Socio fundador de ANA

«La salud se está descentralizando, el tercer hospital más grande del mundo es ya el hogar»

La atención domiciliaria de pacientes dependientes es uno de los grandes retos de las sociedades contemporáneas. Sobre todo, cuando en la pirámide poblacional cada vez tienen más peso las personas mayores. Para mejorar estos servicios nace ANA (Automated Nursing Assistant), un sistema de control y seguimiento que usa las nuevas tecnologías para mejorar la relación sociosanitaria de cuidadores y pacientes.

Creado hace siete años en México por la empresa Paz Mental, ANA ha sido galardonado en la última edición de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social en la categoría de Mejora de la Salud y Tecnología Digital (e-Health).

Vuestra plataforma tiene muchas patas: formación de cuidadores, seguimiento de los pacientes, alarmas y notificaciones médicas y telemedicina. ¿Cómo nació la idea de ofrecer esta serie integral de servicios?
ANA empezó siendo el software de gestión de nuestra propia agencia de cuidadores. Pero nuestro sueño fue siempre ayudar a los diferentes actores mediante un asistente virtual. Todos lo necesitan, desde el equipo médico, los enfermeros, las familias, el cuidador…

¿Por qué llamáis «luces» a los cuidadores?
Porque estas personas son ángeles, lo hacen con un amor y con un cariño y una vocación que es digna de admirar. Más del 80 % son mujeres, muchas veces sin remunerar. Dejan su trabajo y su vida personal por cuidar a su mamá, por cuidar a un esposo, y es algo realmente admirable. Para mí ANA es un regalo para ellos, queremos cuidar a esos que cuidan.

El objetivo es también ofrecer un servicio más eficiente, más barato y, a la vez, mejor pagado ¿Cómo se consigue esa cuadratura del círculo?
Somos un software de gestión que permite a los proveedores y a los pagadores administrar de una forma mucho más eficiente sus recursos, darle mucha más escalabilidad, con el objetivo de poder dar servicio a cientos de miles y millones de personas que pronto estarán pasando de la atención en consultorio o en hospital al cuidado en la casa. Y todo eso, al final del día, termina en que se reducen los costos para los proveedores, porque es un 50 % más barato atender a un paciente en su hogar que hacerlo en el centro hospitalario. Nos dimos cuenta de esa ineficiencia del mercado y de que un actor y otro no se estaban entendiendo.

Ya Erasmo de Rotterdam decía aquello de que «Mejor es prevenir que curar». En ANA también se practica esa máxima.
Sí, porque cuando tienes a una persona bien monitorizada, atendida en la casa, te adelantas a situaciones médicas que eventualmente se podrían convertir en emergencias y hospitalizaciones que afectan a los presupuestos de salud de las aseguradoras. Al mismo tiempo permites al paciente y a la familia tener una vida mucho más tranquila, porque le estás dando el servicio en su casa, donde el paciente está más cómodo, donde el cuidador sabe lo que tiene que estar haciendo y está más relajado, porque tiene detrás a una organización que le está dando el soporte que requiere a nivel remoto. Así que todos ganan.

La pandemia de covid-19 ha acelerado además esa combinación de los cuidados en casa y la telemedicina.
Definitivamente. El elemento central que estaba impidiendo que la salud en casa se dispar ara era que los doctores no lo creían posible, no pensaban que realmente se pudiera dar un servicio telemático. Pero hoy en día, los sistemas de salud global están empujando en ese camino. La salud se está descentralizando. Por ejemplo, en los hospitales de Israel el 70 % de los pacientes se v an a ir a sus casas , el tercer hospital más grande del mundo es ya el hogar.

Estáis implantados en México pero los problemas que puede ayudar a solucionar ANA son globales.
Hay 400 millones de cuidadores en casa en el mundo y la idea es poder ayudarles a través de ANA a capacitarse, a crear esta comunidad de cuidadores por un lado y al mismo tiempo a crear esta comunidad de proveedores. El Banco Interamericano de Desarrollo nos preseleccionó como plataforma para ser apoyada financieramente, y ahora estamos expandiéndonos a nivel regional. Lo que queremos es convertirnos en la plataforma de homecare a nivel mundial y creo que estamos en el camino de conseguirlo.

¿En quién has pensado cuando has sabido que eras uno de los ganadores de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social?
Primero que nada a mis abuelos, vivos hasta el año pasado… Fueron diferentes ejemplos que me inspiraron, con ellos me di cuenta de que lo que haces bien en tu vida, al final del día, termina por pagarse cuando eres un adulto mayor. En cierta medida gracias a ellos hoy estoy innovando en esta área. También he pensado en los cuidadores que hoy día conozco, hemos tenido la fortuna de interactuar con decenas de miles durante los últimos 7 años.

¿En qué vais a invertir los 40 000 euros del premio?
En continuar impulsando el desarrollo de esta plataforma. Estamos en un momento en el que tenemos muchísima demanda, estamos creciendo con diferentes organizaciones que ya tienen millones de pacientes y nos sirve muchísimo cada uno de los euros que podamos conseguir para traer el mejor talento, tener acceso a construir el mejor equipo y a pensar en grande.