TEXTO: LAURA SÁNCHEZ IMÁGENES: DE LOS PROYECTOS, ISTOCK

Lavandería solidaria

En tiempos en el que el coronavirus ha obligado a extremar las medidas de limpieza e higiene, hay personas que ni siquiera pueden permitirse poner una lavadora. Precisamente, para que las personas sin hogar o sin recursos puedan acceder a algo tan cotidiano como hacer la colada, surgió en Albacete la lavandería de Justicia y Paz. Esta iniciativa nació en 2015, sin embargo, con la crisis de la COVID-19 sus servicios no han hecho sino incrementarse. «Nuestro principal objetivo siempre ha sido lavar la ropa a grupos especialmente vulnerables como es el caso de personas sin hogar, inmigrantes y familias sin recursos».

Esta asociación cuenta con un local en el que disponen de cuatro lavadoras domésticas, una secadora y varios tendederos. Además, cuentan con una salita en la que ofrecen café caliente a las personas que esperan mientras su ropa se lava. Allí se les ofrece atención y mucho cariño por parte de los diez voluntarios que colaboran en la lavandería. Realmente es un lugar donde romper el hielo que permite conocer los problemas de cada persona, saber cuál es su situación, dónde están, dónde se duchan, dónde comen o dónde duermen, y tratar de asistirles y asesorarles para que puedan encontrar la ayuda que necesitan.

El funcionamiento es el siguiente: a los nuevos usuarios se les tramita una inscripción. Después, se recoge la ropa en la puerta y los voluntarios ponen las lavadoras a sesenta grados. Utilizan detergente y desinfectante naturales para tratar la ropa que reciben de la organización Ecologistas en Acción. Son ciclos de lavado cercanos a la hora y media de duración, tras los que hay quienes recogen la ropa, si tienen donde tenderla, y a otras personas se les intenta secar en el interior de la lavandería hasta que van a por ella. Se trata de un servicio totalmente gratuito para aquellas personas que desafortunadamente ni siquiera pueden lavar de una manera digna su ropa.

Más información: https://www.juspax-es.org/l/lavanderiajpalbacete/

Cuentos por teléfono

El pasado mes de enero, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, destacaba en sus redes sociales la excelente labor llevada a cabo por la Biblioteca Municipal de Soto del Real, un pequeño pueblo serrano perteneciente a la Comunidad de Madrid. Juan Sobrino, director de la Biblioteca, estaba empeñado en combatir el aislamiento de las personas mayores a través de la lectura. Muchos ancianos con problemas cognitivos, de visión o de movilidad no podían ir a la biblioteca. Pero la biblioteca sí podía ir donde estaban ellos. Así que voluntarios de todas las edades, incluidos niños, acudieron a las residencias una vez al mes para sesiones de lectura en voz alta. Sin embargo, la irrupción del coronavirus obligó a suspender esas visitas, pero no pudo detener las ganas de conectar con los mayores a través de las palabras. De ahí surgió la idea de «Cuentos por teléfono», que consiste en que voluntarios de la biblioteca leen fragmentos de obras a personas que viven en residencias o que viven solos en sus casas. Cada uno de los voluntarios llama y lee siempre a la misma persona, de modo que se establece un valioso vínculo entre ambos. Así los voluntarios pueden detectar el estado de la persona mayor y también conocer sus gustos y acertar mejor con las lecturas. En teoría son sesiones de 20 minutos, pero suelen alargarse si los voluntarios notan que el oyente está animado. La idea ya ha comenzado a realizarse en Italia, Grecia, Portugal, Argentina, México, Brasil, Perú y más de 20 asociaciones y bibliotecas de toda España. «No me atrevo a decir —declaraba Juan Sobrino— que la literatura pueda salvar el mundo, pero sí que facilita herramientas para construir un mundo mejor». Más información: https://www.facebook.com/sotodelreal.ayuntamiento/posts/3096435667138315/

Otra manera de ayudar

Oxígeno sobre ruedas

Las cifras de contagios y muertes a causa del coronavirus en México alcanzaron cifras récord durante el pasado mes de enero. La demanda de tanques de oxígeno en los centros de abasto se disparó tanto como el número de personas que esperaban en fila su turno para poder rellenar sus botellas. Arturo Acosta, un trabajador de la industria del gas residente en la ciudad de Guadalajara, se topó un día con una de esas filas de pacientes en busca de oxígeno para recuperarse de la enfermedad. «Pero, ¿y las personas que no podían desplazarse hasta esos centros?», pensó. Fue entonces cuando a Arturo se le ocurrió acercar este servicio a los barrios y colonias menos accesibles de la capital de Jalisco para poder llevarles el oxígeno hasta sus casas. Y así nació «Oxígeno sobre ruedas». Con la ayuda de un grupo de amigos, Arturo rehabilitó una furgoneta a la que dotó de todas las medidas de seguridad necesarias para poder transportar seis cilindros de 9.500 litros de oxígeno, suficientes para atender entre 30 y 40 personas al día. «¡Que nadie se quede sin oxígeno!» es el grito de guerra con el que Antonio planta batalla a esta comprometida situación. Todos los días, a través de su perfil en Facebook #oxigenoenruedas, publica los sitios que visitará en cada jornada. Decenas de personas lo esperan cada noche —el reparto se hace de noche debido a que la temperatura ambiental es baja y el oxígeno se conserva mejor—. Debido a que muchas de las zonas son peligrosas por la noche, cuenta con el apoyo y escolta de Protección Civil, Bomberos y Policía Local. En su perfil de Facebook, Acosta también publica tutoriales sobre la mejor manera de usar las botellas de oxígeno, así como informaciones muy prácticas para todas las personas convalecientes por la enfermedad. Más información: https://www.facebook.com/oxigenoenruedas