«Para tener éxito necesitas rodearte de grandes personas. Yo las he tenido cerca y estoy agradecida»

TEXTO: NURIA DEL OLMO FOTOGRAFÍAS: ©GORKA POSTIGO

Cuando lanzó su primera colección, a principios de los años 80, muchos le dijeron que no duraría más de un año. Desde entonces, ha trabajado intensamente y ha conocido el éxito profesional y personal, y todo, gracias a las personas que la han acompañado en un viaje que inició con 40 años. Carolina Herrera (Caracas, 1939) ha sido una de las diseñadoras internacionales más reconocidas que ha trabajado por la belleza y la elegancia, una palabra que considera que está en desuso. A punto de cumplir 84 años, se siente satisfecha y agradecida con la vida, algo que demuestra con la labor social que realiza, con proyectos que dan la oportunidad de una vida mejor a personas en situación de exclusión.

Siempre que aterriza en Madrid es feliz. Aquí la reciben familiares y amigos y es, después de Nueva York, la ciudad donde le encantaría vivir. Se apoya, muy sonriente, en la barandilla de la terraza de la sede de Fundación MAPFRE, contemplando con asombro las vistas desde el Paseo de Recoletos, en una tarde calurosa de octubre. Es la única entrevista que ha concedido antes de partir para Nueva York, una ciudad que siempre le resulta fascinante y donde se siente a gusto.

Han sido más de 70 desfiles y 40 años de dedicación a la moda. Y, a sus 83 años, sigue más activa y positiva que nunca, con un gran sentido del humor. ¿Qué balance hace?
Realmente estoy muy satisfecha cuando veo todo lo que he hecho en mi vida, sin duda gracias a un marido increíble [el aristócrata Reinaldo Herrera], que me ha apoyado en todo, en quien he podido confiar al cien por cien, y quien además ha tenido un gusto exquisito. En la vida, para tener éxito necesitas rodearte de grandes personas, que te apoyen y te defiendan. Creo que tu pareja desempeña un papel clave, porque a los hijos les convences casi siempre. He tenido la suerte de rodearme de buenos aliados y estoy agradecida.

Y ahora, ¿en qué etapa se encuentra?
Estoy encantada de haberme retirado, sobre todo tras haber encontrado a la persona perfecta para continuar con mi legado y que ha entendido el estilo y los valores de la marca. Busqué a alguien que no cambiara completamente el estilo Carolina Herrera, algo que se ve con frecuencia en este sector, y lo encontré.

«Siempre he deseado que las mujeres que usan Herrera busquen su propio estilo y se sientan únicas»

Se refiere al diseñador americano, Wes Gordon.
Sí, con él comparto la idea de que la moda es vida y alegría, que es mucho más que una prenda de ropa. Gracias a él no he vuelto a poner un pie en la oficina. Veo sus desfiles cuando asisto a la pasarela y estoy orgullosa. Ha tomado posesión total de la marca, tal y como yo esperaba, sin mi ayuda, y creo que está haciendo un trabajo magnífico, que preserva la personalidad de la marca. Es una maravilla.

Arrancó en solitario cuando cumplió 42 años. ¿Qué le hizo convertirse en diseñadora y empresaria?
Me llamó mucho la atención el hecho de emprender esa experiencia en la ciudad de Nueva York. Yo buscaba un cambio, quise dejarlo todo y sabía que me lanzaba al diseño, sin saber muy bien cómo iba a funcionar, un poco a ciegas, la verdad, pero tenía claro que quería hacerlo. Por suerte, conté con todo el apoyo para hacerlo, y tuve gustos y disgustos, claro.

¿Cómo fue su primera colección?
Fantástica, muy glamurosa y femenina. A pesar de ello, la prensa especializada del momento fue categórica y destacó que no duraría más de un año, que me cansaría, que abandonaría. Tuve que demostrarles que esto iba en serio. De la primera colección lo vendí absolutamente todo. Creo que en la vida tienes que trabajar pensando en lo que es bueno para ti. Mi trabajo ha contribuido mucho más a la belleza que a la moda. Siempre he buscado que las mujeres que usan Herrera se vean guapas y se sientan únicas.

Es el poder que otorga un buen traje.
Desde luego. Vestirse bien y oler bien te transforma, te aporta confianza, te permite iniciar una conversación más fácilmente y hasta te mejora el humor, porque no hay duda de que verse bien te hace sentir mejor, te alegra el día. Todos deberíamos poder ir bien arreglados todas las horas del día, por nuestro bienestar, principalmente. Lo considero un símbolo de respeto personal.

Descríbanos el NY que conoció de joven.
Conocí Nueva York en los años 70. La familia de mi marido me presentó a todos sus amigos, entre ellos, Andy Warhol, Estée Lauder y Jackie Kennedy. Fue él quien me animó a dedicarme a la moda. Su madre [la escritora Mimi Herrera] era una de las damas de la alta sociedad más famosas de Caracas y Manhattan, una mujer muy guapa y elegante, íntima amiga de la editora Diana Vreeland. Todos me ayudaron mucho.

La retrató Andy Warhol, bailó con Bianca Jagger en Studio 54 y vistió a Jackie Kennedy.
Sí fueron años muy divertidos, con gente muy variada. A Bianca la quiero muchísimo. Lo pasamos en grande un fin de año, en Studio 54, cuando aún estaba casada con Mick Jagger. Celebrábamos muchas fiestas. El dueño de esta sala era íntimo amigo de Reinaldo y siempre nos invitaba. Era un lugar donde se reunía la gente más inusitada del mundo, artistas, escritores, políticos y hasta representantes de la realeza. Hoy no existe un sitio igual. Cuando Andy entraba en una discoteca, siempre llevaba una cámara de fotos sin carrete. Él hacía que la gente posara y me pedía que me fijara en sus caras. Era muy gracioso ver la reacción de todos. Tengo un retrato que me hizo y que conservo con mucho cariño.

¿Qué cree que fue lo que más gustó de esas primeras colecciones? ¿Cómo conquistó al público americano?
En su momento llamó mucho la atención la forma de las mangas de las camisas, de las blusas, muy grandes, de tipo farol. La mujer americana siempre ha sido muy elegante y ha sabido apreciar el trabajo bien hecho. Hoy, la situación es muy distinta. La moda mundial está muy revolucionada. La ciudad ha cambiado mucho en los últimos años. Echo de menos la educación que había antes y la ilusión que existía por vestirse bien y creo que parte de la responsabilidad la tiene la ignorancia que existe ahora mismo. Ya no se lee, tal vez porque no se encuentra tiempo para hacerlo y eso influye. Todos están pegados al teléfono.

¿Ha vivido la desigualdad entre hombres y mujeres?
Tengo que admitir que el hecho de ser mujer no me ha perjudicado. No he sido consciente de haber tenido más dificultades ni menos oportunidades que mis otros colegas. Creo que la mujer ha sido siempre un ejemplo de fortaleza, de superación y esto es algo que hay que seguir recordando a las nuevas generaciones, porque la historia está llena de grandes mujeres que han luchado por sus proyectos y sus ideas y han alcanzado sus metas. Debemos seguir luchando por la igualdad de derechos y oportunidades, especialmente de las mujeres más vulnerables.

¿Estar en la cima exige dureza?
Creo que no, lo que sí se exige para llegar lejos en una buena idea y un buen equipo, ser una persona disciplinada y tratar bien a las personas que te rodean, como si fuera tu familia, porque al final compartes con ellos el día entero. Si eres un buen líder, seguro que tienes un buen equipo, y yo creo que lo he sido, aunque he de reconocer que al principio fue algo angustioso, por la falta de experiencia, claro, y tienes que aprender rápidamente.

Ha llegado a decir que esta industria es difícil. ¿A qué ha tenido que renunciar para poder estar en la cima?
Sin duda es un negocio difícil y muy intenso, en el que hay muchas opiniones, que te expone a muchas decepciones, que requiere jornada completa y mucha dedicación. Pero las dificultades son parte de la vida, te hacen más fuerte. Trabajar es un reto continuo en el que hay que ser lo más positivo posible y nunca perder el sentido del humor. Muchos diseñadores describen el estilo Carolina Herrera como glamuroso, sofisticado y elegante

¿Qué significa hoy la elegancia?
Es una palabra prohibida que ya no se usa. Ser elegante no está de moda. Ahora todo tiene que ser cool y para ello hay que ser diferente, vanguardista. Esto choca con el concepto de elegancia que yo defiendo, que, por supuesto no solo tiene que ver con la ropa que usas, lógicamente, sino también con cómo te comportas, cómo te expresas y cómo te relacionas con las personas, en definitiva. La elegancia es sin duda una forma de ser e implica una actitud, que creo que se está perdiendo.

Con 32 años ya aparecía en la lista de las mujeres mejor vestidas del mundo. ¿Sigue siendo fiel a la regla de que menos es más?
Completamente. Menos es más siempre. La ropa debe sentarte bien, es algo en lo que siempre insisto, y que solo uno debe averiguar. La moda debe ayudarte a proyectar lo que eres. Creo que hay que huir de las tendencias si estas no son fieles a tu estilo, si no reflejan tu personalidad, y, sobre todo, si no encajan bien en tu cuerpo. Siempre recomiendo contar con la ayuda de un espejo de cuerpo entero por el que dejarse pasar antes de salir. Es el que te dice lo que te sobra y te falta.

¿Alguna línea roja?
La verdad es que no me gusta dar consejos. Hace unos años, algunos medios de comunicación me atribuyeron ciertas prohibiciones, como que era obligatorio cortarse en pelo a partir de los 40 y no utilizar vaqueros. Fue toda una invención. ¿Quién soy yo para decirle a alguien el tipo de corte de pelo que debe hacerse o si no debe llevar una prenda porque ha superado los 50 años? Yo misma he llevado bikini hasta hace muy poco y sigo utilizando vaqueros sin problema. Las redes sociales son muy peligrosas y están llenas de noticias falsas.

En 2018 anuncia su retirada y se convierte en embajadora global de la marca, lo que le permite concentrarse en las causas humanitarias. ¿Por qué le importa ayudar a los más vulnerables?
Ayudar forma parte de la educación que he recibido en mi familia y me encanta hacerlo. Creo que las personas que dan siempre reciben mucho más a cambio. Lo he creído siempre y, además, me lo han trasmitido personalmente muchas personas que realizan voluntariado y echan una mano a las personas que quieren y que lo necesitan. Desde hace muchos años, y siempre de forma muy discreta, he estado volcada con muchas causas, como la lucha contra la malnutrición, el bienestar de la infancia, la prevención del cáncer de mama y el desarrollo de la mujer, entre otras. Actualmente tengo la suerte y el orgullo de colaborar con entidades como ARED y Fundación Quiero Trabajo, que acompañan a mujeres en situación vulnerable para que se integren plenamente en la sociedad, y con Fundación ALADINA, que trabaja incansablemente para que el cáncer no le quite la sonrisa a ningún niño.

¿En qué proyecto está más volcada ahora?
Hay un proyecto que adoro y en el que colaboramos muchas personas, entre ellos, Emilio y Gloria Stefan. Lo lideran dos médicos, uno venezolano y otro japonés, quienes crearon Fundahígado hace 15 años con el objetivo de proporcionar un trasplante de hígado a menores que lo necesitan y cuyas familias no podrían asumir el coste de este tipo de intervención, que es muy compleja. El 90 % tiene éxito, lo que brinda una segunda oportunidad a muchas personas de distintos países.

¿Cómo se siente por haber recibido el premio a Toda una Vida Profesional, de Fundación MAPFRE?
Muy honrada, sinceramente, sobre todo por el hecho de que hayan pensado en mí para este premio, que han recibido personas tan importantes, como la reina doña Sofía. Es una fundación que realiza una labor en 30 países y en ámbitos tan distintos, como la salud, la prevención de accidentes y la cultura. Es admirable que existan entidades que contribuyan a mejorar la vida de las personas, sobre todo en un momento en el que cada vez hay más desigualdades y más pobreza. Hay mucha gente que necesita ayuda.