TEXTO: PILAR ABAD FOTOS: ALEJANDRO GONZÁLEZ Y SONRISAS DE BOMBAY
«Muchas veces se juzga a las personas de la calle o sin recursos y se las culpabiliza de su situación»
Con Sonrisas de Bombay empezó todo… ¿cuántos proyectos conviven hoy bajo el paraguas de esta ONG y cuántas personas se benefician de vuestra actividad?
Todo empezó en 2003, con aquellos 40 niños del orfanato de Bombay situado en los slums de la ciudad (zonas de máxima pobreza). Después fuimos abriendo nuevos proyectos y a lo largo de todos estos años hemos beneficiado a más de 10.000 personas; en torno a 1.000 o 1.200 en 2018.
En Bombay hay muchos niños que viven en las aceras y ni siquiera existen. Nosotros nos encargamos de identificarlos y una vez registrados nos ocupamos de cubrir sus necesidades de salud, nutrición y educación en las diferentes etapas de la vida, tratando de implicar desde el principio a la familia, si la tienen, ya que de nada sirve lo que hagas si no involucras a toda la comunidad.
El otro colectivo en el que nos volcamos son las víctimas de tráfico humano, sobre todo en las niñas menores, de incluso tres, cuatro y cinco años, que en muchos casos han sido vendidas por sus propias familias para la prostitución. A ellas, además de proporcionarles cobertura en necesidades básicas, les prestamos apoyo psicológico en el centro de salud mental que hemos abierto en el dis trito de las luces rojas, centro neurálgico de la prostitución de prácticamente toda Asia. Es lógico que antes de poder rehacer su vida deban superar muchos traumas. Tenemos el caso de una niña de tres años que era la cuarta generación, es decir, su bisabuela fue vendida y tanto su abuela, como su madre y ella ya nacieron en el prostíbulo. Pues ha sido la madre de esta niña la que ha contactado con nosotros para sacar a su hija de este círculo y de este destino. A efectos de la mafia del prostíbulo esta niña está muerta y nosotros debemos mantener su imagen en el anonimato… Así de impresionantes son las situaciones que vivimos.

Escribes que «nunca te recrearías en lo que estabas haciendo» ¡qué gran lección para la vida y para organizaciones como MAPFRE! ¿Has pensado en desarrollar proyectos en otros lugares del mundo?
Ha habido propuestas pero he dicho que no. Bombay es una ciudad con 20 millones de habitantes y más de la mitad viven en la extrema pobreza. Nuestra «visión» es trabajar por un Bombay libre de pobreza e injusticia social y abarcar más pondría en riesgo este objetivo.
En mi caso, el no recrearse en los resultados quizá sea algo que llevo de nacimiento… siempre me fijo en lo que aún queda por hacer. Además pienso que las zonas de confort son un gran peligro para las organizaciones y las personas. Os animaría a todos a salir de la zona de confort e ir siempre más allá, teniendo en cuenta que la misma capacidad transformadora tiene un pequeño gesto que hagas a un compañero de trabajo que crear una ONG.
¿Qué opinión tienes del voluntariado corporativo y de las iniciativas que promueven fundaciones de entidades como MAPFRE?
Me parece algo imprescindible. Una manera de que las organizaciones se impliquen en hacer que el mundo sea un lugar mejor es favorecer que los empleados puedan involucrarse en actividades de voluntariado a través de las plataformas correspondientes.
Los resultados de estas colaboraciones son tangibles y si se hacen desde la verdad salen bien, benefician mucho a las ONG como la nuestra y perduran en el tiempo.
Nos invitas a mirar, a escuchar a estar cerca de la vida real y palpar… ¿es el voluntariado una forma de practicar esta recomendación?
Clarísimamente sí. Para poder opinar lo primero es saber y para saber hay que palpar y conocer.
Caridad/cooperación ¿cuál es la diferencia?
Creo que estamos viviendo un momento en el que el concepto de caridad ya no implica como antes un aspecto de inferioridad del otro. No olvidemos que la pobreza, la enfermedad o el desamparo son situaciones que nos podrían llegar a cualquiera.
Creo que las ONG debemos luchar para erradicar esa caridad mal entendida y también debemos defender la profesionalización de las personas que trabajamos en cooperación al desarrollo.
¿Cómo sucede esa transformación que te lleva del rechazo al enamoramiento de ese país?
Pues a día de hoy, todavía digo que no estoy enamorado de la India, que no es mi país favorito y que Bombay no es mi ciudad favorita…Si lo fuera, no habría que cambiar nada y no estaría dedicando casi mi vida entera a modificar aquello que no me gusta de esta ciudad.
«Hacer felices a los demás es el verdadero secreto de la felicidad» ¿Por qué nos cuesta tanto ser felices en las sociedades occidentales?
Porque se vive sin el sentido de saber que la finalidad de una persona es ser útil a los demás desde la perspectiva y posición que sea. Es como un violín que se ensancha y llega a su punto de grandeza cuando suena, que es para lo que fue creado.

Creo que el acercamiento entre oriente y occidente, en ambas direcciones, es la réplica de la relación entre empresas y ONG. Unas y otras se necesitan. Las primeras están regentadas por los mercados pero necesitan incluir en su misión el compromiso social de mejorar el mundo, y ahí entramos nosotros. Las empresas que tengan solo como objetivo hacer dinero, morirán.
Supongo que en este recorrido no cabe el desánimo…
Cuando empecé periodismo mi decano dijo «la vida es mucho mejor de lo que os quier en hacer creer» y sigo pensando así. A pesar del dolor y de las situaciones injustas y casi inhumanas que he vis to y vivido, creo que la humanidad del mundo es ma yor que la maldad.
¿Cuál es la pregunta más dura que te has hecho o la respuesta más dolorosa que has encontrado? ¿Y tu cárcel personal aceptada?
Quizá lo que más me ha costado aceptar es que el amor de madre no siempre es universal… de eso eres consciente cuando ves madres vender a sus hijas con tan solo tres, cuatro y cinco años sabiendo que al día siguiente van a ser prostituidas.
¿Y mi cárcel personal? Pues te diré que hubo un día en el que me di cuenta de que para ser una persona equilibrada necesitas trabajo y descanso. Las personas deben tener una vida multidisciplinar y poblada de muchas cosas; debe haber amigos, amor, frivolidades incluso…; y descanso. Ahí me tuve que forzar, porque mi entrega al trabajo no tenía freno.
15 años en la india… ¿será tu destino para siempre?
Ahora mismo quiero pensar que sí. Tengo ese compromiso a largo plazo con Bombay, algo también que parece no estar de moda en las sociedades occidentales, en las que si no tienes un montón de trabajos en tu currículum parece que no eres un buen profesional. Antes se valoraba más esa capacidad de lealtad y ahora la «promiscuidad» laboral.
¿Has encontrado tu Taj Mahal?
Mi Taj Mahal es Sonrisas de Bombay. Pensar que gracias a este proyecto 10.000 personas tienen una vida mejor y que hemos contribuido a ello, me deja tranquilo. Estoy muy satisfecho porque ya palpamos los resultados. De hecho, uno de los mejores chefs de Bombay fue uno de los niños del orfanato y esto te da una fuerza total.