Con motivo de la presentación de la Biblioteca Virtual de Viajes Científicos Ilustrados y del proyecto Trineo de Viento en el Salón de Actos del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas), de forma excepcional, se pusieron en común las expediciones de los científicos del siglo XVIII y XIX con las que se realizan actualmente.
En su intervención, el explorador polar Ramón Larramendi hacía hincapié en el nexo que une ciencia y aventura, pasado y presente: «No se pueden comparar los viajes del siglo XVIII y del XXI, pero si tienen en común la pasión y la razón».
Esta misma pasión ha llevado a Fundación MAPFRE y a Fundación Larramendi a utilizar los más innovadores métodos de digitalización para poder traer al presente las fascinantes aventuras de estos científicos que, con el espíritu lleno de confianza y guiados por la razón, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, se lanzaron a conocer tierras lejanas para conseguir entender las leyes de la naturaleza.
Se trata de una biblioteca de libre acceso para el público, que enlaza las obras digitalizadas en diferentes instituciones del mundo y las propias. «El mundo digital es como la gran Biblioteca de Alejandría y nosotros, como aquellos monjes de la Edad Media, certificamos y catalogamos las obras para poner en valor a los científicos viajeros», señaló Luis H. de Larramendi, presidente de la Fundación que lleva el nombre de su padre, en la presentación. La biblioteca virtual, elaborada tras dos años de trabajo por ambas fundaciones, recoge obras de los grandes viajeros ilustrados españoles, desde Félix de Azara o Jorge Juan a Alejandro Malaspina o José Celestino Mutis entre otros.
Seguramente pocas personas saben que Jorge Juan, en una expedición a Quito que duró 10 años, fue quien obtuvo el valor de un grado de meridiano terrestre que permitió determinar con exactitud la forma de la Tierra y poder trazar nuevas cartas geográficas. Ni que Mutis realizó sus primeros estudios botánicos en Bogotá donde estudió plantas medicinales, como la quina, para el tratamiento de toda clase de enfermedades, o que Félix de Azara, considerado el precursor directo de Darwin, fue el descubridor de las tierras del Río de la Plata y todo lo que estas aportaban por su geografía, fauna, recursos, costumbres…
Realizar levantamientos cartográficos, trazar nuevas rutas marítimas y descubrir especies desconocidas fueron algunos de los objetivos más comunes. Pero, en muchos casos, sus conclusiones no se quedaron en el mero ámbito científico. Los científicos fueron también agentes al servicio de la corona y, a veces, el objetivo de la expedición iba más allá que la mera exploración o estudio científico.
«El mundo digital es como la gran Biblioteca de Alejandría y nosotros, como aquellos monjes de la Edad Media»
Ese fue el caso de Malaspina, quien dirigió la última de las grandes expediciones ilustradas a las colonias españolas de América y Asia, con el propósito de entender los problemas que dificultaban el desarrollo colonial. Para ello recabó toda la información posible de las colonias, su demografía, la geografía, la botánica y la zoología, e incluso los medios de explotación, con la idea de realizar un estudio global de los dominios de la monarquía española. Su expedición estaba formada por prestigiosos científicos y excelentes dibujantes. Algunos de estos últimos utilizaron, por primera vez en una expedición científica, la cámara oscura, lo que daba mayor veracidad a sus dibujos. A su regreso a España, en 1794, Malaspina presentó un informe, Viaje político-científico alrededor del mundo, que no solo era de corte científico sino que criticaba la situación política y económica de las colonias y desarrollaba planteamientos de corte liberal favorables a la concesión de una amplia autonomía a las colonias españolas. El gobierno español decidió no publicarlo y Malaspina, desencantado, participó en una conspiración contra Godoy que le llevo a la cárcel.
Estas y otras apasionantes historias están ahora a nuestro alcance en las más de 1.000 obras de 23 autores que nos adentran en los grandes proyectos de la navegación ilustrada. Un elenco de la contribución histórica española en los siglos XVIII y XIX que se ordena en cuatro grupos: 1.—Navegación, cosmografía y geografía, 2.—Matemáticas, física y química, 3.—Ciencias Naturales, y 4.—Medicina y farmacognosia.
La Biblioteca Virtual de Viajes Científicos Ilustrados «descubre el velo de lo olvidado», tal y como señaló Luis H. de Larramendi, trayendo al presente las obras de aquellos personajes de nuestra historia que ahora se recuperan en ella.
Biblioteca Virtual de Viajes Científicos Ilustrados
Esta fabulosa e innovadora recopilación se enmarca dentro de las bibliotecas virtuales temáticas y de autor que la Fundación Ignacio Larramendi ofrece en su web www.larramendi.es. Los objetivos de la Biblioteca son: dar a conocer la inmensa aportación de España, tanto en los territorios europeos como americanos o filipinos, a la Ciencia Ilustrada Universal y mostrar los grandes viajes ilustrados, como los de Celestino Mutis, fantástico ordenador de la flora americana, de Félix de Azara, precursor directo de Darwin, o de Andrés del Río, descubridor de un nuevo elemento químico, el vanadio. La biblioteca virtual se ha implementado con un sistema de gestión digital bibliotecaria de nueva generación que ofrece nuevas e importantes funcionalidades como la geolocalización y la búsqueda en Europeana y en la DPLA, los grandes agregadores de contenidos digitales de Europa y Estados Unidos, entre otras.