«Cualquiera puede convertirse de la noche a la mañana en una persona en búsqueda de refugio»

TEXTO: CRISTINA BISBAL FOTO: ALBERTO CARRASCO

Siempre le interesó la actualidad internacional. Así que, tras terminar los estudios de Relaciones Internacionales, esta madrileña de 25 años cursó un master en Estudios Migratorios y de Cooperación en el Mediterráneo. En este ámbito encontró su vocación. Trabaja en el aeropuerto de Madrid y es voluntaria en ACNUR, un camino para desarrollarla, aprender y tratar de conseguir una sociedad más justa.

¿Siempre te has interesado por el voluntariado?
Sí, siempre me ha interesado el tercer sector y uno de los pilares sobre los que éste se construye es, sin duda, el voluntariado. Desde que tengo 18 años he colaborado como socia o como voluntaria en varias ONGs. Me parece que es una muy buena manera de recordarnos que tenemos un compromiso con la sociedad y con el futuro de esta.

¿Desde cuándo colaboras con ACNUR?
Pasé una temporada en Grecia, con una ONG, con voluntarios internacionales, buscando la integración de familias refugiadas. A la vuelta seguía conectada con la situación de las personas refugiadas a través de los medios de comunicación o de mi entorno, y me dio mucha rabia ver que, en muchas ocasiones, se estaba proyectando una imagen de estas personas, a mi parecer, muy equivocada. Me pareció necesario sensibilizar a la población española, y hace ya año y medio encontré la oportunidad de colaborar como voluntaria en el Comité Español de ACNUR. No me lo pensé dos veces.

¿Qué labores realizas?
Colaboro en el área de Sensibilización y Educación al Desarrollo y, en especial, en el proyecto de charlas educativas en colegios e institutos de la Comunidad de Madrid. Son charlas interactivas en las que informamos sobre la realidad de las personas refugiadas a la vez que intentamos que el alumnado desarrolle su propio análisis y reflexión de la situación. Es una manera de sensibilizar utilizando otras realidades que van más allá de lo que solemos ver en los medios de comunicación. Además, desde finales de 2018, compagino esta actividad con otro proyecto que conecta la Universidad con el Refugio y la Agenda 2030 que define los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Nos enfocamos a la organización y desarrollo de talleres formativos y jornadas universitarias.

Cuéntame qué te motiva de las charlas en los colegios.
Son verdaderamente muy interesantes. Es sorprendente cuando llegas a los colegios y ves que el alumnado participa activamente. Hay interés por saber y aprender de un tema como este, que a día de hoy es tan mediático. Resulta curioso que muchas veces llegamos a los centros con el prejuicio de que los alumnos no van a tener prácticamente ningún conocimiento sobre el tema, y te quedas boquiabierta con sus reflexiones. Aprendo mucho de ellos, y todo esto hace que el trabajo sea infinitamente más constructivo y enriquecedor.

Imagino que conocer refugiados en primera persona impresiona y hace que cambies el chip respecto a lo que significa ser refugiado en otro país…
Desde luego. Pero no hace falta ser una persona refugiada para darte cuenta de lo difícil que es tener que comenzar una vida en otro país que no sea el tuyo y las barreras a las que te tienes que enfrentar. Por ejemplo, una persona que ha tenido que salir de España en búsqueda de trabajo para tener una vida mejor, puede entender la tesitura de una persona refugiada cuando llega a un país en el que el idioma, las normas y las costumbres son muy distintas a las suyas. Cierto que una elige y otra se ve obligada a huir precipitadamente del país de origen a causa de conflictos, persecuciones y violaciones de derechos, asumiendo, además, un enorme riesgo durante el viaje hasta la cruzar la frontera del país. Se suma a que una vez en el país de acogida, deben afrontar situaciones complejas hasta que logran una solución duradera a su situación.

¿Crees que tenemos en nuestro país suficiente sensibilidad con el tema refugiados?
La gente conoce el tema, y cada día se llega a un espectro más amplio de la población. Sin embargo, considero que se tiene que trabajar aún más y conectar a la población española con la realidad de las personas refugiadas en España, para que ésta sea consciente de que nos toca directamente por nuestra historia pasada. Cualquiera puede convertirse de la noche a la mañana en una persona en búsqueda de refugio.

Además trabajas. ¿Cómo compatibilizas vida laboral y voluntariado?
Muy fácil, ¡organizándome! (risas). Siempre se saca tiempo para el voluntariado, aunque depende mucho de la semana y del tiempo que tengo disponible. Hablas de lo mucho que aprendes en ACNUR.

Pero imagino que aún es más lo que te aporta a nivel personal.
¡Claro! Me permite desconectar y hacer algo que me gusta y me motiva. Es una manera de fortalecer mi compromiso con la sociedad para ayudar a que ésta sea más justa y solidaria. Me conecta con una realidad distinta, de la que aprendo habilidades comunicativas, interpersonales, sociales además de fortalecer mis habilidades profesionales. ¿Qué más se puede pedir de un voluntariado?