El informe Hoja de ruta para la mejora de la seguridad vial de usuarios de motocicletas y ciclomotores, elaborado por Fundación MAPFRE y la Asociación Española en Carretera, alerta de que el riesgo de fallecer para un usuario de un vehículo motorizado de dos ruedas por kilómetro recorrido es 17 veces mayor al de un ocupante de un turismo. El informe analiza las causas y propone una batería de recomendaciones para poner freno a las altas cifras de siniestralidad de estos vehículos.
TEXTO: LAURA SÁNCHEZ IMÁGENES: ISTOCK
«Sueño a menudo que voy en la Triumph, conduciendo sobre la tierra dura y roja de un gran bosque, bajo una espesa bóveda de un verde frondoso y limpio que se extiende hasta el infinito. Y pienso: tal vez este sea un bosque encantado donde, a veces, los hombres todavía juegan a ser dioses». Muchos amantes de las motos habrán reconocido en este párrafo las palabras de Ted Simon, un veterano periodista capaz de plasmar en sus libros las increíbles sensaciones de dar la vuelta al mundo en moto. En Fundación MAPFRE compartimos y disfrutamos también de esas sensaciones: el estar conectados con la vía, con el paisaje, con el resto de moteros… «Estamos absolutamente convencidos de que la moto es un excelente modo de desplazamiento que aporta muchísimas ventajas —afirma Jesús Monclús, Director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE—. La moto es para disfrutarla, podemos resumir, pero siempre con responsabilidad y teniendo presentes los riesgos asociados y, sobre todo, nuestra propia vulnerabilidad».
Eso mismo piensan los más de tres millones de conductores de motos, scooters y ciclomotores que actualmente hay en España. Desde 2013, el parque de motocicletas ha aumentado un 25 % en nuestro país. Y se espera que esta tendencia siga en aumento debido a los nuevos hábitos de movilidad derivados de la pandemia por COVID-19. «Sin embargo, hay un dato que nos preocupa, sobre el que no dejamos de trabajar y al que no nos resignamos: según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) el riesgo de fallecer para un usuario de vehículos motorizados de dos ruedas (VM2R), por kilómetro recorrido, es 17 veces mayor al de un ocupante de un turismo», afirma Monclús.
Mientras que en los últimos años España ha experimentado una significativa reducción de la mortalidad en siniestros de tráfico en los últimos años, en el caso de los VM2R, las cifras de siniestralidad no han seguido este ritmo. Desde 2014 se ha registrado una tendencia creciente. Concretamente, en 2019, respecto al año anterior, su siniestralidad mortal aumentó en más de un 11 %. Los motoristas pasaron a representar 1 de cada 4 fallecidos.
¿En qué se está fallando? ¿Cómo podemos revertir esta situación?
¿Cuáles son los principales puntos sobre los que actuar para cambiar las estadísticas? Fundación MAPFRE ha querido dar respuesta a todas estas preguntas a través del informe Hoja de ruta para la mejora de la seguridad vial de usuarios de motocicletas y ciclomotores, elaborado en colaboración con la Asociación Española en Carretera, y cuyo objetivo es contribuir a la mejora de la seguridad de los motociclistas a través de diversas propuestas.
Para ello, han analizado las mejores experiencias y buenas prácticas nacionales e internacionales; han recopilado la opinión de expertos mediante entrevistas y talleres; han identificado los factores de riesgo de siniestralidad de motociclistas y ciclomotores y se han asomado a un banco de información tan valioso como estremecedor: la base de datos de los siniestros de motoristas de MAPFRE. La metodología de investigación ha contado con cuatro fases: revisión de siniestralidad y referencias clave, encuestas detalladas, grupos de debate y, por último, análisis de toda la información y redacción del informe.
¿Qué se han encontrado? Tres líneas principales sobre las que pivotan muchas de sus conclusiones y que sirven para proponer una serie de recomendaciones muy concretas: Formación, concienciación y seguridad tanto en los sistemas del vehículo como en el equipamiento de protección del motorista.
Formación
Otro factor a tener en cuenta es que muchos conductores con carnet de coche acceden, después de tres años de experiencia al volante, a conducir motos de pequeña cilindrada. Es cierto que coches y motos comparten el mismo código de circulación, pero la conducción entre ambos vehículos no es, ni mucho menos, la misma. Un dato revelador: el 29 % de los motoristas fallecidos en ciudad en 2019 pertenecían a esta categoría.

Capítulo aparte merecen los repartidores. La formación de motociclistas profesionales y, en especial, de trabajadores del reparto en moto —en sus distintas modalidades—, tiene que mejorar notablemente. Los principales problemas que afronta este colectivo son la ausencia de protocolos ante situaciones climáticas adversas, el mal estado de conservación de los vehículos, el uso de equipos de protección inadecuados o una organización del trabajo más que mejorable (descansar entre horas de reparto y ajustar los horarios al tiempo de los recorridos con adecuados márgenes de tiempo y seguridad). Todas las empresas de las que dependan los trabajadores motociclistas deberían ofrecerles cursos de conducción segura, que tendrían que estar bonificados por los correspondientes fondos de formación laboral.
El reciclaje formativo sería también una buena medida para prevenir siniestros, ya que no deja de resultar llamativo que el 59 % de los motoristas fallecidos en 2019 tengan más de diez años de experiencia. La seguridad de quienes retoman el contacto con la moto tras años sin usarla es otra de las áreas oscuras que podrían abordarse con este tipo de cursos para actualizar conocimientos y destrezas.
Por supuesto, la formación ha de llegar también al resto de conductores. Un dato al respecto: los siniestros de motocicletas son causados en aproximadamente en un 50 % de los casos por los conductores de los vehículos contrarios que, por lo general, son turismos.
Concienciación
El equipamiento de seguridad de los motociclistas es básico para protegerles de lesiones. La base de datos de siniestros de MAPFRE ha permitido poder estudiar con detalle más de 250 casos de siniestros mortales y otros muchos más de lesiones de motociclistas. Primera conclusión: resulta incomprensible que, en teoría, se pueda circular casi en bañador y camiseta, pero eso sí, con casco. Nuestro cuerpo es vulnerable y tenemos que proteger mejor nuestra columna vertebral, nuestras manos, nuestros pies…
Incluso, respecto al casco, si bien el 94 % de los fallecidos lo utilizaba en vías interurbanas entre semana, cuando llega el fin de semana, en estas mismas vías, el porcentaje baja al 85 % y, en el caso de vías urbanas, dicha proporción apenas llega al 71 %. Son valores extraordinariamente preocupantes y nos preguntamos si este mismo porcentaje de conductores reticentes a ponerse el casco son también los mismos que circulan sin seguro o sin ITV válida.
Si esto ocurre con el casco, capítulo aparte merece el uso de guantes, sólo utilizados por entre el 17 y el 28 % de los conductores de motocicletas y ciclomotores implicados en siniestros graves en vías interurbanas y por únicamente entre un 1 y un 2 % en zonas urbanas. ¿Qué ocurre con los pies? Otra de las zonas que más lesiones recibe en los siniestros: sólo entre el 10 y el 20 % de los conductores en vías interurbanas y entre el 0 (cero) y el 1 % en vías urbanas utilizaban botas protectoras.
Otros dos factores en los que los motociclistas suspenden son el alumbrado de calidad y en el uso de prendas que proporcionen una mayor visibilidad. El porcentaje en esta materia es también muy preocupante: el 99 % de los conductores motociclistas implicados en siniestros graves no utilizaba ninguna prenda reflectante.
Muchos de los expertos consultados para la elaboración de este informe afirman que los grandes esfuerzos de concienciación y de supervisión de normas deberían recaer en aquellos motociclistas que tienen un estilo de conducción agresivo, entendido como aquel que prioriza la búsqueda de sensaciones y adrenalina sobre la seguridad. Un ejemplo de dicha conducción agresiva o, en este caso concreto, temeraria, son los grandes excesos de velocidad, como el de uno de los siniestros mortales analizados en donde se indica que el motociclista fallecido circulaba a 117 Km/h en lugar limitado a 50 Km/h.

Seguridad
El papel de los clubes de motociclistas a la hora de promocionar una mayor cultura de la seguridad en moto tiene que ser promocionado y apoyado, de modo que se conviertan en los mejores embajadores de la seguridad. Las empresas de sharing de motocicletas también tienen una clara oportunidad de validar las actitudes y comportamientos seguros de sus clientes o usuarios.
En el ámbito de la seguridad, la tecnología va a jugar un papel relevante a la hora de salvar la vida a muchos motociclistas. Los sistemas de llamadas de emergencia —los e-call—, deberían acelerar el ritmo de incorporación de serie a los vehículos de dos ruedas motorizados, ya que no es comparable al de otros tipos de vehículos como los automóviles.
La seguridad de la infraestructura, es decir de las carreteras, también ha de mejorar, tanto en lo que se refiere a su mantenimiento, como a la instalación progresiva de sistemas de protección de motociclistas sobre las barreras de protección existentes. En este apartado, también se debería incluir el mobiliario urbano. En este punto, el papel de las administraciones regionales y locales es fundamental.
No pensemos que la preocupación por la siniestralidad de los vehículos de dos ruedas es sólo una cuestión de nuestro país. A nivel internacional, se están dando en los últimos años grandes crecimientos en los parques de vehículos de dos ruedas y también están aumentando las cifras de siniestros mortales, destacando los porcentajes de América (20 %) y Asia (34 %).
«Resulta muy esperanzador ver cómo algunas de estas recomendaciones, como las relativas a la mejora de la formación o a los sistemas de protección personal, ya están bien encaminadas y deberían ser una realidad en breve: pero es importante, en este caso sí, apretar el acelerador. Cada día cuenta, cada día hay muertos y lesionados», concluye Monclús.
«El papel de los clubes de motociclistas a la hora de promocionar una mayor cultura de la seguridad en moto tiene que ser promocionado y apoyado»
Siniestralidad en motocicletas
- 417 fallecidos en motocicletas, el 24 % del total de fallecidos en siniestros de tráfico.
- El 70 % de los fallecidos se produjo en vías interurbanas, el 30 % en vías urbanas.
- Las carreteras convencionales concentran el 53 % de los motociclistas fallecidos.
- En vías interurbanas en fin de semana fallecieron 164 motociclistas, el 39 % del total.
- En vías interurbanas entre semana fallecieron 127 motociclistas, el 30 % del total.
- En vías urbanas, 126 fallecidos, el 30 % del total.
Fuente: «Informe sobre la siniestralidad de motocicletas en 2019», Dirección General de Tráfico.