TEXTO: CARLOS GOLLONET
A partir de 1977 Nixon comienza a recorrer los márgenes del río Charles, cerca de Boston. Este proyecto le llevará hasta 1982. Aquí afina su habilidad con la cámara de gran formato, como si se tratara de una cámara manual ligera que pasara desapercibida, aunque su sistema de trabajo se basa precisamente en un proceso colaborativo. Nixon se gana la confianza de la gentes y logra que muestren esa desbordante naturalidad que hace tan reales estas imágenes que no pierden su frescura y autenticidad pese a ser un continuo alarde de composición.

Hyde Park Avenue, Boston, 1982. © NICHOLAS NIXON. CORTESÍA FRAENKEL GALLERY, SAN FRANCISCO
Hyde Park Avenue, Boston, 1982 es un ejemplo extraordinario de esa composición que se ha ido haciendo más compleja conforme avanza la serie, pero el manejo del encuadre está resuelto de tal modo que este se hace invisible y pasan a primer plano las connotaciones familiares, sociales y psicológicas que rodean a estos grupos marginales. La atmósfera es un personaje más de la escena; misterio y realidad se mezclan con naturalidad como en las novelas de Faulkner, es más fácil atisbar influencias literarias que fotográficas en estas imágenes.
Pero, ¿es que nadie se ha percatado de que hay un fotógrafo delante de ellos con una cámara gigantesca sobre trípode, pasada de moda, inmortalizando ese momento iluminado y espontáneo que quedará fijado para siempre? Sí, parece que el niño del ángulo superior izquierdo mira al intruso, pero ¿y los demás? ¿Cuántas historias somos capaces de vislumbrar en esta escena? Pues, sorprendentemente, son ajenos al fotógrafo y todo gira, como en la foto, en torno a la chica del centro con cara disgustada y la mirada perdida. Tal vez ha pasado algo que le ha enfadado y el chico de su izquierda le mira socarrón quitándole importancia, la chica del fondo sale de la puerta con sus hermanos para ver si se le pasa el enfado. Sobre ella, una madre con su hijo miran fuera de encuadre hacia algo que llama su atención, el grupo en primer plano también pero hacia otro lado y, finalmente, una pareja se besa apasionadamente detrás como si estuvieran solos… ¿Es posible encontrar y aislar más historias en un solo disparo? No lo creo. Pero lo que nos enseña esta fotografía es a detenernos a pensar sobre lo activa que debe ser la inteligencia creativa del fotógrafo para reconocer, adelantarse y grabar lo que sin este encuadre extraordinario no existiría jamás.