La poesía y el seguro aparentemente pertenecen a dos mundos paralelos nunca destinados a encontrarse. Sin embargo, la realidad, tozuda como siempre, se encarga de sorprendernos de vez en cuando.

TEXTO: ANA SOJO IMÁGENES: ISTOCK

En 1914 se publicó en España un libro singular titulado El poema del seguro. Este libro escrito por José Ignacio S. de Urbina dedica sus más de 104 páginas a hablar del seguro en forma de verso.

José Ignacio Suarez de Urbina (1856-1928) se dedicó al derecho y también al periodismo. Católico, conservador y carlista convencido, no en vano fue jefe provincial de la Comunión Tradicionalista en Córdoba y mantuvo una larga amistad con Juan Vázquez de Mella.

El poema del seguro fue publicado por el Patronato Social de Buenas lecturas dentro de la colección «Biblioteca de Cultura popular», una selección de lecturas de corte conservador. Contó con la colaboración como prologuista de una figura excepcional de la literatura española, la condesa de Pardo Bazán.

Emilia Pardo Bazán (1851-1921), novelista y periodista notable, considerada hoy día la precursora del naturalismo en España, confiere a esta obra su parte más interesante desde el punto de vista literario. El poema del seguro no es el único ejemplo del encuentro entre la literatura y el seguro. Mario Benedetti, también unió estos dos mundos en sus renglones. Hablamos del poema «Oda a la pacificación», de Mario Benedetti.

Mario Benedetti (1920-2009), escritor y periodista uruguayo de la generación del 45, autor de más de 80 obras, algunas de ellas traducidas a 20 idiomas, escribió este original poema dentro de su poemario Letras de emergencia. Escrito entre 1969 y 1973, en él menciona, curiosamente, tanto a las pólizas como a los corredores de seguros.

Cuando el seguro es poesía

Oda a la pacificación (fragmento)

No sé hasta dónde irán los pacificadores con su ruido metálico de paz
pero hay ciertos corredores de seguros que ya colocan pólizas contra la pacificación
y hay quienes reclaman la pena del garrote para los que no quieren ser pacificados
cuando los pacificadores apuntan por supuesto tiran a pacificar
y a veces hasta pacifican dos pájaros de un tiro
es claro que siempre hay algún necio que se niega a ser pacificado por la espalda
o algún estúpido que resiste la pacificación a fuego lento
en realidad somos un país tan peculiar
que quien pacifique a los pacificadores un buen pacificador será.

Museo del Seguro

Fundación MAPFRE Ubicado en Madrid, en la calle Bárbara de Braganza, 14, cuenta con 600 piezas expuestas y un total de 1.300 conservadas en los fondos de la institución.

Además, todas ellas se encuentran disponibles en la versión virtual del museo en www.museovirtualdelseguro.com. Disponemos de visitas guiadas gratuitas para grupos, previa petición a través del formulario de nuestra web.