«Trabajar en la cultura del vino en España es importante para vertebrar territorio, economía y personas»
TEXTO: ÁNGEL MARTOS FOTOGRAFÍA: ALBERTO CARRASCO
«Siempre nos hemos negado a pensar que no existe salida a las situaciones complejas a las que nos enfrenta la vida», defendió Carlos Moro, fundador y presidente de Bodega Matarromera, en su discurso de aceptación del premio a la Mejor Iniciativa en el Sector Agropecuario. Un galardón que tiene carácter bienal y que reconoce el compromiso con el territorio, la innovación y la sostenibilidad de esta empresa presente en seis Denominaciones de Origen (Rueda, Ribera del Duero, Cigales, Toro, Rioja y Ribeiro) en sus más de 30 años de trayectoria. Hoy, una de esas situaciones complejas es el cambio climático, contra el que la bodega lucha con su apuesta por los vinos ecológicos y la bajada de la huella de carbono de sus productos, que han convertido sus caldos en una referencia dentro del panorama vitivinícola nacional e internacional. Carlos Moro es ingeniero agrónomo y funcionario del cuerpo superior de administradores civiles del Estado. Es también una de esas personas que despierta vocaciones: tras conocerlo, no se puede evitar pensar que hacer vino debe de ser una labor apasionante.
Parece usted una persona que ha cumplido muchos sueños
Quedan muchísimos. Para mí crear valor en el campo, en esos 35 pueblos, sigue siendo un sueño que no deja de cumplirse. Dar empleo de calidad, poder asentar y mantener a esa población, ayudar a los colectivos desfavorecidos con nuestra Fundación Carlos Moro de Matarromera… Nuestro trabajo es muy importante por la posibilidad que tiene la cultura del vino en España como eje que vertebra territorio, economía y personas.
Y con la protección del medio ambiente como bandera
En la promoción de todo el tema de la sostenibilidad, del medio ambiente, somos ciertamente un referente. Muchas otras empresas se han ido fijando en lo que hacíamos e incluso han visto que era positivo para mejorar su competitividad.
¿Siempre fue así?
Matarromera se concibe con una inversión más limitada al principio, pero muy sostenible. De hecho, la hice como una bodega antigua, que estaban metidas en la tierra para protegerse de la temperatura. Lo primero que pensaba era en hacer el mejor vino, porque vivimos de ello, y de hecho lo conseguimos.
Con su primera añada, de 1994, el Matarromera Crianza se alzó con el título Mejor Vino del Mundo en el concurso de la Organización Internacional del Vino de España.
Sí, y en cuanto pude creé el departamento de investigación, empezamos a avanzar, a hacer proyectos europeos y también a hacerlo de forma sostenible.
En ese ámbito, ¿Emina (Ribera del Duero) es su referencia más fuerte?
Es nuestro paradigma, que ha sido premio de todo… Un proyecto integral de desarrollo sostenible que aplica todos estos temas partiendo siempre de hacer el mejor vino, porque si no lo conjugas, si la gente no lo quiere tomar, pues no vendes.
¿Sostenibilidad es volver también a la tradición?
Absolutamente, porque, por ejemplo, una de nuestras tareas más importantes es la de mantenimiento y recuperación de todos los viñedos antiguos, y no antiguos. Y esos los hemos llevado a la producción de unos vinos especiales, de finca, que apadrino con mi marca CM.
¿Cómo está afectando a sus campos el cambio climático?
En 2011 participamos en un estudio europeo en el que demostramos que, efectivamente, había cambio climático, con evolución de los niveles de sequía, de las necesidades hídricas; el momento de la vendimia, anticipándose…
¿De qué manera influye en los vinos que produce?
Acaba por afectar a los aromas, a cómo se producen, tiene que ver con punto de maduración, con el momento de vendimia… Estudiarlo nos ha ayudado a anticiparnos a los problemas.
Y con este verano pasado de temperaturas históricamente altas, ¿qué vendimia se ha encontrado?
Es la cosecha con rendimiento más bajo que he tenido en los últimos treinta años.
Imaginamos que será un problema generalizado…
Sí, como dicen en el campo, cuando llueve, llueve para todos… Luego viene la habilidad, la determinación de cada bodega de buscar otro tipo de vendimia, aplicar las técnicas enológicas para sacar el mayor partido, de complementar de forma adecuada, los coupages, etc.
¿Cuál será su próxima innovación?
Tenemos la invención disruptiva de los vinos sin alcohol Win, en los que hemos sido pioneros, y aportamos valor a la sociedad, a la alimentación saludable… No es que el vino no lo sea, si no que también es compatible con otros tipos de circunstancias, situaciones, enfermedades, religiones… Y esa es una tarea que se ha hecho desde España.
Usted, que está acostumbrado ya a los premios, ¿cómo ha recibido el de Fundación MAPFRE?
Que haya recaído en nosotros me parece una suerte enorme. Creo que ha sido en base a los méritos de nuestro equipo, de nuestra gente, de nuestra familia, y precisamente por ello nos emociona y encanta.