«He visto cómo la política pública y la acción colectiva pueden efectivamente cambiar la realidad de miles de personas»

TEXTO: ISABEL PRESTEL FOTOS: MÁXIMO GARCÍA

Economista y expresidenta de Costa Rica, país donde nació en 1955, Rebeca Grynspan es una mujer afable, una gran conversadora, con las ideas muy claras y una gran visión de futuro. Cualidades todas ellas extraordinarias para ejercer de secretaria general iberoamericana, cargo que posee desde febrero de 2014 y que ha renovado hace apenas unos meses. Primera mujer al frente de esta institución, ha conseguido plantear algunos temas que, sin duda, marcarán los retos del futuro de Iberoamérica, gracias a la gran sensibilidad de que hace gala.

Habiendo renovado mandato, ¿qué legado le gustaría dejar al frente de la Secretaría General Iberoamericana?
Lo primero es haber logrado la consolidación del espacio iberoamericano como un lugar en el que compartimos nuestro compromiso por el multilateralismo, el diálogo, la cooperación y la paz. El legado del espacio iberoamericano sigue apostando por los valores principales que dieron origen a la arquitectura internacional, si bien hay que modificarla y hay que mejorarla. Pero los valores esenciales tenemos que seguir defendiéndolos.

«Hay que poner en ejecución políticas para defender a las personas, no los empleos»

¿Qué le hace sentirse especialmente satisfecha entre las prioridades que tenga identificadas?
Haber traído algunos temas nuevos a la secretaría que han irrumpido con fuerza. Por ejemplo la equidad de género, que estuvo muy presente en la Cumbre de Guatemala; y fue defendida por un número muy amplio de países. Nos hemos dedicado a todo el tema de empoderamiento económico de la mujer, porque sabemos que esa es su manera de independizarse. Tener un espacio de autonomía e independencia, elementos fundamentales para luchar contra la violencia de genero y lograr la equidad. Otro tema tiene que ver con la agenda 2030 sobre los objetivos de desarrollo sostenible. En la Declaración de Guatemala se reitera el compromiso de la región con los 17 objetivos de desarrollo.

Hay tantos temas sobre los que trabajar…
¡Y tanto! En la Cumbre también hemos hablado del primer programa iberoamericano multidisciplinar de discapacidad, para apoyar a un colectivo que muestra mucha vulnerabilidad. Y del observatorio del cambio climático para la región. Esta es una región que se va a ver muy afectada por el cambio climático y necesitamos mirar no solo las políticas de mitigación sino también de adaptación. Hay muchas zonas que ya se ven afectadas por el cambio climático con sequías e inundaciones que tenemos que aprender a manejar porque ya no se van a ir: no es reversible. Y el tema del sector privado: cuáles son los modelos de negocio que van a ser compatibles con los objetivos de desarrollo sostenible, para que el crecimiento sea inclusivo y sostenible. Otro tema que interesó mucho en Guatemala fue un programa nuevo por la innovación social, innovación en ciencia y tecnología, innovación para solucionar los problemas de las comunidades, innovación para atraer a los jóvenes, industrias creativas, todo ese paquete de innovación y talento, de aprovechar el potencial de la gente.

En ese sentido, ¿cree usted que la tecnología y la innovación contribuyen a aumentar o disminuir la desigualdad?
Acabamos de finalizar un informe para la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En él indicamos que las nuevas tecnologías pueden ayudar a reducir la pobreza pero, si siguen concentradas en pocas manos, contribuirán a que crezca la desigualdad. La tecnología es un instrumento; por sí sola no es buena o mala. La tecnología empodera a quien la tiene. Y nuestra tarea es universalizar ese acceso y enseñar a utilizarla. Por otro lado, se ha hecho mucho hincapié en la pérdida de puestos de trabajo. Personalmente pienso que hay que defender a los trabajadores, no los puestos de trabajo. Hay que poner en ejecución políticas para defender a las personas, no los empleos. Tenemos que ayudar a que los trabajadores puedan migrar a otros empleos de mejor calidad, con protección social. Creo que próximamente se van a crear muchos empleos porque hay sectores que se tienen que expandir, como la educación, la salud, la economía del cuidado… Pero quizás habría que acortar las jornadas de trabajo.

«La tecnología empodera a quien la tiene. Y nuestra tarea es universalizar ese acceso y enseñar a utilizarla.»

Entiendo que para potenciar la conciliación.
Hay que buscar la conciliación entre hombres, mujeres y trabajo. Entre familia y trabajo. Tal vez haya que reducir la jornada laboral porque hay quien sigue trabajando largas jornadas. Y hay que hacer efectivos los derechos que creamos en el siglo XX. Es una tarea del siglo XXI, porque en muchos lugares esos derechos no se cumplen. Al mismo tiempo, hay que tener una flexibilidad dentro del mundo del trabajo para poder adaptarse a las nuevas condiciones. Creo que en el futuro va a haber muchos más trabajadores por cuenta propia. Pero esos trabajadores no deben perder los derechos fundamentales que conseguimos en el siglo XX. Debemos luchar por tener una vida con menos incertidumbre, más estable. Deberíamos idear un marco de protección social que no dependa del tipo de trabajo que se tiene. Con un régimen contributivo, pero posible y cercano para todos. Y ese es uno de los retos que debemos afrontar, más ahora en el nuevo mundo.

¿Y cómo ve a América Latina en ese futuro?
Soy optimista porque hay una ciudadanía más activa. Creo que eso va a presionar al sistema político y a las instituciones para mejorar. Pero por supuesto la tensión y la fricción la vamos a seguir sintiendo. Una de las cosas que me dan más esperanza para América Latina es que tenemos el mayor cohorte de jóvenes de la historia. Y es una gran oportunidad. ¡Una mina de talento! Estos jóvenes tienen más formación que sus padres. Hemos duplicado la población universitaria en estos años. Lo que tenemos que hacer es saber responder. Porque estos jóvenes también quieren mejores empleos, quieren más oportunidades y necesitan un mundo que les deje manifestarse, participar con sus ideas, con su talento, con sus propuestas. Si logramos hacer eso vamos a tener una gran esperanza en el futuro.

¿Qué papel cree usted que va a tener la mujer en Iberoamérica?
Si uno mira las cifras, las mujeres han entrado masivamente al mercado laboral. Una tercera parte de la disminución de la pobreza tiene que ver con la incorporación de las mujeres al mercado laboral en América Latina. Incorporación al mercado laboral remunerado, claro. Y estas mujeres están pidiendo salarios iguales ante trabajos equivalentes. De hecho creo que el mayor mercado laboral emergente del mundo son las mujeres. Un talento que está entrando en la vida política, en las empresas, en la vida social. Pero aún hay mucha discriminación invisible.

Aún falta mucho por hacer…
No hay mujeres en los puestos más altos ni en las juntas directivas. Es un tema de ciclo familiar. Por ejemplo, España tiene un gran problema. Las mujeres están conciliando no teniendo hijos. La razón por la que nosotros hemos luchado es para poder decidir tener o no tener. Pero hay que poder decidir. Vamos tomando unas decisiones porque no podemos tomar las otras. No las tomamos con todos los grados de libertad. Para tomar una tenemos que renunciar a la otra. Y las renuncias ya no son solo de las mujeres, también son de los hombres. Los hombres también tienen derecho a los afectos. También tienen que poder disfrutar de su familia. Queremos gente más feliz. Decía hace poco una política escandinava que la equidad no puede significar mujeres sobrecargadas y hombres amargados. Hemos de repartirnos mejor las tareas, pero no solo en el interior de la pareja sino en la sociedad. La reproducción, nuestra felicidad, es un asunto de todos, no lo podemos resolver de manera individual. Es un problema global y colectivo.

Rebeca Grynspan

Me gustaría preguntarle cómo se encuentra en este momento de su vida.
No siempre ha sido así, pero ahora puedo decir que estoy en el lugar en el que quiero estar. Estoy entusiasmada y motivada. Tengo la energía, la motivación para ello. Aunque soy capaz de ver el lado oscuro de la sociedad, todavía creo en un mundo mejor. Probablemente es así porque vengo de un país al que conocí descalzo y que hoy tiene un índice desarrollado humano alto. Recuerdo mi niñez en el área rural de mi país, donde no había electricidad, donde no todos los niños iban a la escuela. Y he visto la evolución. He visto cómo la política pública y la acción colectiva pueden efectivamente cambiar la realidad de miles de personas. Por eso no me resigno a que no hagamos todo lo que esté en nuestra mano para conseguirlo.

Rebeca Grynspan en 10 palabras

MULTILATERALISMO: «Más necesario que nunca».

DISRUPCIÓN: «Tiene que producir una transformación que no se llama sufrimiento. Vamos a ver muchas disrupción en esta mal llamada cuarta revolución industrial. Y puede llevar a mundos de mayor inclusión, sostenibilidad y prosperidad. Pero si no lo manejamos bien, va a significar el sufrimiento de mucha gente».

EDUCACIÓN: «El elemento más importante para el desarrollo».

SOCIEDAD: «Parte esencial del ser humano. Ninguno de nosotros puede sobrevivir solo. Una de las cosas más impresionantes en la evolución del ser humano es precisamente su capacidad de hacer sociedad. Es lo que le ha permitido avanzar más».

FAMILIA: «Una felicidad (risas). También ha sido un elemento fundamental para todos. Cuando uno lee los estudios sobre felicidad, la gente deriva la mayor parte de su alegría y su felicidad a los afectos. Los afectos de la gente que está su alrededor: la familia».

IGUALDAD: «El horizonte sobre el que hay que caminar, sin simplificarlo. Cuando hablamos de equidad no hablamos de igualitarismo. Somos distintos, somos diversos, debemos de vivir en la diversidad, con el respeto al otro, que es diferente».

LIDERAZGO: «Muy necesario en estos tiempos. Pero liderazgos positivos, robustos. Líderes que logren desarrollar líderes. No que solo piensan en perpetuarse y crear seguidores. Líderes con un carisma y una capacidad especial para llegar al otro y lograr empresas colectivas.

DEMOCRACIA: «Una conquista para mi generación. Una preocupación para las nuevas generaciones. Mi generación vivió las dictaduras y sabemos que la democracia es algo que hay que regar todos los días. Le damos un valor intrínseco porque nos permite cambiar el estado de las cosas, a pesar del descontento, la desconfianza y los errores».

AMOR: «Creo que el amor nos hace superarnos como personas porque exige de nosotros lo mejor. Los seres humanos tenemos lo mejor y lo peor; y el amor nos hace sacar lo mejor de nosotros mismos. Lo peor de cada uno de nosotros hay que controlarlo, no puede andar por ahí suelto (risas)».

BIENESTAR: «Hemos tendido a creer que el bienestar se mide con el producto interior bruto. Y no es así. Decía Robert Kennedy que el PIB mide muchas cosas, menos lo más importante. Es engañoso. El tema del bienestar tiene que ver con esos temas: con nuestros afectos, con nuestros amigos, con la familia. Ojalá avancemos en la posibilidad de medir el bienestar de una manera diferente».