Nueva York a través del objetivo de Peter Hujar

Self-Portrait Jumping (1) 1974 Gelatina de plata The Morgan Library & Museum, The Peter Hujar Collection. Adquirida gracias a The Charina Endowment Fund, 2013.108:1.37 © The Peter Hujar Archive, LLC. Cortesía Pace/MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San FranciscoChloe Finch 1981 Gelatina de plata The Morgan Library & Museum, The Peter Hujar Collection. Adquirida gracias a The Charina Endowment Fund, 2013.108:1.3 © The Peter Hujar Archive, LLC. Cortesía Pace/MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San Francisco.Boy on Raft 1978 Gelatina de plata The Morgan Library & Museum, The Peter Hujar Collection. Adquirida gracias a The Charina Endowment Fund, 2013.108:1.97 © The Peter Hujar Archive, LLC. Cortesía Pace/MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San Francisco.La Marchesa Fioravanti 1958 Gelatina de plata The Peter Hujar Archive LLC. EPH3100-3 © The Peter Hujar Archive, LLC. Cortesía Pace/MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San Francisco.Candy Darling on Her Deathbed 1973 Gelatina de plata Colección de Richard y Ronay Menschel © The Peter Hujar Archive, LLC. Cortesía Pace/MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San Francisco.David Wojnarowcz Reclining (2) 1981 Gelatina de plata The Morgan Library & Museum, The Peter Hujar Collection. Adquirida gracias a The Charina Endowment Fund, 2013.108:1.28 © The Peter Hujar Archive, LLC. Cortesía Pace/MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San Francisco.Ethyl Eichelberger as Minnie the Maid 1981 Gelatina de plata The Morgan Library & Museum, The Peter Hujar Collection. Adquirida gracias a The Charina Endowment Fund, 2013.108:1.41 © The Peter Hujar Archive, LLC. Cortesía Pace/MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San Francisco.St. Patrick’s, Easter Sunday 1976 Gelatina de plata The Morgan Library & Museum, The Peter Hujar Collection. Adquirida gracias a The Charina Endowment Fund, 2013.108:1.92 © The Peter Hujar Archive, LLC. Cortesía Pace/MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San Francisco.Peggy Lee 1974 Gelatina de plata The Peter Hujar Archive LLC. EPH72 © The Peter Hujar Archive, LLC. Cortesía Pace/MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San Francisco.Hudson River 1975 Gelatina de plata The Morgan Library & Museum, The Peter Hujar Collection. Adquirida gracias a The Charina Endowment Fund, 2013.108:1.54 © The Peter Hujar Archive, LLC. Cortesía Pace/MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San Francisco.

Peter Hujar. A la Velocidad de la Vida ofrece 160 fotografías del fotógrafo americano Peter Hujar desde 1950 hasta su muerte en Nueva York, en 1987. Sus retratos ejercieron una influencia clave y transformadora en la fotografía de la segunda mitad del siglo XX. Puede verse hasta el 30 de abril, en la Sala Garriga i Nogués de Barcelona.

«Solo puedo expresarme a través de la fotografía». Son palabras de Peter Hujar (Nueva Jersey, 1934-Nueva York, 1987), artista de carácter reservado, modales combativos, curioso y bien relacionado, que se movía en los círculos de la vanguardia artística, la danza, la música y las representaciones drag alternativas. Su vida y obra estuvieron íntimamente vinculadas al Downtown de Nueva York, donde retrató la escena sociocultural underground, de la que formaba parte, y fotografió a artistas y escritores que conocía y respetaba como Andy Warhol, Susan Sontag o William S. Burroughs, así como a otros personajes anónimos del Downtown.

Interesado en la fotografía desde su infancia, Hujar se graduó en 1953 en la School of Industrial Art y trabajó como ayudante en diversos estudios fotográficos, donde percibía un modesto salario. Animado por un taller impartido por Richard Avedon y Marvin Israel, en 1967 inició una breve carrera como fotógrafo freelance para las revistas de moda. Cuatro años después decidió que aquello no encajaba con él y optó definitivamente por una vida de libertad creativa alejándose de los circuitos comerciales.

Nueva York en blanco y negro

Aparte de dos estancias en Italia (1958‑1959 y 1962‑1963), Hujar vivió durante toda su vida adulta en Manhattan. Instalado en un loft situado en el cruce de la calle Doce con la Segunda Avenida, Hujar se concentró en su trabajo sobre los que el denominaba los «todo incluido»: creadores y actores que se dejaban guiar por sus instintos y despreciaban cualquier noción convencional de éxito. Publicó una monografía, Portraits in Life and Death [Retratos de Vida y Muerte] (1976) y realizó ocho exposiciones individuales, que no le reportaron beneficios económicos significativos. A diferencia de contemporáneos suyos como Diane Arbus y Robert Mapplethorpe, trabajó en la oscuridad y rara vez se planteó dar explicaciones sobre su trabajo o reinventarse.

Una parte importante del Nueva York que interesaba a Hujar solo podía encontrarse al anochecer. La oscuridad aparecía ya en las primeras fotografías de Hujar porque la subcultura en la que él habitaba no había emergido todavía de las sombras. Pero las sombras evolucionaron hasta convertirse más tarde en un rasgo distintivo de su estilo y finalmente en un símbolo de la desintegración de la ciudad y de la pérdida y el terror que asolaron su comunidad en la era del sida.

Peter Hujar optó por una vida de libertad creativa alejándose de los circuitos comerciales

Intimidad y calma

Heredero de la tradición del retrato fotográfico, que se remonta hasta la Francia del siglo XIX con Nadar y que llega hasta el siglo XX a través de la obra de Irving Penn y Richard Avedon, Hujar logra unos retratos que se diferencian del trabajo de sus predecesores a través de su práctica fotográfica prolongada, cercana y paciente que genera una atmósfera de intimidad con el retratado. «Lo que yo hago no es muy diferente de lo que hacía Julia Margaret Cameron. O Matthew Brady (…). Yo compongo la foto en la cámara (…). Hago la copia. Tiene que ser hermosa», explicaba. Su carrera de madurez evolucionó en paralelo a la cultura gay en los años que mediaron entre la rebelión de Stonewall (1969) y la crisis del sida de mediados de los años 1980. En 1981, en concreto, Hujar mantuvo una breve relación sentimental con el pintor David Wojnarowicz que evolucionó hacia una amistad protectora que cambiaría la vida de ambos artistas. Un año después de su última y ecléctica exposición, celebrada en la Gracie Mansion Gallery del East Village neoyorquino, Hujar fue diagnosticado de sida. Murió el Día de Acción de Gracias, en noviembre de 1987. Tenía 47 años.

Del campo al corazón de Manhattan

Peter Hujar nació en Trenton, Nueva Jersey, en 1934, y se crió en el campo, con sus abuelos, inmigrantes polacos. Cuando tenía once años, su madre, que trabajaba de camarera, se lo llevó a vivir con ella a Manhattan. Interesado en la fotografía desde su infancia, al terminar el instituto, en 1953, trabajó como ayudante en el estudio de profesionales del mundo de las revistas y aspiraba a ser fotógrafo de moda como sus ídolos Lisette Model, Irving Penn y Richard Avedon. Entre 1958 y 1963 vivió principalmente en Italia con dos compañeros sucesivos, los artistas Joseph Raffael y Paul Thek. Tras estudiar durante un año en la escuela de cinematografía de Roma, regresó a Manhattan, donde se movió en el círculo de la escritora Susan Sontag y de la Fábrica de Andy Warhol. Entre 1968 y 1972 desarrolló una carrera como fotógrafo de moda freelance, publicando más de una docena de reportajes en Harper’s Bazaar y GQ antes de llegar a la conclusión de que el ajetreo del trabajo en las revistas «no era lo mío». En 1973 Hujar dejó definitivamente de lado sus aspiraciones profesionales para llevar una vida creativa de pobreza en el East Village neoyorquino. Vivía en un loft situado encima de un teatro en la calle Doce con Segunda Avenida y solo hacía por necesidad trabajos pagados a fin de poder concentrarse en lo que realmente le motivaba. Fotografiaba a artistas que conocía y respetaba, a animales, el cuerpo desnudo y el Nueva York que le era familiar, una ciudad en plena decadencia económica en aquel momento.

Organizan: Fundación MAPFRE, la Morgan Library & Museum de Nueva York. La exposición y su itinerancia han sido posibles gracias a Terra Foundation for American Art.
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Susan Sontag, 1975 The Morgan Library & Museum, The Peter Hujar Collection. Adquirida gracias a The Charina Endowment Fund, 2013.108:1.4 © The Peter Hujar Archive, LLC. Cortesía Pace/MacGill Gallery, Nueva York, y Fraenkel Gallery, San Francisco.

UN RETRATO EN EL QUE LA VIDA Y LA MUERTE SE ENTRE LAZAN

JOEL SMITH*

La esencia de la sabiduría de la imagen fotografiada radica en decir: «Esa es la superficie. Ahora piensen —o más bien sientan, intuyan— qué hay más allá, cómo debe de ser la realidad si esta es su apariencia». En un sentido estricto, la fotografía nunca ofrece una interpretación, sino simplemente una invitación a la fantasía y la especulación. Así lo expresó Susan Sontag en 1973, en el primero de una serie de ensayos sobre fotografía que definen su legado más imperecedero, así como intelectual en la esfera de lo público. Cuando Peter Hujar fotografió a Sontag en su apartamento en 1975, el New York Review of Books ya había publicado cuatro ensayos más. Y en diciembre de 1976 (unos cuantos meses antes de que sus reflexiones se recopilasen en el libro Sobre la fotografía), Sontag escribió una breve introducción al monográfico de Hujar Portraits in Life and Death [Retratos de vida y muerte].

Veintinueve creadores neoyorquinos del momento, todos en mayor o menor medida conocidos de Hujar, y en la mayoría de los casos vecinos de su misma ciudad, ocupan la primera parte del libro; en ese círculo intelectual aparece incluida Sontag, así como también William S. Burroughs, John Waters, Robert Wilson y Fran Lebowitz. A continuación, se incluyen una serie de fotografías que el propio Hujar realizó en 1963 (el mismo año en que Sontag y él se habían hecho amigos), en las que se mostraba a los moradores amortajados y momificados de las catacumbas de Palermo.

En este contexto, es comprensible que Sontag dedicase su introducción a los vínculos entre la fotografía y la muerte. La formulación que había realizado en 1973 ya era famosa: «Todas las fotografías son memento mori. Hacer una fotografía es participar de la mortalidad, vulnerabilidad, mutabilidad de otra persona o cosa». Lo que muy pocos lectores sabían era que Sontag había escrito esa introducción de corrido, reclinada sobre una almohada de hospital la noche anterior a su primera intervención de cirugía exploratoria para que le extirpasen un
cáncer.

Después de conocer las circunstancias de su participación en el libro y en la vida de Hujar es difícil desterrarlas de nuestra lectura de su retrato. La pose reclinada y el formato cuadrado, ambos característicos del trabajo de Hujar, se combinan para producir un efecto estático que sugiere un equivalente fotográfico a una escultura mortuoria: un retrato en el que la vida y la muerte se entrelazan. «Precisamente porque seccionan un momento y lo congelan, todas las fotografías atestiguan la despiadada disolución del tiempo», escribió Sontag. En su indeleble representación de su amiga, Hujar apunta, no obstante, a una forma estética de la inmortalidad que respeta el medio elegido tanto por ella como por él. Fuesen cuales fuese las dudas que Sontag sentía sobre la superficialidad de la «sabiduría» fotográfica, el suyo es a todas luces el retrato de una intelectual. (Geoff Dyer ha apuntado que
«incluso su vestimenta rebosa inteligencia».) El encuentro distendido entre dos amigos, dos artistas, proyecta dos vertientes de la palabra «contemplación»: la de la escritora (la mirada desviada, su mente volcada hacia el interior, su cuerpo inclinado denotando una distancia autoimpuesta frente a las circunstancias actuales) y la del fotógrafo con su atención centrada en lo que sucede ante sus ojos, manteniéndose alerta ante las posibilidades que presenta cada accidente del gesto, el estado de ánimo o la luz.

* Joel Smith, comisario de la exposición Peter Hujar: a la Velocidad de la Vida, es conservador «Richard L. Menschel» y director del Departamento de Fotografía de The Morgan Library & Museum.