La Policía Nacional de España y Fundación MAPFRE unen fuerzas y, sobre todo, mucha originalidad para crear un espacio de conocimiento y conciencia en torno a internet y las redes sociales, Ciberland, que tras estrenarse en Madrid empieza su gira por otras provincias españolas.
TEXTO: ANTONIA ROJO FOTOGRAFÍAS: FUNDACIÓN MAPFRE
Un parque de atracciones puede ser una buena metáfora de internet y las redes sociales, en su promesa de entretenida felicidad ligada a la exaltación de las sensaciones y las hormonas. Y en ese pico de adrenalina desbocada sin consecuencias, cada brillante cacharro de luces y colores gritones nos quiere «convencer a todos de que todo el mundo se lo está pasando bien todo el rato», parafraseando a David Foster Wallace en su libro Algo supuestamente divertido que nunca más volveré a hacer. Pero lo cierto es que en la Red, como en la vida, no hay tantos sistemas de seguridad como en cualquier Disneylandia y que los peligros acechan, o, por ser menos dramáticos, sencillamente existen.
Esa conexión retórica también está en el origen de Ciberland, exposición itinerante organizada por Fundación MAPFRE y la Policía Nacional que, con la leyenda Descubre lo que esconden las redes, invita a descubrir los riesgos del mundo digital y reflexionar sobre ellos de forma atractiva y dinámica. «Todo lo que termina en “land” suena divertido, lúdico… e internet y las redes sociales pueden serlo», explica Alicia Rodríguez, del Área de Promoción de la Salud de Fundación MAPFRE, «pero es muy importante concienciar y conocer los riesgos que existen, saber prevenirlos y poder hacer un uso responsable de todas sus ventajas».

La exposición Ciberland juega con la estética de un parque de atracciones para construir siete espacios temáticos entre los que hay hasta una sala que emula los laberintos de espejos. Son 470 m2 por los que ya han pasado más de 4000 personas durante su estancia en Madrid el pasado mes de octubre y que también han recalado en otras capitales españolas como Sevilla y Valladolid. La mayoría de los asistentes han sido jóvenes de entre 15 y 18 años. Pero lo cierto es que «cualquier persona puede ser víctima de estos delitos», como subrayan desde la Policía Nacional. A la vez, hay riesgos que son más propios de la edad adulta, como el phising, técnica delictiva que consiste en el envío de un correo electrónico simulando ser una entidad legítima (como un banco o una institución pública), para conseguir información personal del usuario y hacer un uso fraudulento de ella. Por otro lado está, por ejemplo, el grooming, por la que un adulto se gana la confianza de un menor a través del engaño, con el propósito de obtener de él un beneficio de naturaleza sexual. En todo caso, el objetivo principal de Ciberland es concienciar a la ciudadanía «sobre la importancia de cuidar la información que muestran en las redes sociales, la seguridad con la que configuramos nuestros dispositivos, las relaciones online que tenemos, el tipo de ocio y, en consecuencia, el tener unos hábitos adecuados en el uso saludable, seguro y responsable de las TIC» (tecnologías de la información y la comunicación), describen desde Policía Nacional.
De los 8000 millones de personas que ya somos en el mundo, 5310 millones tienen acceso a internet en el móvil
¿Qué nos espera cuando llegamos a Ciberland? Ante todo, hay que destacar el cuidado estético de la propuesta, la voluntad de informar y concienciar a través del entretenimiento y lo lúdico sobre las facetas más oscuras de internet y las redes sociales. En un primer espacio descubrimos que de los 8000 millones de personas que ya somos en el mundo, 5310 millones tienen acceso a internet en el móvil (datos de enero de 2022). O que los usuarios entre 16 y 64 años pueden pasar una media de casi siete horas diarias navegando por la red. Además, ocho de cada diez de estos internautas (qué lejano suena ya este término) entrega su tiempo de ocio a los videojuegos. Es precisamente el juego online el protagonista de la siguiente sala, con una decoración gamer en la que se habla de sus riesgos y se invita a desarrollar un espíritu crítico sobre los mismos.
Las siguientes salas van desgranando los distintos retos que afrontamos en nuestra vida virtual, con sus realidades, sus dilemas y sus banderas rojas, a través de una puesta en escena que mezcla información escrita con juegos de quiz y una escenografía colorista y atractiva. Además, se dan a conocer muchos términos (los anglicismos aquí mandan) de prácticas abusivas o directamente delictivas de las que la Policía Nacional ya tiene noticia pero que pueden ser desconocidas para el gran público. Como el vishing, llamada de teléfono en la que el supuesto operador, que se identifica como un trabajador de un banco o una institución pública, nos solicita datos personales o incluso acceso remoto a alguno de nuestros dispositivos para robarnos los datos. O el smishing, técnica que consiste en el uso de servicios de mensajería instantánea simulando ser, de nuevo, una entidad legítima, para conseguir información personal del usuario y robar su identidad. «También llama mucho la atención la nomofobia», desvela Alicia Rodríguez, de MAPFRE, «el miedo irracional, intranquilidad, ansiedad y gran malestar que siente una persona por no disponer del teléfono móvil y la incapacidad de apagar el móvil incluso en lugares donde su uso está prohibido».

Así, vamos pasando por el espacio dedicado a las fake news (con el lema «Desconfía. Verifica. Decide»), a las redes sociales y su abuso (para conocer qué es el ciberacoso, la violencia digital, el sexting, la sextorsión…), a la suplantación de identidad (para fomentar la idea de privacidad), a las consecuencias físicas y psicológicas del uso inadecuado de las tecnologías de la información… Por último, nos encontramos con un espacio de salida de paredes rosas que nos despide en positivo y que invita a desarrollar una buena salud digital y adquirir herramientas para el uso y contra el abuso y la adicción. «No dejes que el móvil controle tu vida», reza uno de los textos de esta última sala. Parece fácil, pero seguramente resuene como un propósito de año nuevo para muchos de nosotros. Pongámoslo en práctica.