Casi la mitad de los jóvenes reconoce estar enganchado a Internet y a las redes sociales. Lo indica el último estudio realizado por Fundación MAPFRE y el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (Fad) con el objetivo de analizar su comportamiento en relación al uso que hacen en la red y mostrarles los riesgos a los que están expuestos. Para los expertos, el objetivo no es solo enseñarles a no abusar de teléfonos y consolas. Ahora el principal reto está en que aprendan a diferenciar la información veraz de los bulos y en que sean cuidadosos con los datos personales que comparten.
TEXTO: NURIA DEL OLMO @NURIADELOLMO74 FOTOGRAFÍAS: ALBERTO CARRASCO
«En las redes sociales te engañan muchas veces. El acoso entre compañeros y el envío de fotografías privadas es más frecuente de lo que se dice», asegura Gonzalo Izquierdo, estudiante de segundo curso de Bachillerato. Como la mayoría de sus compañeros y amigos, este joven madrileño es consciente de los riesgos, pero asume los inconvenientes como contrapartida y disfruta de las oportunidades que ofrece la red. «Navego para divertirme, mirar los perfiles de otras personas y compartir información. Es lo que más me gusta hacer en mi tiempo libre».
Saturación, dependencia, engaño y maltrato. Son algunas de las sensaciones que experimentan los jóvenes españoles de 14 a 24 años tras utilizar Internet y conectarse a las redes sociales. Más de la mitad (55,4%) reconoce que mira el móvil constantemente, que incluso lo hace en clase o trabajando (29,3%) y aunque estén con gente (19,7%). La cantidad de tiempo que invierten en redes sociales provoca, además, que dejen de lado otras actividades como estudiar (49,9%), leer (49%), practicar deporte (31,4%) y hasta perder horas de sueño por estar conectado a las redes (43,2%).
Son datos del estudio Jóvenes en el mundo virtual: usos, prácticas y riesgos, que ha elaborado recientemente Fundación MAPFRE y el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fad. Según la investigación, cerca de la mitad de los jóvenes (49%) asegura sentirse «dependiente» con mucha frecuencia, un comportamiento que, según los expertos, les conduce a sentir la necesidad constante de tener que «comprobar el teléfono para ver si ha pasado algo nuevo», una sensación de ansiedad que surge por el miedo a no enterarse de algo en las redes. También son muy conscientes de que Internet y las redes sociales implican un riesgo de engaño y de pérdida de privacidad. El 54% afirma que «en las redes sociales te engañan muchas veces» y el 51,9% cree que «al usar las redes sociales resulta inevitable que personas desconocidas sepan cosas de ti».
Ciberbullying y robo de identidad
Laura Sánchez es psicóloga clínica. Desde hace cinco años trabaja con niños y adolescentes de colegios e institutos de media España para explicarles los riesgos que implica el ciberbullying, el acoso a través de Internet, «el rey de los peligros en la red», y otros como la «paliza feliz», un término que se utiliza para definir un tipo de acoso que deriva en violencia explícita y que además se graba en vídeo y se comparte en redes sociales, «una práctica horrible que trata de burlarse de los agredidos a través de vídeos en los que se golpea y se menosprecia a otras personas». En sus talleres también se habla de otros riesgos frecuentes como el grooming, cuyo objetivo es la obtención de imágenes del menor en situaciones pornográficas y hasta la posibilidad de obtener contacto físico con dicho menor.
Los jóvenes de 14 a 24 años consideran internet y las redes sociales el lugar donde «hay que estar». Se conectan fundamentalmente a través de sus propios smartphones (84,1%)
«Los datos son preocupantes», asegura. «Casi 7 de cada 10 jóvenes cree que tanto el acoso de adultos menores (grooming) como acoso entre compañeros (ciberbullying) es bastante o muy frecuente, mucho más de lo que se dice». También lo es el envío de imágenes privadas y comprometidas sin consentimiento, así como las amenazas, insultos, bromas de mal gusto y gestos de exclusión, que reconoce haber sufrido ya el 34% de los jóvenes.
«Tenemos un gran reto por delante, ya que la mayoría de los chavales cree que su actividad en la red tiene muchas ventajas, como hacer nuevos amigos, relacionarse más con personas que están lejos o con sus amigos de siempre o simplemente divertirse». En este sentido, su labor consiste en que entiendan que el uso de las nuevas tecnologías, de las redes y de Internet puede ser positivo si se actúa con responsabilidad. «Uno de los mensajes en los que más insistimos es que sean cuidadosos con la información de índole personal que comparten. Los jóvenes se abren mucho en las redes, ponen pocas barreras y aceptan que personas que no conocen de nada entren en su vida. Se dejan llevar por el «follow por follow», para conseguir seguidores a toda costa, lo que sin duda implica un riesgo». A los más pequeños también les advertimos de los peligros que implica jugar con videojuegos online, «con los que se conectan, sin apenas darse cuenta, con personas desconocidas.
Menos horas y más vigilancia adulta
Desde hace más de cinco años, Fundación MAPFRE lleva a cabo el programa educativo ControlaTIC, en el que hasta la fecha han participado más de 100.000 adolescentes de 500 centros educativos de toda España.
Los expertos también advierten de que se debe educar en las nuevas formas de comunicación, sobre todo fomentando competencias clave como el pensamiento crítico, basado en enseñarles a diferenciar la información veraz de los bulos, a que no confíen en cualquiera, a que cuestionen las motivaciones de quien encuentran en la red y a que sean cautelosos con la información personal que comparten. También es importante que entiendan el valor de la intimidad y la privacidad, ayudándoles a que se cuestionen su sobrexposición y haciéndoles ver que lo que se sube a la red puede tener consecuencias a medio y a largo plazo. Promover el acercamiento de los adultos, tanto padres como educadores es también otro aspecto clave, especialmente con el fin de que entiendan cómo se relacionan los jóvenes el entorno digital y puedan ayudarles ante situaciones de riesgo en la red.
«Hay que tener en cuenta que la mayoría de los jóvenes (78,1%) acude a sus amigos cuando tiene dificultades para solucionar un problema en la red. Solo 3 de cada 10 se apoya en sus padres y cerca del 10% en profesores», señala Antonio Guzmán, director de Promoción de la Salud de Fundación MAPFRE. «Hasta que los menores cumplan 14 años proponemos fijar unas normas de uso concretas que estén lo más consensuadas posible, como por ejemplo establecer lugares abiertos y comunes y limitar el tiempo (no superiores a las dos horas al día) para utilizar las nuevas tecnologías. También creemos que es importante supervisar el uso y evitar que utilicen el ordenador y el móvil para rellenar tiempos muertos y antes de cumplir con sus responsabilidades».
Adicción: primeras señales
- Cada vez necesita estar más tiempo conectado para sentirse satisfecho.
- Se siente deprimido, nervioso o enfadado si no se conecta.
- Pasa mucho tiempo pensando en cuándo se podrá conectar de nuevo.
- No consigue controlar el tiempo o la frecuencia que pasa conectado.
- Ha dejado de lado actividades u obligaciones por estar conectado.
- Se aísla. Prefiere las ciberrelaciones a las relaciones personales.
- Miente en relación con el tiempo y la frecuencia con la que se conecta.
- Cambio claro de hábitos.