LA ELECCIÓN DEL COMISARIO

«Estaba ansioso por penetrar en ese otro mundo, ese mundo en los márgenes, el mundo secreto, siniestro, de los mafiosos, los marginados, los tipos duros, los chulos, las prostitutas, los drogadictos, los invertidos. Equivocado o no, yo sentía en ese momento que este mundo subterráneo representaba el París menos cosmopolita, el más vivo y más auténtico, que en estas facetas pintorescas de su inframundo se había conservado de generación en generación, casi sin alteraciones, el folklore de su pasado más remoto» (Brassaï, 1976).

Así se expresaba Brassaï en la introducción de Le Paris secret des années 30. El libro se publicó en 1976, unos cuarenta años después de completar su extraordinario recopilatorio fotográfico de las capas más bajas de París. Brassaï había dedicado un esfuerzo considerable, además de una gran capacidad de persuasión, para introducirse en el duro mundo que tanto le fascinaba, y mezclarse con matones, prostitutas y proxenetas implicaba un riesgo personal genuino.

Pero el París secreto de Brassaï no tenía secretos. Por el contrario, era a la vez una realidad genuina y un mito elaborado, como sugirió el propio fotógrafo al referirse al «folclore del pasado más remoto [de la ciudad]». La figura heroica de ese folclore fue el poeta y forajido del siglo XV François Villon, cuyo nombre fue invocado sin cesar. A mediados del siglo XIX, se estaba de acuerdo en que el auténtico espíritu de París, arraigado en un pasado lejano, era el que estaba más vivo al margen de la sociedad. Unos cuarenta o cincuenta años antes de que Brassaï comenzara a fotografiar en 1930, una rica imaginería visual, gran parte de ella en la prensa popular, emergió para igualar las fábulas literarias de las profundidades más bajas. El gran logro de Brassaï fue trasladar esas imágenes al medio tan fresco que es la fotografía en su forma más visceral e inmediata.

Entre los lugares de reunión más destacados de los personajes sombríos de Brassaï se encontraban las salas de baile, llamadas bals musette por un instrumento tipo gaita que los campesinos de Auvernia habían traído consigo en el siglo XIX. (En el siglo XX, la musette había dejado paso al acordeón, pero el nombre se mantuvo). En términos artísticos, el lugar más fecundo de Brassaï fue quizá el Bal des Quatre Saisons en la rue de Lappe, cerca de la plaza de la Bastilla.

Sus fotografías en el Quatre Saisons son todo menos informales y espontáneas. La cámara estaba situada sobre un trípode y cada exposición requería de la intrusión de un flash brillante. Brassaï se había tomado el tiempo y el trabajo para ganarse la confianza de sus sujetos, y hasta cierto punto ellos estaban actuando para él. En parte como resultado de ello, en fotografías como esta fue capaz de destilar el bullicio del romance del salón de baile en un arquetipo convincente, hecho aún más vívido por el reflejo en el espejo. Es la durabilidad inquebrantable de ese arquetipo la que le valió a Brassaï un lugar persistente en el concurrido Panteón de artistas de la vida parisina.

 

PETER GALASSI
Peter Galassi (1951) ha sido conservador jefe del Departamento de Fotografía del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) desde 1991 a 2011. En 2012 fue galardonado con el premio Guggenheim Fellowship.