Para combatir la violencia no basta con invertir en seguridad. Hay que fomentar la educación, el deporte, la formación profesional, las artes, los espacios comunitarios y, sobre todo, los vínculos familiares. El papel de las madres es fundamental para formar una sociedad más ciudadana. Por eso, el proyecto Einstein-MAPFRE trabaja con mujeres y niños en la segunda mayor favela de São Paulo.
TEXTO: CANDELA LÓPEZ IMÁGENES: FUNDACIÓN ALBERT EINSTEIN
«Ahora sé que no necesito golpear o gritar a mi hijo cuando desobedece, sino hablar con él», dice una madre. «Me he dado cuenta de que es importante que el padre participe en el cuidado del bebé», apunta otra. Y otra: «He cambiado mi manera de comunicarme con el niño». Más conclusiones: «No sabía escuchar, parar para observar a mis hijos y mis nietos»; «Yo ahora me pongo en el lugar de mi hijo»; «Me han enseñado qué es un espacio de juego seguro»; «Los bebés sienten todas las situaciones que suceden a su alrededor»; «Tengo más confianza, más paciencia»…
Estos son comentarios de madres que viven en Paraisópolis, la segunda mayor favela de la gran ciudad brasileña de São Paulo. Son sus opiniones tras participar en uno de los talleres que se desarrollan allí en el marco del programa Einstein-MAPFRE, fruto de un acuerdo de colaboración firmado el pasado marzo entre la Sociedad de Beneficencia Israelita Brasileña Hospital Albert Einstein y Fundación MAPFRE. Durante un tiempo estas mujeres convivieron con educadores, personal sanitario y hasta contadores de historias que les recordaron fábulas y juegos de su infancia. Aprendieron rutinas básicas para el cuidado de la salud de sus hijos, pero también la importancia del vínculo maternal en la formación emocional de sus niños y, por extensión, en la formación de una sociedad más ciudadana.
De regreso a sus casas estas madres tenían muchos más recursos para hacer de su hogar un espacio más saludable y seguro. Un entorno menos permeable a la violencia, más capaz de superar el estigma de la pobreza. No es fácil vivir en Paraisópolis: su nivel de criminalidad es uno de los más altos del mundo. Unas 50.000 personas conviven allí en chabolas que contrastan con la opulencia de las residencias del contiguo barrio de Morumbi, uno de los barrios más ricos de São Paulo.
50.000 personas conviven en las más de 14.000 viviendas de Paraisópolis
El proyecto Einstein-MAPFRE se desarrolla en Paraisópolis y zonas cercanas marginales partiendo de una máxima: para disminuir la violencia no basta con hacer inversiones en seguridad; es necesario crear una estructura social que elimine el sedimento sobre el que se asienta la violencia. Hay que invertir en educación, deporte, actividades para fortalecer a las familias, proteger a los niños, crear comunidades fuertes y conscientes de sus derechos y obligaciones hacia sus vecinos. Solo así puede crearse un sustrato social capaz de escapar de la espiral de violencia que conlleva vivir en un área de chabolas.
Especialmente importante se considera el papel de las madres y cuidadoras para romper esa espiral: está demostrado que si se fortalece el vínculo materno se producen cambios positivos y constructivos dentro del núcleo familiar y es más fácil detectar patologías y situaciones de riesgo para los jóvenes. Por eso ellas, las madres y cuidadoras, son las principales destinatarias del proyecto EinsteinMAPFRE. En los talleres se les enseña no solo los cuidados básicos que necesitan los niños para crecer sanos (higiene, alimentación), sino también cómo estimular su aprendizaje y crecimiento, tanto físico como psíquico.
El trabajo con las mujeres está dirigido también a reducir la violencia que ellas mismas pueden sufrir dentro de su propio hogar. Se desarrollan charlas, historias, vídeos y actividades relacionadas con la violencia de género, derechos sexuales y planificación familiar. Otra parte importante de los recursos del programa EinsteinMAPFRE se destina a promocionar el emprendimiento entre las mujeres con talleres, evaluación de proyectos, formación en gestión de negocios y apoyo para acceder a mercados y créditos. Expertos en creación de empresas acompañan a las emprendedoras para ayudarles a tener éxito en su aventura.
Está demostrado que si se fortalece el vínculo materno se producen cambios positivos y constructivos dentro del núcleo familiar y es más fácil detectar patologías y situaciones de riesgo para los jóvenes
El Hospital Albert Einstein tiene experiencia en este tipo de proyectos en Paraisópolis y zonas deprimidas cercanas porque desde 1998 lleva desarrollando allí actividades relacionadas con la salud, la educación y el emprendimiento. Y muchas son las personas que se han beneficiado desde entonces dentro de su área de acción en São Paulo, sobre todo en el ámbito de la asistencia pediátrica, pero también de sus actividades para la articulación comunitaria (deporte, artes plásticas, danza, música, teatro, educación de gestantes y madres) y sus cursos de formación profesional (cocina, corte y costura, manicura, peluquería, maquillaje, estética).
Darley Maria Bibiano de Souza, de 24 años, casada y con un hijo de seis años, es un ejemplo de cómo funciona el proyecto de apoyo a mujeres emprendedoras. «A través de una amiga que hizo un curso de pastelería conocí los programas de formación de Einstein en Paraisópolis. Primero me apunté al de pastelería (por entonces yo ni siquiera sabía hacer un pastel de cumpleaños para mi hijo). Después hice otro de cocina y otro para aprender a hacer dulces de confitería y aproveché al máximo de las clases. Entonces una de mis profesoras me contó que un curso muy bueno de cocina que organizaba una universidad, era difícil de conseguir porque solo había 30 plazas y se inscribieron 90 personas. Pero yo accedí a una gracias sobre todo a aquella profesora, Mónica, que me ayudó a creer que soy capaz de conseguir lo que quiero», recuerda Darley Maria. Ahora esta joven tiene trabajo en un restaurante, pero además elabora en casa pasteles para fiestas, dulces, chocolates, bombones, pirulitos, huevos de Pascua… Aunque tiene un nuevo sueño: «Abrir mi propio negocio», dice.
El pasado abril, tras la firma del acuerdo de colaboración EinsteinMAPFRE, la infanta Elena de Borbón, directora de proyectos de Fundación MAPFRE, y Daniel Restrepo, director de Acción Social de la Fundación, visitaron Paraisópolis para dar a conocer entre sus moradores las actividades de esta iniciativa conjunta, uno de los proyectos de cooperación social más importantes que la entidad española desarrolla en América del Sur. Solo en los tres primeros meses se beneficiaron cerca de 1.000 personas.
Una historia de amor y voluntariado
Todo empezó en una reunión de amigos en 1955. Esa noche, un grupo de médicos y empresarios judíos se reunieron en São Paulo para escuchar una propuesta del doctor Manoel Tabacow Hidal: fundar un hospital de alto nivel, construido y mantenido por la colectividad judía de la ciudad, como agradecimiento a la forma en que fueron acogidos los judíos en Brasil. Un hospital que atendería a todos sin distinción de raza, color, credo o religión. La reunión terminó con el plan aprobado e incluso con la elección del nombre del futuro hospital: Albert Einstein. Pero su intención era ir más allá de la simple construcción de un hospital. Esa misma noche se trazaron también los fundamentos de la Sociedad de Beneficencia Israelita Brasileña Hospital Albert Einstein para desarrollar proyectos de asistencia social.
Construido con recursos procedentes de donaciones y del trabajo de voluntarios, en 1958 se puso la primera piedra del hospital. En los años 60 se pusieron en marcha ya algunos departamentos, aunque realmente el centro se inauguró en 1971. La actuación en responsabilidad social comenzó también por esos años, especialmente dedicada a la pediatría asistencial, para atender gratuitamente a niños de la región de Morumbi. En 1997 se creó el Programa Einstein en la comunidad de Paraisópolis para dar asistencia a 10.000 niños de esa favela.
Desde entonces un incansable equipo de medio millar de voluntarios, hombres y mujeres de diferentes edades, clases sociales, religiones y formación profesional, trabajan comprometidos con la misión de ayudar a los más desfavorecidos. Gracias a ellos se pueden desarrollar programas como el Einstein-MAPFRE, destinado a promover los cuidados maternales, la educación infantil y el apoyo a las mujeres emprendedoras.
La vida en los suburbios
Más de 6,5 millones de brasileños viven en los asentamientos conocidos como «favelas», zonas de chabolas que empezaron a crearse en las grandes ciudades del país con la llegada de millares de inmigrantes desde regiones rurales o muy pobres que veían en São Paulo y Río de Janeiro una oportunidad para mejorar sus vidas.
Como no tenían dinero para comprar casas ni terrenos, comenzaron a instalarse en zonas cercanas a los barrios prósperos, donde solían encontrar trabajo pero les era imposible tener una vivienda. Así se fueron formando esas inmensas aglomeraciones de viviendas precarias, con importantes carencias de infraestructuras básicas, de servicios urbanos y equipamientos sociales. Los inconvenientes de instalarse ahí se compensaban por la proximidad a los empleos y el comercio.
Se calcula que actualmente viven en favelas más de 6,5 millones de brasileños, lo que equivale al 3,6% de la población total del país. Cidade de Deus, famosa película rodada por Fernando Meirelles en 2002, mostró al mundo cómo se vivía en la favela Ciudad de Dios, una de las más grandes de Río de Janeiro, desde finales de los sesenta hasta principios de los ochenta, una década de gran criminalidad en ese suburbio por el tráfico de drogas.