La organización Teach For America busca y forma maestros de excelencia para enseñar a niños con bajos recursos y romper así las brechas económicas, sociales y raciales. Los protagonistas, motores de cambio para muchos niños, relatan en primera persona su experiencia.

TEXTO: ÁNGEL MARTOS       IMÁGENES: TEACH FOR AMERICA

«Durante cuatro años estudié en una escuela secundaria profundamente dividida por clases sociales y diferencias raciales. La experiencia en un centro de enseñanza con tanta diversidad me llevó a tener un profundo interés en la equidad educativa y, en consecuencia, en la enseñanza». Lo dice Joel Thompson, uno de los profesores que este curso ha formado parte del Cuerpo —así lo llaman— de la organización Teach For America, una institución que trabaja en 51 áreas de Estados Unidos para conseguir que todos los niños, sin importar sus recursos, puedan disfrutar de una educación de excelencia. Gracias a la formación que tienen los maestros se consigue ampliar las oportunidades educativas de los alumnos, sea cual sea su situación socioeconómica.

Joel tuvo la suerte de formar parte de un programa para estudiantes de excelencia en Garfield High School, un instituto multicultural en el distrito central históricamente de raza negra de Seattle, Washington, del que cada año salen más becarios nacionales de mérito que de cualquier otro instituto de la ciudad, ya sea público o privado. Desafortunadamente, pese a su diversidad y a su nivel académico sigue habiendo grandes desigualdades. «Mi clase, de alumnos con excelentes calificaciones, estaba compuesta casi en su totalidad por estudiantes ricos de raza blanca cuyos padres controlaban la escuela favoreciendo su educación en detrimento de la de los estudiantes menos acomodados. Mi interés en Teach for America comienza con el deseo de remediar las desigualdades educativas que observé en la escuela secundaria y que a mí personalmente me beneficiaron».

Vivir en primera persona la diferencia de clases, de medios económicos y de profesorado le inculcaron el interés por dar clase a quienes lo necesitaban pero no disponían de esos medios. Así que este año decidió entrar a formar parte de TFA. Ha terminado ya su primer curso, en el que ha enseñado Matemáticas y Ciencias en una academia de la californiana ciudad de Oakland, un lugar con numerosa población inmigrante. Durante estos meses, Joel ha tenido ocho estudiantes que han avanzado dos cursos. «Algunos de ellos comenzaron el año diciendo que no eran inteligentes y que no les gustaban las matemáticas porque no se les daba bien. Para algunos de ellos, ahora es su asignatura favorita». Uno de estos alumnos es Ismael, «que llegó a séptimo grado con un nivel de matemáticas de infantil. Ismael ha avanzado tan rápidamente que a fecha de hoy es capaz de resolver problemas complejos e incluso ayudar a sus compañeros en la materia. Nunca olvidaré cuando dijo muy orgulloso, ¡me gustan las matemáticas!»

El trabajo de un miembro del cuerpo TFA es tremendamente gratificante y al mismo tiempo les ofrece la posibilidad de seguir formándose. Lo explica otra de sus participantes de este curso, Rebecca Reid: «Teach For America ofrece a los miembros del Cuerpo un instructor docente que viene a observar, dar su opinión y ayudar con la planificación de la clase. Si hubiera aspirado a un puesto de docente regular, no habría tenido el apoyo que necesitaba durante mi primer año en el aula». Y continúa: «Aún estoy en contacto con mi especialista en alfabetización. Ha sido una mentora increíble para mí y me ha ayudado a conectarme con organizaciones comunitarias y me han facilitado otras oportunidades para desarrollar aún más mis habilidades». Esta es la razón por la que cuando los profesores finalizan los dos años por los que se se comprometen a formar parte de la red de TFA, pasan a considerarse exalumnos de la institución. Porque es un desafío pero también una gran oportunidad de aprendizaje.

Y es que los miembros del Cuerpo se enfrentan al enorme reto de impartir clase en comunidades con altas necesidades. Pero al mismo tiempo, eso les permite tener un impacto inmediato, empoderando a los estudiantes que pueden así cambiar el curso de sus vidas. Una enorme satisfacción que se traduce en el hecho de que los alumnos de los miembros del Cuerpo logran de media un progreso adicional de más de dos años y medio en matemáticas en comparación con los alumnos de otros profesores de la misma escuela. La experiencia de primera mano de los miembros del cuerpo con el reto de educar a alumnos de pocos recursos afianza, de por vida, su compromiso con la defensa de la igualdad. De hecho, de los más de 54.000 exalumnos, la mayoría trabajan en generar oportunidades para estudiantes con pocos recursos. La red de exalumnos de Teach for America incluye profesores, líderes sindicales, funcionarios electos y líderes políticos. Uno de los motivos es que TFA cuenta, además, con programas de becas con intención de crear líderes en distintos campos, aunque siempre con interés e inquietud social. Por ejemplo, el Programa de Becarios de Capitol Hill coloca cada año a un grupo de exalumnos en puestos de personal remunerado a tiempo completo en el Congreso de Estados Unidos. Es decir, se establece una red de exalumnos que va más allá de los dos años de participación. La experiencia Teach for América genera tal impacto en los participantes que siguen en toda su carrera profesional involucrados en la lucha por la igualdad en las aulas.

Con tantas oportunidades, se entiende que algunos de sus miembros tengan claro que quieren serlo desde antes de acabar sus estudios. Es el caso de Britanny LePage: «Quería convertirme en miembro del Cuerpo para poder ofrecer oportunidades a los estudiantes que más lo necesitan. Siempre pensé que con TFA podría marcar la diferencia en las vidas de otros, impactar a los estudiantes de la misma manera que mis maestros me impactaron a mí. Ellos me permitieron comprender mi potencial y me proporcionaron un refugio seguro durante el tiempo que pasé en la escuela». Sus expectativas se vieron superadas con uno de sus alumnos, De’Lennis, el típico estudiante «alborotador» que nadie quería en su aula. Tras pasar por su clase, se ha convertido en un líder positivo de su grupo.

28 años atrás…

La creencia de que todos los niños tienen un gran potencial y derecho a una educación de excelencia, sin importar su procedencia o nivel socioeconómico, es lo que llevó, hace más de 28 años, a la creación de esta organización. Corría el año 1989 y Wendy Kopp terminaba su tesis doctoral para la Universidad de Princeton sobre cómo acabar con la falta de igualdad de las escuelas. Después de organizar una conferencia en Princeton sobre como mejorar el sistema educativo de Estados Unidos, Wendy comenzó a preguntarse por qué no involucrar en la educación a jóvenes profesores con nuevas energías. Escribió su tesis sobre cómo construir un movimiento entre una nueva generación de líderes para canalizar su energía hacia la enseñanza en colegios públicos tanto de zonas urbanas como rurales. Un año después nació Teach for América. El primer año consiguió 500 maestros. Poco a poco el número de aspirantes fue aumentando de manera exponencial.

En la actualidad, la red de Teach for América incluye más de 60.000 profesionales que pueden confirmar que la educación cambia vidas. De este modo, se busca producir un impacto a corto plazo en los alumnos, pero también convertir a jóvenes profesionales en líderes comprometidos con la igualdad en la educación. Y no solo en Estados Unidos. En 2007, Wendy Kopp cofundó Teach For All para exportar el modelo a todos los países con injusticias educativas. Actualmente el proyecto está presente en 48 países.

La creencia de que todos los niños tienen un gran potencial y derecho a una educación de excelencia, sin importar su procedencia o nivel socioeconómico, es lo que llevó, hace más de 28 años, a la creación de esta organización

Fundación MAPFRE, con la educación

Consciente de la importancia de la educación en el futuro de los pequeños, Fundación MAPFRE participa activamente del proyecto Teach For America. Y lo hace en varias escuelas de Estados Unidos, a las que presta apoyo económico. Por ejemplo, en la Excel Academy en Boston, Massachusetts, donde financia la formación de profesores que serán maestros de niños de comunidades con bajos ingresos en la ciudad de Boston. Además, el pasado mes de abril, el presidente y CEO de MAPFRE USA, Alfredo Castelo, invitó a los estudiantes de la escuela a sus oficinas para compartir durante un día su experiencia laboral. «Pudieron hacer preguntas sobre qué pasa después de la escuela secundaria y aprender más sobre las diferentes oportunidades profesionales», ha comentado su profesora, Rebecca Reid. Uno de mis mentores decía que no se puede ser lo que no se puede ver. Los estudiantes necesitan ver personas en puestos de poder que se parezcan a ellos y compartan el mismo trasfondo. Es mucho más fácil perseguir tus sueños cuando uno puede imaginarse a sí mismo en ese papel», asegura Rebecca Reid.

Fundación MAPFRE también está involucrada en Frick Impact Academy en Oakland, California; y en la escuela Dayton Leadership Academy (Ohio), uno de los colegios «socios» más importantes de la Asociación.