Los jóvenes conductores piden más sanciones por consumo de drogas y tasa cero de alcohol. Así lo indica el último informe de seguridad vial de Fundación MAPFRE, que pone de manifiesto la importante reducción que ha experimentado en España la siniestralidad vial mortal de los conductores entre 16 y 29 años en la última década.
TEXTO: Nuria del Olmo @nuriadelolmo74
Los conductores españoles de entre 16 y 29 años lideran la reducción más significativa (75%) en el número de fallecidos por siniestralidad vial que se ha producido en los últimos 10 años. Las cifras, aún preocupantes, se muestran positivas: el 6% de los jóvenes conductores de autos se ha visto implicado en algún accidente con víctimas en los últimos tres años. Campañas de seguridad vial, menores índices de movilidad y mayor conciencia del riesgo al volante son algunos de los factores que han influido directamente en que en la actualidad los jóvenes sean conductores más seguros que hace exactamente una década.
Así lo refleja el informe Jóvenes y seguridad vial, que refleja datos alentadores como que 7 de cada 10 jóvenes se considera «buen conductor» y que en su mayoría son conscientes de que entre los riesgos de accidente más frecuentes está el consumo de alcohol (lo destaca el 92%) y drogas (87%), así como superar la velocidad permitida (85%), conducir cansado (74%) y hablar por el móvil (70%).
Utilitarios con más de 10 años
Este estudio incluyó no solo jóvenes españoles sino también alrededor de 1.000 jóvenes latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú), por lo que sus resultados son igualmente útiles en dicha región. De hecho, el estudio ha sido también presentado en Colombia el pasado mes de octubre ante las autoridades de tráfico y educación colombianas y de Bogotá y en noviembre en Buenos Aires con la Agencia Nacional de Seguridad Vial de Argentina. En España, se realizaron presentaciones simultáneas en Madrid y Las Palmas de Gran Canarias.
El estudio, realizado con el objetivo de analizar de forma detallada y cuantificable lo que piensan y perciben 2.000 jóvenes acerca de los riesgos asociados a la conducción, también pone de manifiesto que, por lo general, este colectivo conduce vehículos más pequeños, con menor equipamiento de seguridad y más antigüedad. Asimismo, resalta que el hecho de utilizar el segundo o tercer vehículo de la familia y conducir motos frecuentemente (con menor protección activa y pasiva) les hace más vulnerables en caso de accidente.
En este sentido, el informe hace referencia a que a mayor actividad social mayor es la probabilidad de los jóvenes de exponerse al consumo de alcohol y drogas, y en consecuencia, mayor es el nivel de fatiga al volante en este colectivo. Advierte sobre su falta de experiencia, que conlleva que tengan más dificultades para anticiparse y reaccionar ante los peligros, y que en términos generales disponen de menos conocimientos a la hora de conducir de manera segura ante determinadas condiciones climatológicas y situaciones de la vía.
Mientras que el 69% de los residentes en España se desplaza a pie a diario, en Latinoamérica dicho porcentaje apenas alcanza el 45%, tal vez justificado por el hecho de que la mayoría, 7 de cada 10, considera que sus vías son «poco» o «nada» seguras.
«Son factores relevantes, en los que hay que seguir trabajando», destaca Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, quien considera que «todavía queda mucho por hacer para reducir a cero las muertes de conductores y peatones jóvenes. En España fallecen anualmente más de 400 jóvenes de entre 15 y 29 años, lo que significa que, de media, más de un joven fallece en nuestro país cada día, algo intolerable». El experto en seguridad vial subrayó también la «necesidad de seguir apostando por la formación vial desde las primeras etapas educativas, que son clave para evitar hábitos peligrosos y frecuentes, también como pasajeros». En esta línea, de hecho, el informe destaca que 9 de cada 10 jóvenes se han subido «en alguna ocasión» a un coche sin abrocharse el cinturón de seguridad, que más de la mitad (62%) admite haber viajado como pasajero de un vehículo cuyo conductor había bebido alcohol y que 2 de cada 10 han viajado alguna vez como pasajeros de un coche donde el conductor había consumido cannabis.
Durante la presentación del estudio, Jesús Monclús reclamó medidas concretas como fomentar la conducción acompañada, reforzar los sistemas graduales de acceso al permiso de conducción, «para que los jóvenes adquieran progresivamente mayor experiencia en aquellas condiciones más seguras de circulación evitando especialmente, por ejemplo, la conducción nocturna y con otros pasajeros jóvenes» y que los límites de alcoholemia sean menores para todos los conductores pero muy especialmente para los noveles. «Los jóvenes conocen los riesgos, pero aun así, creen que son inevitables, por lo que es preciso proporcionarles recursos para que tengan claro que hay que decir “no” al peligro».
Alcolocks y limitadores de velocidad
Las estrategias de prevención de lesiones más útiles, en opinión de los jóvenes, son: aumentar los controles en la vía pública (velocidad y alcoholemia, entre otras); promover la educación en las aulas y endurecer las sanciones por conducir bajo los efectos del alcohol, utilizar el teléfono móvil sin manos libres, no utilizar casco de protección y sistemas de retención como cinturones o sillitas infantiles, así como exceder los límites de velocidad. Los conductores jóvenes también son partidarios de beneficiarse de la última tecnología para incrementar su seguridad y la del resto de ocupantes. En este sentido, más de 9 de cada 10 votan a favor de la utilización de los sistemas alcolock —dispositivos que bloquean el vehículo si el conductor está ebrio—, «cajas negras» para identificar las causas de los accidentes (88%), y limitadores de velocidad (81%).
En un segundo te cambia la vida
Campañas como las que ha difundido recientemente la Dirección General de Tráfico de España, en las que los propios afectados por un accidente cuentan su experiencia, son las que, a juicio de los jóvenes, más calan en la sociedad. El 73% de los jóvenes indica que las campañas de tráfico más efectivas son aquellas que explican el daño que se puede hacer a otras personas, en las que se recuerda la preocupación y el sufrimiento que siente la familia (padres, parejas, amigos) cuando pierden a un ser querido y en las que se apela a la responsabilidad de los conductores.