LA ELECCIÓN DEL COMISARIO
SÉRGIO MAH*
En 1929 Renger-Patzsch se muda con su familia a la ciudad de Essen, en el Ruhr, la mayor zona industrial de Alemania. Allí entabla relación comercial con arquitectos, industrias, empresas y editoriales. Sin embargo, en ese periodo su ocupación más excepcional no es un encargo, sino un proyecto iniciado dos años antes de la mudanza, y que dura aproximadamente hasta 1935. Se trata de un proyecto de tipo estrictamente personal sobre el paisaje (natural y urbano) en el Ruhr, un territorio único y peculiar, mezcla de campo y ciudad, naturaleza y espacios industriales, con una enorme diversidad de casas burguesas y barrios obreros, patios, terrenos baldíos, minas, talleres de fundición, vías de trenes, carreteras, vertederos, calles, jardines y parcelas agrícolas. Renger-Patzsch se interesó no tanto por los centros urbanos sino por las zonas intermedias entre las ciudades y también por las zonas entre el campo y la ciudad: espacios en proceso de transformación.
En estas fotografías se percibe un cambio en la mirada fotográfica de Renger-Patzsch. Los encuadres se ensanchan hasta convertirse en panorámicas en muchos casos. Las imágenes se centran ahora en multitud de elementos y exploran las relaciones y asociaciones interpretativas que esos mismos elementos suscitan entre sí. El paisaje surge como un género que hace posible incorporar y contraponer elementos muy diferentes y jugar con los límites entre territorio rural y territorio industrial, entre ciudad y periferia. Lo vertical y lo horizontal, lo bajo y lo alto, lo cercano y lo lejano, se mezclan y se yuxtaponen. La relación entre los planos (del primero hasta el fondo) se intensifica para mostrar de qué modo la industria ha moldeado el paisaje y lo ha convertido un territorio heterogéneo. Uno de los ejemplos más notables de este período es la imagen Landschaft bei Essen und Zeche «Rosenblumendelle», de 1928. Una fotografía que transmite la idea de un collage de dos capas —dos realidades, dos zonas—, el contraste entre la serenidad idílica del mundo rural, en primer plano, y al fondo el carácter masivo y descomunal de los nuevos complejos industriales, como destino fatídico del mundo moderno. En medio, una carretera, metáfora de la historia, al mediar dos realidades distintas y sugerir el dilema entre tradición y modernidad. Un dilema que ya estaba presente en Die Welt ist schön y que es un indicador de la posición ambigua y paradójica de Renger-Patzsch con respecto a la industrialización.