorgullece casi como si fuera un hijo. Quizás en parte lo es, comenzaron casi al mismo tiempo: «Un amigo me llamó porque sabía que yo colaboraba con otras organizaciones. Y me pidió que centrara mis esfuerzos con ellos, que estaban empezando a arrancar en ese momento».
Dicho y hecho. Desde entonces es la institución social con la que tiene un mayor compromiso «por su historial transparente, cercana, pulcra, y sobre todo, de las organizaciones con más capacidad de reacción a la hora de responder a cualquier situación». Pero no la única. También es vocal de Dales la palabra, centrada en niños con problemas de sordera.
Emilio se involucra en estas causas por un motivo personal: «Creo que en esta sociedad debemos trabajar todos a una. En estos tiempos que corren, con tantas causas pendientes, si yo puedo aportar mi granito de arena, solo mi granito de arena, si mi pequeña ayuda sirve de algo, bienvenido sea. No pretendo más que ser una pieza más en el puzle». De hecho, quizás hubiera preferido pasar inadvertido. Pero sabe que su popularidad sirve de altavoz para las causas que apoya. «Hay tanta información ahí afuera, tantos titulares, que a veces la sociedad se olvida de que las ONG existimos. Con los grandes eventos, como el del año pasado en el teatro Real, pretendemos que la gente conecte con nosotros. Pero yo no he hecho nunca nada para que se sepa.» La realidad es que se sabe. Y que eso ayuda a que muchos otros anónimos conozcan la labor que realizan las organizaciones con las que colabora y se unan a la lucha contra el hambre.
Por eso Fundación MAPFRE ha querido distinguirle con el Premio a Toda una Vida Profesional José Manuel Martínez. El galardón reconoce «su lado humano a través del apoyo que ofrece a organizaciones sociales que combaten el hambre y la pobreza y que favorecen la educación inclusiva». Porque a lo largo de todos estos años de carrera «ha sabido trasmitir valores como la generosidad, la humildad y la capacidad de esfuerzo».
Muchos de estos valores le han sido transmitidos por su familia, con quien mantuvo una vida de nómada. «Hasta los 14 años mis hermanas, mis padres y yo vivimos allí donde mi padre tenía trabajo. Y allí íbamos con los baúles a cuestas.» Desde su Cuba natal hasta Estados Unidos, Colombia, Argentina o Puerto Rico.
Precisamente a dos de estos países le ha dedicado su último disco, La vuelta al mundo, en el que habla de su familia, de su padre, de su mujer, de la música. Un proyecto que empezó siendo familiar y que ahora ha visto la luz. «Entre mis hijos, mis hermanas, mi mujer y los compañeros de la oficina me hicieron un ocho y acabé sacando el disco para el público», afirma. El artista ha firmado este proyecto como Bebo San Juan. El nombre se lo han dado sus nietos que le llaman con ese diminutivo. El apellido, la capital de Puerto Rico.
Usted se define como músico antes que nada….
Es lo que estudié, es mi formación. Luego la vida me ha ido llevando por otros lugares, por otros sitios, he ido abriendo otras puertas. Aunque quiero pensar que soy un contador de historias. Hay muchas maneras de hacerlo: con una canción, una serie de televisión, una película, un libro…
Desde luego, usted hubiera sido feliz en el Renacimiento…
En realidad, muchos de mis compañeros músicos o artistas también dominan otras disciplinas. En mi círculo hay mucha gente tan inquieta como yo, con ganas de hacer otras cosas. Lo que sí es cierto es que los artistas del Renacimiento disfrutarían muchísimo en estos tiempos con tanta tecnología, tantas posibilidades para plasmar una canción o una obra de arte. Además ahora vivimos tiempos muy interesantes con la tecnología: estoy convencido de que el cine va a evolucionar hacia algo distinto a lo que conocemos. Incluso la manera de experimentar el teatro va a cambiar. Creo que vienen nuevos tiempos que espero que tengamos la fortuna de poder conocer y disfrutar.

¿No le da miedo que pase todo tan rápido en esta cultura de la inmediatez?
Para nada. Además siempre habido voces intentando instaurar el miedo. Siempre ha sido de la misma manera. Cuando llegó el cine se pensó que se acababa el teatro; cuando arrancó la televisión, que el cine se iba acabar. Y así sucesivamente. Yo creo que al final hay hueco para todo el público. Lo importante es que haya una plataforma que te permita expresarte y expresar las ideas y las cosas que tú quieres compartir con el público.
Por ejemplo el humor, sin el cual es mucho más complejo vivir cada día, ¿no cree?
Por supuesto. En ese sentido yo he tenido la suerte de tener una madre que nos ha inculcado una forma de ver las cosas, una actitud en la que siempre hay que tener buen humor.
De hecho usted ha sido humorista en el pasado. Pero hablemos el futuro… Creo que hay una película en ciernes. Háblenos de ella.
Sí, tengo algo de cine en la cartera: una película que si todo va bien estaremos rodando la próxima primavera. Pero aún no puedo contar nada porque ya la premisa de la película dice mucho. Yo voy a ser director y guionista. Pero ni siquiera sé quién la va a interpretar. Solo te digo que mi carta a los Reyes Magos ya está escrita (risas).
¿Cómo lleva el paso de la edad?
Lo importante evidentemente es la cabeza, las ganas de hacer cosas, la ilusión. En ese sentido sigo con la misma ilusión del primer día. Con las mismas ganas. A pesar de que las rótulas de mis rodillas me recuerdan que no tengo la misma edad…
Es evidente que este hombre nacido en Cuba hace 60 años tiene cuerda para rato en el terreno profesional. Pero aún más en el personal, en el que vive un momento muy dulce gracias a sus dos nietos. «Ser abuelo es maravilloso. Todo aquel que sea abuelo sabe de lo que estoy hablando, de lo mágico y maravilloso que es. Una de las cosas maravillosas de ser abuelo es que no es como con tus hijos, no los tienes que educar. Puedes malcriarlos y luego se los das a sus padres y se acabó», afirma mientras ríe. Claro que los niños siempre han sido una de sus debilidades. «Está en mi ADN. Mi padre dedicó toda su vida a los niños. Yo también tuve una época de mi vida en la que me dediqué a ellos. Todo el trabajo que hecho a lo largo de mi vida casi siempre ha tenido algo que ver con la familia y evidentemente el niño forma parte de la ecuación. Y ahora que soy abuelo, aún más».
La esperanza como sistema de vida
El dato lo dio Emilio Aragón en su discurso de agradecimiento por el Premio a Toda una Vida Profesional José Manuel Martínez: la malnutrición aguda ha bajado en un 8% en los últimos 10 años y la desnutrición crónica o el retraso en el crecimiento han disminuido en un 40% en el mismo período. Estos números son un motivo para la esperanza, «el fundamento que nos mantiene vivos», según aseguró el director y cantante. La esperanza de acabar con el hambre en el mundo gracias a organizaciones como Acción contra el Hambre que posibilita el acceso a un tratamiento basado en alimentos terapéuticos listos para usar.
Porque, como nos cuenta, «todo comienza con una buena nutrición especialmente en los primeros 1000 días de vida». Y la nutrición es la base para poder cumplir «con cualquier otro derecho humano como la educación, la equidad de género, la salud… Un niño desnutrido nunca aprenderá en la escuela como uno saludable, y nunca producirá cuando sea adulto como una niña o niño saludables, perpetuando así el ciclo entre la pobreza y el hambre». Para romper con este círculo existen organizaciones como Acción contra el Hambre y existen personas como Emilio Aragón.