«Nunca en la historia ha habido tantos millones de personas dependiendo de la ayuda humanitaria para poder vivir»

TEXTO: ÁNGEL MARTOS FOTOGRAFÍA: ALBERTO CARRASCO

«Siempre tratamos de llegar a la población en situación de mayor vulnerabilidad y buscamos aquellas áreas en las que nadie está trabajando», explica Paula Gil, presidenta de Médicos Sin Fronteras España y enfermera sobre la actividad de la organización. Su mandato es claro: trabajar principalmente en zonas de conflicto armado o atendiendo a víctimas de otras violencias. «Somos médicos, logistas, enfermeras, y lo que proveemos es de atención médica humanitaria», cuenta. Actualmente, la guerra más cercana y desestabilizadora para todos nosotros es la de Ucrania. Allí, la entidad española tuvo la mejor idea para trasladar a heridos y otras personas vulnerables desde la primera línea de fuego hacia el oeste del país: un tren medicalizado que ya ha conseguido ayudar a más de 1800 víctimas. Una idea hecha realidad que ha logrado el premio al Mejor Proyecto o Iniciativa por su Impacto Social de Fundación MAPFRE.

¿Qué se siente cuando, como en esta guerra de Ucrania, ve que un hospital puede ser bombardeado?
Es muy doloroso. Lamentablemente, es algo que sucede de manera recurrente. Nosotros presenciamos un bombardeo en Mykolaiv hace unos meses, nuestro equipo estaba allí.

En su experiencia en conflictos armados, ¿es normal transgredir esos límites humanitarios?
Las reglas de la guerra se tienen que respetar, eso es así. Y es un mandato para todos los grupos armados que están implicados el proteger a la población civil. Pero es algo que no se está dando en esta guerra, igual que no se da en muchas otras. Y es especialmente doloroso por el impacto que tiene en las personas.

Bombardear un hospital también manda un mensaje: no existe refugio alguno a salvo
Ahora mismo, no se puede decir que haya zonas seguras en Ucrania, yo tengo mis dudas, y lo vemos en el tipo de paciente que transportamos: gente muy mayor y niños pequeños que han sufrido heridas, amputaciones, que han interrumpido sus tratamientos, que no se fueron en el momento en que podrían haberlo hecho por mil razones distintas.

Hay informes de organismos internacionales (previos a la pandemia) que hablan de una tendencia a la baja de los conflictos armados. ¿Es usted igual de optimista?
Tenemos una lectura un poco distinta. Para empezar, hay un dato contundente. A día de hoy, en el mundo hay 100 millones de personas que se han visto obligadas a salir de sus hogares para protegerse de conflictos y situaciones en las que no podían vivir. Esa cifra nunca en la historia se había alcanzado. El año pasado fueron 84 millones. Vamos a ver qué pasa el que viene.

Son cifras muy contundentes…
Da una idea de lo que está sucediendo. Nunca en la historia había habido tantos millones de personas que dependieran de la ayuda humanitaria para poder vivir.

¿Qué podemos hacer como ciudadanos ante esa situación?
La sociedad española, yo lo digo con mucho orgullo, es muy generosa. Nosotros tenemos casi 500 mil socias y socios en España. Eso es una maravilla, te da una legitimidad, son personas comprometidas que quieren canalizar esa solidaridad a través de nuestra organización.

¿Reciben alguna ayuda pública?
Nuestra financiación es totalmente privada. No tenemos apenas fondos públicos. Casi un 97 % a día de hoy son fondos privados, donaciones, o a través de reconocimientos como el que hemos recibido hoy de Fundación MAPFRE.

¿Cómo surgió el proyecto de tren medicalizado?
Había la necesidad de descongestionar los hospitales del este y el sur del país, que evidentemente reciben un flujo de pacientes mucho mayor que los del oeste, que se encuentran en mejores condiciones. Y surgió la idea de trasladar a los pacientes utilizando un tren de cercanías, para entendernos.

¿Es la primera vez que ponen en marcha algo así?
Sí, lamentablemente, en muchos lugares donde trabajamos la red ferroviaria no existe o está muy dañada. No es el caso de Ucrania. Al principio, usamos el tren para el transporte de suministros médicos, así surgió la idea de llevar también a personas.

¿En qué estado están los pacientes trasladados?
Son dos trenes: uno en el que trasladamos a las personas con una condición médica más estable, que no requieren digamos de un tratamiento continuo, que pueden recibir una cura durante el trayecto, que pueden ir sentados, por ejemplo. Y luego, transportamos a pacientes que requieren hospitalización.

¿Cuántos españoles están trabajando allí ahora?
Nuestro personal no es solamente español, de hecho, tenemos 170 nacionalidades distintas, que forman parte de la fuerza global de trabajo de MSF, hablamos de 7000 personas en total. En Ucrania hay alrededor de 120 de personal internacional, en el que hay algunos españoles, pero la cifra es muy fluctuante, y unas 500 ucranianas y ucranianos.