La amplia sonrisa, la mirada limpia, la energía y la vitalidad de esta farmacéutica gallega nacida en 1982 son la mejor presentación de Beyond Suncare, la ONG que fundó en 2017. Mafalda lleva desde 2008 involucrada en la mejora de la calidad de vida de las personas con albinismo, la población más marginada del continente negro, y para ellos produce —junto con su equipo— un fotoprotector adecuado a sus necesidades y su tipo de piel.
TEXTO: CRISTINA BISBAL IMÁGENES: MAFALDA SOTO
¿Qué la llevó a África por primera vez?
Aunque parezca un sinsentido, un viaje a Islandia. Al acabar la carrera me dieron una beca para una estancia científica en Reikiavik. En ese momento, justo antes de la crisis, era el país con mayor índice de desarrollo del mundo, el más rico, el que ofrecía más posibilidades, todo era fácil. Había un nivel de consumismo enorme y eso me hizo reflexionar.
¿Fue entonces cuando decidió irse a África?
Me hice cargo de la farmacia de mi abuela en Santiago de Compostela mientras me iba formando en cooperación e iba ahorrando. Quería meterme en el asunto, pero desde dentro, sabiendo cómo funcionaba. Al año me fui a Barcelona a hacer un Máster de Medicina Tropical y Salud Internacional. Era un ambiente de profesores y alumnos muy africanista y me engancharon. Decidí probar suerte y me fui con la ONG África Directo nueve meses, que se convirtieron en nueve años (risas). Ahora mismo es un proyecto de vida en el que es difícil trazar la línea entre lo personal y lo profesional.
Porque allí la atrapó la situación de las personas con albinismo. ¿Cómo comenzó esa historia de amor?
En Malaui trabajaba en un proyecto comunitario socio-sanitario con colectivos en riesgos de exclusión. Uno de esos colectivos era la población con albinismo. Ahí lo descubrí, de golpe, fue un impacto. El proyecto les hacía un seguimiento dermatológico, pero también tenía un componente de educación y sensibilización… Tras dos años en Malaui me mudé al norte de Tanzania a un hospital dermatológico a trabajar con personas con albinismo.
¿Qué tienen de particular las personas con albinismo?
En primer lugar, su gran amenaza, el cáncer. En África, el cáncer de piel es la principal causa de muerte entre las personas con albinismo, acabando con sus vidas de manera dramática: el 90% muere antes de los 30 años. La prevención es esencial. En África, una crema solar salva vidas. Por otro lado, son discriminadas por su aspecto, perseguidas y asesinadas por la influencia de supersticiones violentas: se usan sus huesos para hacer pócimas que atraigan la fortuna. ¡Es horrible!
Estando allí se le ocurrió la idea de crear un fotoprotector más económico.
Sí, y me vine a España a formarme para poder hacerlo. Empezamos una producción pequeñita en un contenedor de barco (risas). En ese momento una ONG canadiense se enteró de nuestro proyecto y decidió apoyarlo y ayudarlo a crecer y maximizar su impacto. Así, con más recursos económicos e implicados en estas producciones, fueron pasando los años y el proyecto se fue expandiendo.

¿Por qué hacer un fotoprotector allí si se podía importar de Europa?
Dos razones. En primer lugar, el objetivo era desarrollar una fórmula adaptada a sus necesidades, a su tipo de piel, que ellos lo probaran y lo aceptaran porque lo que no les gusta no se lo ponen. De hecho, la fórmula ha ido mejorando mucho, hemos ido metiendo mejores filtros, con mejor adherencia y elegancia cosmética. En segundo, queríamos que la producción fuese local y para eso los ingredientes y los procesos de fabricación debían ser sencillos.
Pero el proyecto, ¿va más allá de la fotoprotección?
Sí. De la mano de la Asociación Nacional de Albinismo y de Naciones Unidas, en 2017 hicimos un estudio para identificar los retos a los que se enfrentan las personas con albinismo en cuanto al acceso a los servicios dermatológicos, educativos, etc. En la actualidad ofrecemos un paquete de servicios que incluye el producto adaptado para ellos —fácil de producir localmente para que se contrate a personas con albinismo—; la distribución va acompañada de educación y un chequeo dermatológico de atención primaria para que en un futuro pueda estar dentro del sistema nacional de salud de Malaui. También llevamos a cabo proyectos para normalizar el albinismo, desmitificar todo lo que les rodea. La idea es la inclusión social.
¿Cuáles son los retos para el futuro?
A corto plazo, nuestro objetivo en Malaui es llevar todos estos servicios a 1000 personas con albinismo, y a medio plazo crear otra unidad de producción y sea el gobierno quien compre en producto para que llegue a todas las personas con albinismo del país. Y todo está yendo bastante bien.