Los sistemas avanzados de asistencia a la conducción, ADAS por sus siglas en inglés, son dispositivos electrónicos que pueden multiplicar exponencialmente nuestra seguridad en la carretera. Los estudios afirman que un total de 51.000 accidentes dejarían de producirse o sus consecuencias se verían mitigadas significativamente gracias a su uso.
TEXTO: ÁNGEL MARTOS IMÁGENES: ISTOCK
Podría decirse que hoy el automóvil avanza que es una barbaridad; tanto, que solo le falta hablar. Y estaríamos mintiendo porque, en realidad, muchos ya lo hacen. —Cariño, no me gusta nada el aviso de cambio de carril, me pita cada vez que lo hago. —¡Genial! A ver si así aprendes a poner el intermitente.
Este diálogo ficticio habla con humor de cómo las personas interactuamos con esa nueva tecnología que cada vez está más presente en nuestros automóviles y que, además de alertarnos de posibles peligros, nos ayuda a ser mejores conductores. Es el caso, por ejemplo, de la cámara de aparcamiento 360°, que permite una mejor comprensión del entorno en el que se encuentra, ya sea para realizar un estacionamiento, ir marcha atrás o maniobrar en espacios con reducida visibilidad. Este dispositivo es uno de los llamados sistemas avanzados de asistencia a la conducción (ADAS), una constelación de extras cuya implantación general evitaría el riesgo de siniestro, según la Dirección General de Tráfico, en un 57% de los accidentes registrados en España.
La seguridad, argumento de ventas
Un estudio de Clicars.com, startup española de venta de vehículos online, recoge que la cámara de aparcamiento 360° es sólo la tercera preferencia entre los extras considerados imprescindibles para los españoles, por detrás del GPS (20%) y los mandos al volante (14%). En la decisión de los conductores entran muchas variables, y el precio seguramente es una de las más tenidas en cuenta. Según una encuesta sobre los conductores y la nueva movilidad realizada por la revista Autofácil, la seguridad es el quinto valor para decidir la compra de un vehículo, por detrás del precio, en primer lugar, el consumo (relacionado también directamente con el bolsillo), la fiabilidad y el diseño.
Una jerarquía que puede ser fruto de la inercia de tantos años apostando por una publicidad del automóvil en la que se primaba la potencia, la velocidad o el ahorro. «Esta tendencia parece que está cambiando», asegura Jorge Ortega, experto en Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, quien cree que «ahora la seguridad ya es un argumento de ventas para algunas marcas e incluso alguna de ellas han hecho de la seguridad su bandera».
La oferta actual de ADAS para lograr unos vehículos más seguros está experimentando un incremento exponencial en el mercado español. Ya conocemos sistemas que, por homologación, son obligatorios desde el año 2014, como el de aviso de cinturones desabrochados y los sistemas de control de la presión de los neumáticos. Pero otros van tomando posiciones dentro del equipamiento de los vehículos, ya sea de serie, o como equipamiento opcional disponible.
Las administraciones han de continuar ampliando la obligatoriedad de determinados sistemas y reducir así las importantes diferencias en equipamiento de seguridad entre unos vehículos y otros, para crear un estándar mínimo de seguridad suficientemente elevado.
Actualmente los sistemas más avanzados e innovadores se montan en primer lugar en vehículos de más alta gama, pero en poco tiempo, debido a lo rápido que evolucionan las tecnologías, se habrán popularizado sistemas que hasta hace muy poco parecían de ciencia ficción.
No tardaremos mucho en ver que los coches de todas las gamas estarán equipados con el sistema de frenado autónomo de emergencia en carretera y y urbano que avisa al conductor del riesgo de colisión por alcance y de atropello a peatones y ciclistas, respectivamente, e incluso pueden llegar a tomar el control del vehículo para detenerlo, el Control de Crucero Adaptativo, que regula la velocidad para mantener la distancia de seguridad con el vehículo que nos precede o el Asistente Inteligente de Velocidad (ISA, por sus siglas en inglés). Este sistema de control de velocidad, que funciona conectado al GPS y dotado de una cámara que lee las señales viales de límite de velocidad, impide que el conductor sobrepase la velocidad permitida en el punto exacto donde se encuentra el vehículo. Se espera que este novedoso artilugio termine siendo parte del equipamiento obligatorio en los automóviles, algo que la UE prevé para antes de 2030. «El ISA es indispensable. La velocidad es el primer causante de accidentes en turismos», asegura Oliver Carsten, profesor del Instituto de Estudios del Transporte del Reino Unido. Tanto es así que los nuevos autobuses urbanos de Londres lo van a incorporar a su equipamiento.
Un estándar mínimo de seguridad
Las administraciones han de continuar ampliando la obligatoriedad de determinados sistemas y reducir así las importantes diferencias en equipamiento de seguridad entre unos vehículos y otros, para crear un estándar mínimo de seguridad suficientemente elevado. La normativa de obligado cumplimiento contribuye de manera importante a la popularización de los sistemas y a que estos se monten de serie en los vehículos, una regulación que se va actualizando constantemente, y hace obligatorios determinados extras de seguridad para que un vehículo pueda ser homologado y, por tanto, vendido y matriculado.
Los ADAS ha venido a hacer de nosotros mejores conductores. Por eso deberían ser impulsados desde la Administración, subraya Ortega, no sólo explicando en qué consisten y de qué manera ayudan a salvar vidas y minimizan lesiones, sino también fomentando la compra con exenciones fiscales. Israel o Noruega, por ejemplo, están estudiando aplicar ventajas fiscales sobre el precio total del vehículo si incorpora ADAS, o sobre el accesorio de seguridad en el caso de que no sea de serie. Otra fórmula para que la seguridad tenga más peso a la hora de comprar un vehículo, sería aplicar unas tasas municipales más altas a los vehículos menos seguros.
Pero también está en la mano de cada comprador decidir cómo de segura va a ser su vida al volante. Según el estudio realizado por la firma automovilística CSA Citröen, Our Lives Inside Our Cars, el tiempo que los españoles pasamos en el coche a lo largo de nuestra vida puede llegar a sumar tres años y once meses. Una cantidad de tiempo suficientemente elevada como para colocar a la seguridad en nuestras prioridades.
Mar Cogollos, de la Asociación Aesleme (Asociación para el estudio de la Lesión Medular Espinal) aplaude la posibilidad de que los ADAS sean obligatorios en los vehículos , «todo lo que sea ganar en seguridad para el conductor es bienvenido», asegura la directora de esta entidad que asiste a muchas víctimas de accidentes de tráfico. Por supuesto en paralelo hay que «impartir educación vial en los colegios y dar una buena formación teórica obligatoria en las autoescuelas; porque no vale de nada hacer vehículos más seguros que nadie sabe utilizar» afirma.
Tal vez hayamos alcanzado nuestro cenit como homo sapiens conductor y, ante el empeño social de luchar contra los accidentes, sólo nos quede suplementarnos con todo lo que la tecnología puede hacer para que seamos mejores. Podemos convertir los ADAS en nuestras hadas de la seguridad en la carretera. No es cuestión de magia, sino de responsabilidad.