TEXTO: LAURA SÁNCHEZ IMÁGENES: DE LOS PROYECTOS
Apadrina a un abuelito heladero
Durante años, los conocidos como «abuelitos heladeros» recorrían las calles del centro histórico de Guatemala para ofrecer a familias y turistas el toque dulce y refrescante de sus productos. Algunos de ellos llevaban más de cuarenta años empujando su carrito cuando la pandemia se encargó de trastocar sus vidas. Sin clientes a los que poder vender en la calle, y dentro de un grupo de edad especialmente delicado por el riesgo a contraer el virus, la forma de vida de estos hombres y mujeres se vino al traste de un día para otro.
Fue entonces cuando María Isabel Grajeda, una vecina de la zona, publicaba un mensaje en Facebook acompañado de una fotografía de un local con escasas condiciones higiénicas. «Hay un grupo de 11 heladeros, en su mayoría de la tercera edad, con discapacidades físicas, quienes trabajan (y algunos viven) en este depósito de helados de la zona 1. (…) Todas ellas con personas muy agradecidas y trabajadoras luchando por ganar lo suficiente para comer. A veces caminan más de 10 horas con sus carritos y no pueden vender nada (…)». María Isabel pedía donaciones de víveres, dinero o material para dormir y no se imaginaba que su publicación se haría viral. Junto a la organización Sé Feliz Guatemala se han conseguido gestionar cientos de donaciones que están logrando transformar el depósito de helados del «callejón de al lado del Cerrito del Carmen» en el Hogar de los Abuelitos Heladeros. El proyecto también ha conseguido crear un servicio de venta on line de helados y ofrece la oportunidad de apadrinar a uno de estos entrañables abuelitos. Más información: https://abuelitosheladeros.org
Criptosolidaridad
La filantropía con criptomonedas sigue creciendo. Además de interrumpir el sistema financiero, los bitcoiners también quieren contribuir al bien de la comunidad, pero se encuentran con que no todas las entidades de acción social están preparadas para aceptar este tipo de donaciones. Para ello nació The Giving Block, una entidad con sede en Washington, que se encarga precisamente de esto: conectar el espíritu filantrópico con el mundo blockchain ayudando a las organizaciones a transformar este dinero virtual en proyectos concretos. De hecho, son muchas las ventajas que tanto ONG como donantes pueden obtener en el «criptomundo»: por un lado, la tecnología Blockchain aporta a las ONG una reducción de costes ya que se evitan los intermediarios bancarios en las donaciones. Por otra parte, las donaciones pueden ser vistas y rastreadas por cualquier persona, ya que Blockchain tiene la cualidad de ser transparente. De esa forma, los donantes tienen la seguridad de poder seguir el recorrido y el destino de sus fondos. Un caso paradigmático fue el de la Cruz Roja Italiana que, en abril de este año, consiguió recaudar 32.000 euros a través de criptomoneda para construir un puesto médico de emergencia para pacientes con COVID-19. Por todo ello, The Giving Block ha organizado el «Bitcoin Tuesday», que estará operativo durante todo el mes de diciembre, y que pretende convertirse en el evento benéfico basado en criptomoneda más grande de la historia. El objetivo es recaudar más de 1 millón de dólares. «Creeemos que la pandemia está siriviendo como un gran catalizador y recordatorio para que las empresas de blockchain desarrollen estrategias de Responsabilidad Social Corporativa y para que muchas personas que no conocían esta tecnología y que quieren ayudar con garantía de transparencia se acerquen a este mundo». Para más información: https://www.thegivingblock.com/bitcoin-tuesday

Ellos sí quieren volver al hospital…
Analizado, comprobado y demostrado: los payasos de hospital mejoran el estado de emocional, contribuyen a disminuir el estrés de los enfermos y de sus familias y son un arma terapéutica no sólo para niños, sino también para adultos. Pero los payasos de hospital están ahora un poco tristes. La emergencia sanitaria cerró puertas de hospitales a magos y payasos que actuaban para pacientes ingresados. «Antes de la crisis sanitaria, acudíamos a una treintena de centros en toda España —explican desde la Fundación Theodora—. Poco a poco vamos recuperando la actividad presencial, pero es lento. Nosotros tenemos claro que es justo ahora cuando más se nos puede necesitar, sobre todo por las situaciones de aislamiento. Estamos preparados, conocemos los protocolos y podemos ayudar mucho». Pero, a pesar de las limitaciones impuestas por la pandemia, los payasos no se han quedado de brazos cruzados y ahora se cuelan en las habitaciones de forma virtual. A través del programa VIVIR, estos profesionales de la medicina, el arte, la educación y la psicología formados en la técnica del clown orientada al abordaje de los pacientes ingresados llevan evasión, risas e ilusión a, como ellos dicen, «sus pequeños im-pacientes». Más información: https://es.theodora.org/es