TEXTO: LAURA SÁNCHEZ IMÁGENES: DE LOS PROYECTOS, ISTOCK
Coser y prosperar, todo es empezar
Inés Carbajal, una leonesa atraída por la cultura de la India, decidió trasladarse a aquel país para dar clases de español. No tardó en instalarse muy cerca de la ciudad de Bombay y de encontrar un puesto de profesora en la Universidad de Pune. Corrían los primeros años del siglo XXI y a Inés le llamaba la atención que, para algunos segmentos de la población, el tiempo y, sobre todo el progreso, parecían haberse detenido. «La mujer en la India está bastante aislada por el hinduismo, pero las de la casta baja son las más pobres y excluidas —explica—. No es que pasen hambre, lo cierto es que se arreglan con poco y son felices, pero son totalmente dependientes de sus maridos o de cuñados u otros parientes si están viudas o solteras».
Por ello, Inés decidió cambiar las clases de español en la Universidad por un proyecto de capacitación textil dirigido a mujeres de la casta más baja en el mundo rural. Un equipo de la Institución Teresiana, implantada en India a través de la ONG Sarpi, fue su apoyo hacer realidad el proyecto. De esta manera nacía The Kurta Project, una propuesta social innovadora que gira en torno a las máquinas de coser. Se trata de aumentar las destrezas para aumentar la oportunidad de empleo de estas mujeres de casta baja y al mismo tiempo, dotarlas de otras herramientas que van desde el aprendizaje de inglés hasta educación para la salud, nutrición, etcétera.
Telas ecológicas, justas y responsables
De esta manera, las 224 mujeres que hasta ahora se han podido beneficiar del proyecto han aprendido a diseñar y coser blusas, pantalones, vestidos, bolsos y otros complementos de moda que venden en su propio país y exportan en circuitos de comercio justo. Algunas mujeres han abierto sus propias tiendas-taller, que pueden ser una pequeña habitación en su casa con una ventana abierta al exterior como mostrador.
«Las telas se compran a productores locales de algodón, los teñidos se realizan con pigmentos naturales y las condiciones de las personas que trabajan son justas», explica Inés Carbajal. El proyecto se ha visto afectado por la pandemia, que asola a la India con una variante virulenta y falta de vacunas en el país donde más dosis se producen. «Pero queremos seguir adelante con nuestro proyecto, ahora más que nunca». Para más información: https:// www.ropasolidariakurta.com
Dar las gracias no tiene precio
¿Objetivo? Contribuir a crear sólidos lazos comunitarios entre vecinos de un distrito con especiales dificultades económicas. ¿Medio? A través de una tienda que «vende» productos a un precio unitario: el de dar las gracias.
Nos encontramos en Anderlecht, un distrito de la ciudad de Bruselas especialmente deprimido, en el que una pequeña tienda llamada «Circularium» ofrece a su clientela desde libros, discos, muebles y vajillas hasta pequeños electrodomésticos. Aquí el dinero no funciona a la hora de pagar. La moneda de cambio es que el cliente dé las gracias por escrito.
Un gran mural de gratitud
Cada «comprador» puede adquirir un máximo de un artículo al día. Después de seleccionar su producto, hay que pasar por caja donde se rellenará una tarjeta de agradecimiento que pasa a colgarse en la pared de la tienda y que pasa a formar parte de un gran mural de gratitud.
Los productos de la tienda son donados por otros vecinos, tanto del distrito como de otras zonas de la ciudad y suelen ser objetos que están en perfecto estado, pero que han caído en desuso. Los voluntarios que trabajan en la tienda animan a los donantes a que, a su vez, escriban alguna nota para el futuro propietario del objeto que dejan en la tienda.
De esta manera, «Circularium», como su propio nombre pretende transmitir, apuesta, por una parte, por la economía circular al promover la reutilización de productos y, por otro lado, establece un círculo de relaciones solidarias entre los ciudadanos. http://www.circularium.be/fr/

Héroes en zapatillas
Alex y José son dos jóvenes de Badalona (un pequeño pueblo de la provincia de Barcelona) y se califican como dos «frikis» del baloncesto y unos auténticos sneakerheads: un término que define a aquellas personas que se fijan mucho en los modelos de zapatillas deportivas de sus ídolos. Ambos juegan al baloncesto desde que eran pequeños y cuentan que, al no poder costearse los modelos emblemáticos de las zapatillas de sus héroes deportivos, se dedicaban a customizar ellos mismos modelos más baratos.
Un día se dieron cuenta de que customizar o arreglar calzado deportivo —algo en lo que ya eran unos auténticos expertos—, también podía convertirse en una habilidad que poner al servicio de los demás. Así nació la iniciativa Kicks pel barri, un proyecto de reparación de calzado deportivo que en un solo día llegó a conseguir 500 seguidores en las redes sociales dispuestos a hacerles llegar zapatillas sin uso para poder darles una segunda vida. Tras darse a conocer en el barrio de Sistrells de Badalona, ya han recibido donaciones de centros educativos y clubes deportivos de toda la ciudad.
Ahora disponen de un pequeño taller en el que, además de arreglar todo el calzado donado, disponen de una lavadora donde dejan a punto todas las zapatillas para su nuevo uso. Alex y José cuentan que ahora una tercera persona les ayuda con el tema de las redes sociales y que, además de arreglar zapatillas, también elaboran fundas para el teléfono móvil con suelas que no pueden aprovecharse para el propio calzado, monederos o pulseras con los cordones.
Todavía no han podido ir a recoger la gran cantidad de pares de zapatillas que les ofrecen desde las escuelas y los clubes deportivos de Badalona y ya tienen 200 pares en espera de ser reparados en su pequeño taller. «Estamos muy contentos de que la gente colabore tanto. Todo ha sido muy rápido, casi de un día para otro. La verdad es que no nos lo esperábamos. Es muy gratificante ayudar», afirman. https://www.facebook.com/ kickspelbarri/