La exposición Derain, Balthus, Giacometti, que se presenta en la Sala Recoletos de Fundación MAPFRE del 2 de febrero al 6 de mayo de 2018, explora la amistad entre tres grandes artistas del siglo XX: André Derain (1880-1954), Balthus (1908-2001) y Alberto Giacometti (1901-1966).
TEXTO: ÁREA DE CULTURA DE FUNDACIÓN MAPFRE
Las miradas de estos tres artistas, nunca antes confrontadas, coinciden en la misma exigencia de lo que debe ser la obra de arte. Los tres comparten un fuerte anhelo de modernidad, se interesan apasionadamente por la pintura antigua y el arte de las civilizaciones lejanas, sienten fascinación por «las fuerzas oscuras de la materia» (Derain) y, en general, prestan mucha atención a la realidad «maravillosa, desconocida» que tienen ante sí (Giacometti).
Mucho más allá de la admiración mutua y el sincero afecto que les unieron durante toda su vida, la profunda comunidad estética que existe entre ellos es el hilo conductor de la exposición.
La muestra, que ha sido concebida por el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris, Paris Musées y coproducida con Fundación MAPFRE, está comisariada por Jacqueline Munck, conservadora jefe del museo parisino, donde se ha presentado con gran éxito del 2 de junio al 29 de octubre de 2017. La exposición incluye una selección excepcional de más de 200 obras (pinturas, esculturas, obras sobre papel y fotografías), centrada sobre todo en el periodo comprendido entre los años treinta y sesenta. Los tres artistas se conocieron a principios de los años treinta gracias a su relación con el círculo surrealista y, concretamente, a la primera exposición de Balthus en la galería Pierre Loeb, en 1934.
A partir de 1935 sus lazos de amistad se estrecharon y el entrecruzamiento de su vida y sus obras se hizo más intenso. Entre Saint-Germain y Montparnasse alternaron con muchos artistas, escritores y poetas: en primer lugar Antonin Artaud, y también Max Jacob, André Breton, Louis Aragon, Jean Cocteau, Pierre Reverdy, Jean Oberlé, Robert Desnos, Albert Camus, Pierre-Jean Jouve, Samuel Beckett, Jean-Paul Sartre y André Malraux. El teatro también ocupó un lugar destacado, e hicieron varios proyectos con Marc Allegret, Boris Kochno, Roger Blin y JeanLouis Barrault; también les unió la moda, con Jacques Doucet, Paul Poiret y Christian Dior, y el mercado del arte con Pierre Loeb, Pierre Colle y Pierre Matisse.
Mucho más allá de la admiración mutua y el sincero afecto que les unieron durante toda su vida, la profunda comunidad estética que existe entre estos tres artistas es el hilo conductor de la exposición
Seis secciones repasan esta excepcional amistad entre los tres artistas. La exposición empieza con su mirada común a la tradición figurativa y los primitivismos, de donde nacen unos mestizajes singulares (La mirada cultural). Prosigue con sus paisajes, figuras y bodegones, que indagan los códigos de su representación, desde el neoclasicismo hasta Corot y Courbet (Vidas silenciosas). Más adelante se presentan los retratos cruzados de sus amigos y modelos comunes (Los modelos). Un Entreacto nos introduce en el mundo del espectáculo, donde los pintores se convierten también en libretistas y decoradores. Giacometti abre un mundo onírico en la sección El sueño-visiones de lo desconocido, en el que Balthus y Derain actualizan el tema de la mujer dormida y del sueño, en el límite entre la fantasía y lo vivido. Finalmente en La marca oscura los tres artistas examinan «las posibilidades de lo real» frente a la tragedia del tiempo.
1. La mirada cultural
A lo largo de toda su vida Derain, Balthus y Giacometti dirigieron sus miradas al pasado del arte. La conversión fundadora de André Derain se produjo en 1906 en Londres, en la National Gallery y el British Museum, donde descubrió con asombro las obras del «mundo entero». A partir de entonces la renovación de su arte se basó en un auténtico humanismo plástico pluricultural, como revelan los mestizajes inéditos de Le Joueur de cornemuse [El gaitero] y el Portrait d’Iturrino [Retrato de Iturrino].
En el caso de Alberto Giacometti, sus copias de los maestros italianos, de la estatuaria egipcia y africana, etc., traducían plenamente su manera de ver y trasponer las obras que le impresionaron. También él dejó que se manifestaran libremente los orígenes plurales de sus esculturas —Femme qui marche [Mujer que camina]—. Balthus hizo que resonara en su universo personal el impacto original de Arezzo, donde en 1926 copió los frescos de Piero della Francesca. La «cifra» misteriosa de estas composiciones, la transparencia de sus colores, la intemporalidad, proclamaban un nuevo credo: «la verdadera modernidad consiste en esta reinvención del pasado».
2. Vidas silenciosas
Cuando Derain, Balthus y Giacometti examinan los paisajes, las cosas y las figuras, intensifican su presencia física recurriendo a la «magia de la pesadez». La ruptura de la relación con lo real, esencial en el arte de Giacometti, se trasluce en obras que van de Le Lac de Sils [El lago de Sils] a Nature morte avec une pomme [Bodegón con una manzana]. El artista elabora una pintura de un grafismo muy particular, fruto de un examen visual: «Lo que intento hacer es reproducir exactamente en un lienzo, o con barro, lo que veo».
Derain y Balthus recuerdan a los «pintores de la realidad» del siglo xvii por su ordenación armoniosa de los objetos y las figuras sobre fondos oscuros, por un tratamiento sutil de la luz y por la precisión de la ejecución. En su Vue de SaintMaximin [Vista de Saint-Maximin], Derain transmite una visión melancólica del paisaje, revelando una realidad «aumentada» por su imaginación. Los bodegones de Balthus añaden una dimensión narrativa, siempre en suspenso y de una violencia larvada.
3. Los modelos
Un juego de retratos cruzados reúne a los amigos y mecenas comunes a los tres artistas. En 1935 Isabel Rawsthorne posa varias veces para Derain, y a partir de 1936 para Giacometti. La Nièce du peintre [La sobrina del pintor] de Derain tiene un parecido turbador con las adolescentes de Balthus, y los desnudos de ambos —Derain, Nu au chat [Desnudo con gato]; Balthus, Jeune fille à la chemise blanche [Muchacha con camisa blanca]— parecen enlazar con una «misteriosa tradición» (Antonin Artaud). El Nu assis à la draperie verte [Desnudo sentado con ropaje verde] de Derain, de una sencillez grave y austera, se presenta sobre un fondo sin adornos. La Chambre [La habitación] de Balthus nos convierte en testigos tras un espejo sin azogue de un ensayo teatral que recuerda los juegos de rol de la infancia.
Cuando Derain, Balthus y Giacometti examinan los paisajes, las cosas y las figuras, intensifican su presencia física recurriendo a la «magia de la pesadez»
4. Entreacto
De un decenio con abundante creación teatral, el de 1930, se extraen espectáculos para los que Derain realizó los decorados, los figurines y a veces el libreto, buena muestra de las relaciones estrechas entre el mundo de la escena (teatro y ballet) y el mundo artístico. Una importante selección de obras recuerda la amistad entre Antonin Artaud, André Derain y Balthus, quien creó los decorados y figurines de Les Cenci, primera obra del «teatro de la crueldad». En estos decorados y en los de L’État de siège de Albert Camus (1948), ambos realizados por Balthus, reina la misma desorganización.
La riqueza expresiva de las máscaras esculpidas y de las máscarasfigurines de Derain, unas en el estudio y otras en el escenario, recuerdan el origen antiguo del teatro, mientras que las «jaulas» de Giacometti definen el espacio escénico donde coloca sus figuras. Los años cincuenta y sesenta abundan en colaboraciones escénicas, entre las que destacan las del Festival d’Art Lyrique d’Aix enProvence. A propuesta del pintor y grafista Cassandre, Balthus es elegido para realizar los decorados de Così fan tutte de Mozart en 1950. Al año siguiente, Cassandre y Edmonde Charles-Roux convencen a Derain para que sea el decorador y figurinista de L’Enlèvement au sérail. El pintor vuelve a Aix en 1953 para hacer los decorados de Le Barbier de Séville de Rossini, su última realización teatral. JeanLouis Barrault, amigo de Derain y Balthus, propone al segundo los decorados de Jules César de Shakespeare, obra que dirige en 1960. En 1961 es Giacometti quien recibe su propuesta de realizar el decorado minimalista, un único árbol, de En attendant Godot de Samuel Beckett.
5. El sueño-visiones de lo desconocido
Las obras que se agrupan aquí unen el tema clásico de la mujer acostada con el tema del sueño, en una síntesis de tradición y modernidad. Las jóvenes pintadas, figuras dormidas o soñadoras —Derain, Nu au chat; Balthus, Jeune fille endormie [Muchacha dormida]—, lánguidas o incluso extáticas —Balthus, Les beaux jours [Los días felices]—, se entregan con indolencia a la mirada del espectador. La vida interior encuentra su equivalente plástico en los fondos oscuros y la iluminación tan particular —Derain, Grand nu [Gran desnudo]; Balthus, Nu couché [Desnudo acostado]—, que dan aires de confidencia a las escenas representadas. En Balthus el tema del sueño abre la puerta de lo imaginario a la realidad, mientras que en Giacometti la escultura ideograma condensa la ondulación del cuerpo femenino y la suavidad de un paisaje apenas descubierto.
6. La marca oscura
Las esculturas y los cuadros que se exponen en esta sección, con su cruce de influencias, invitan a percibir la relación compleja que mantienen con la realidad Derain, Balthus y Giacometti. L’Objet invisible [El objeto invisible] (1934) de Giacometti, que significa el vacío y la imposibilidad de asir lo real, anuncia el combate futuro del artista: a pesar de los fracasos —Tête noire (Tête de Diego) [Cabeza negra (Cabeza de Diego)]—, no ceja en su empeño por atraparla —Annette assise, deux fois [Annette sentada, dos veces]. De la noche de la creación a los tormentos de la historia, la angustia y la destrucción también frecuentan los lienzos tardíos de Derain, de los que tratan de escapar unas bacantes aterrorizadas —Les Bacchantes [Las bacantes], Grande bacchanale noire [Gran bacanal negra]. La luz que atraviesa las tinieblas irradia en Derain —Nature morte sur fond noir [Bodegón sobre fondo negro], La Clairière [El claro del bosque]— y en Balthus —Les Poissons rouges [Los peces rojos]. Al final la luz prevalece en las obras de Balthus, bañadas en tonalidades cálidas —Le Baigneur [El bañista].
Pies de foto
- André Derain L’Artiste et sa famille [El artista y su familia], 1920-21 Colección particular © Ted Dillard Photography © VEGAP, Madrid, 2017
- Alberto Giacometti Autorretrato, 1920 Fondation Beyeler, Riehen/Basilea Foto: Robert Bayer / Beyeler Collection © Succession Alberto Giacometti (Fondation Alberto et Annette Giacometti, Paris & Adagp, Paris), 2017
- André Derain Isabel Lambert, 1934-1939 North Carolina Museum of Art, Raleigh. Donación de Mrs. James Forrestal, G. 55.9.1 © North Carolina Museum of Art, Raleigh © VEGAP, Madrid, 2017
- Alberto Giacometti Femme couchée qui rêve [Mujer acostada soñando], 1929 Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, Smithsonian Institution, Washington Foto : Cathy Carver / Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, Smithsonian Institution © Succession Alberto Giacometti (Fondation Alberto et Annette Giacometti, Paris + ADAGP, Paris) 2017
- André Derain Nu au chat [Desnudo con gato], 1936-1938 Hokkaido Museum of Modern Art, Sapporo © Hokkaido Museum of Modern Art © VEGAP, Madrid, 2017
- André Derain Jeune femme pelant une pomme [Muchacha pelando una manzana], 1938-1939 Buffalo (New York), collection Albright-Knox Art Gallery, K1972 :17; donación de Seymour H. Knox en memoria de Helen Northrup Knox, Jr., 1972 Collection Albright-Knox Art Gallery, Buffalo, New York. Photograph by Biff Heinrich © VEGAP, Madrid 2017
- André Derain Geneviève à la pomme [Geneviève con manzana], hacia 1937-38 Colección particular © Thomas Hennocque © VEGAP, Madrid 2017
- Balthus La Phalène [La falena], 1959-1960 Paris, Centre Pompidou – Musée national d’art moderne – Centre de création industrielle © Centre Pompidou, MNAM-CCI/Jacques Faujour/Dist. RMN-GP © Balthus