TEXTO: RAMÓN OLIVER IMÁGENES: ALBERTO CARRASCO
La ceremonia de entrega de los Premios Sociales Fundación MAPFRE, celebrada en el Casino de Madrid el pasado 12 de junio, ha servido, entre otras cosas, para constatar que, lejos de sufrir el vértigo propio de dejar atrás sus primeros diez años de existencia, este certamen goza de excelente salud. Y es que esta decimoprimera edición ha concitado, si cabe, mayor interés, expectación y admiración que nunca, algo que se pone de manifiesto tanto por el número de trabajos presentados (681 candidaturas procedentes de todo el mundo), como por la atención mediática recibida. Los galardones se consolidan así como referente nacional e internacional a la hora de reconocer el trabajo de personas e instituciones que hayan destacado por su generosidad, solidaridad y compromiso con la ayuda a la sociedad en los ámbitos científico, cultural y social.
Su Majestad la Reina Doña Sofía presidió, como en anteriores ocasiones, un acto en el que estuvo acompañada por la Ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, y que contó con el periodista Pedro Piqueras como maestro de ceremonias. Abrió el evento Antonio Huertas, presidente de la Fundación MAPFRE, quien indicó que «vivimos los tiempos de transformación social más importantes de nuestra historia». Unos cambios profundos, abundó, en los que «la tecnología nos ayuda superar muchas enfermedades y barreras sociales, pero en los que todavía hay mucho por hacer». El presidente de la Fundación MAPFRE resaltó que el compromiso social es una responsabilidad compartida, y animó a construir entre todos « un mundo más humano y solidario».
En ese llamamiento, Huertas se dirigió especialmente a las empresas, a quienes exhortó a actuar con responsabilidad y valores, recordándoles que rentabilidad y ética deben ir de la mano. «Los objetivos económicos no se pueden conseguir de cualquier manera. Las empresas deben trabajar para conseguir un mundo cada vez más inclusivo, justo y solidario», dijo. En ese sentido, el presidente de Fundación MAPFRE invitó a seguir el ejemplo de quienes, sin duda, ya han empezado a recorrer ese camino: los ganadores de la presente edición, todos ellos trabajos disruptivos en sus respectivos campos de actuación.
Proyectos como AGRINDUS, Premio a la Mejor Iniciativa Agropecuaria, categoría que se estrenaba en esta edición. La producción de leche y otros alimentos de manera más local y natural, para así tener un impacto determinante en la salud de los consumidores, es el objetivo de esta ya veterana empresa brasileña. Al recibir el galardón, su CEO Roberto Jank destacó la imperiosa necesidad de apostar por modelos productivos más sostenibles, en los que «utilicemos de manera más eficiente los recursos limitados de la naturaleza como el agua o la tierra».
Cirugía en Turkana, Mary’s Meals, AGRINDUS y Emilio Aragón han sido los premiados de la decimoprimera edición de estos galardones en sus diferentes categorías
El Premio al Mejor Proyecto por su Impacto Social ha recaído en Cirugía en Turkana, un proyecto nacido en 2004 de la mano de cuatro cirujanos del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y que lleva la esperanza en forma de atención médica a una de las regiones más pobres del planeta. Gracias a la acción de voluntariado de los numerosos médicos españoles que hoy participan en el proyecto, el año pasado fueron atendidos 836 pacientes y se realizaron 260 intervenciones quirúrgicas en esta zona del norte de Kenia. Un trabajo que, como explicó su fundadora Elena Mendía, mezcla ciencia, salud, justicia, vida y dignidad. Porque «la salud es lo que nos hace a todos iguales», resumió la doctora Mendía al recoger su premio.
Y si hay un factor determinante en la salud de las personas, este es, sin duda, la alimentación. Dar de comer en sus colegios a niños que de otro modo no pueden hacerlo. Este es el propósito de Mary’s Meals, Premio a la Mejor Entidad por su Trayectoria Social. Nacida en Escocia en 2002, esta organización está hoy presente en 18 países y el año pasado fue responsable de que 1.425.013 niños se alimentaran diariamente en comedores escolares. Un proyecto que moviliza a las comunidades en las que se implanta y que permite que las madres se involucren mucho más en la educación de sus hijos. «Los niños tienen muchas ganas de estudiar, pero no pueden hacerlo si no comen», expuso Elisalex Löwenstein, presidenta de la entidad en España, quien agradeció un premio que «sirve», indicó, «para que el mundo conozca la realidad de estos niños».
Alguien que conoce perfectamente el problema del hambre infantil es el ganador del Premio a Toda una Vida Profesional José Manuel Martínez, otorgado en esta edición 2018 al polifacético artista Emilio Aragón. Músico, actor, cómico, director de cine, productor y una figura que a lo largo de sus muchos años de trayectoria profesional también se ha significado por su faceta solidaria, desarrollando una intensa actividad en entidades como «Acción contra el Hambre». El premiado tuvo palabras de elogio para los otros proyectos galardonados. «El trabajo que realizan instituciones como las que se premian hoy me hace recuperar la esperanza», aseguró. Al referirse al problema del hambre infantil, indicó que «todo comienza con una buena nutrición, especialmente durante los primeros 1.000 días de vida». Aragón se mostró optimista al afirmar que la actual generación «es la primera que de verdad puede acabar con el hambre en el mundo». Si bien también alertó acerca del problema de la sobreinformación a la que estamos expuestos, ya que puede hacer que el mensaje se diluya. «Actos como el de hoy nos permiten recordar a la sociedad que hay un grave problema en el mundo: el hambre».