TEXTO: ANA SOJO. FUNDACIÓN MAPFRE IMAGEN: ISTOCK
El descubrimiento del fuego hace más de 790.000 años tuvo consecuencias muy importantes en la evolución de la humanidad. Sin embargo, también supuso un gran riesgo y controlarlo, una enorme dificultad. A lo largo del tiempo, el fuego sin control, ha devorado lugares significativos, ciudades enteras y miles de vidas humanas, dejando tras de sí una estela de destrucción y horror.
El incendio de la biblioteca de Alejandría en el año 40 a.C. resultó ser un desastre de consecuencias incalculables para la ciencia y el conocimiento. El incendio de Roma en el año 64 supuso el inicio de la persecución de los cristianos a quien se atribuyó el incendio. De los 14 distritos de la ciudad tan solo tres resultaron indemnes.
En fechas más recientes hemos visto arder la Fenice de Venecia, el Liceo de Barcelona, el Museo Nacional de Brasil y aún retenemos en nuestra memoria las imágenes de la catedral de Notre Dame de París envuelta en llamas.
The Monument
El gran incendio que asoló Londres en 1666 destruyó más de 13.000 casas y algunos edificios emblemáticos como la catedral de San Pablo. El fuego tuvo su origen en el horno de una panadería y el fuerte viento que soplaba en la ciudad hizo el resto. No menos importante fueron el trazado medieval de calles, muy estrechas, y las casas de madera dispuestas a muy corta distancia unas de otras.
En aquel tiempo, los incendios eran frecuentes ya que el fuego era de uso cotidiano para iluminar, cocinar y calentarse. Tal vez por este motivo, el alcalde de Londres no supo identificar la magnitud del incendio y ello propició la rápida propagación del fuego. La ciudad ardió tres días y tres noches hasta que los cortafuegos, consistentes en la demolición controlada de edificios, fueron suficientemente eficaces y el viento cesó.
La destrucción de los barrios bajos de la ciudad tuvo al menos una consecuencia positiva: terminó con la última gran epidemia de peste bubónica que desde 1665 había causado de más de veinte mil víctimas en la ciudad. Tras el incendio, la ciudad se reconstruyó respetando en parte su trazado medieval, pero con materiales menos proclives a arder.
Diversas teorías sobre una conspiración para destruir Londres circularon por aquel entonces e incluso se llegó a ajusticiar al relojero francés Robert Hubert como presunto agente papal causante del incendio. Aunque llegó a confesar el delito, más tarde quedaría demostrada su inocencia. El gran incendio supondría también el origen del moderno seguro de incendios. Nicholas Barbon (médico, economista, constructor) fundó la primera oficina especializada en seguros de incendios de casas y edificios llamada The Fire Office. También se le atribuye la organización de grupos de personas para la extinción de incendios (posibles predecesores de los actuales bomberos) y el uso de las primeras placas de seguros que identificaban los edificios asegurados de incendio.
Para recordar esta tragedia y conmemorar la reconstrucción de la ciudad, los londinenses cuentan con un monolito conocido como The Monument, cuyo nombre completo es: The Monument to the Great Fire of London y que consiste en una especie de torre con forma de columna dórica de 61 metros de altura. Se sitúa exactamente a 61 metros del lugar que originó el gran incendio, el horno de la panadería de Thomas Farriner en Pudding Lane.

Hoy día, The Monument ofrece a los turistas una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad y es un lugar muy frecuentado por viajeros. De la misma manera, la pequeña estatua conocida como El niño dorado de Pye Corner conmemora el lugar en el que el fuego finalmente se dio por extinguido.
El museo del seguro cuenta con varios documentos relacionados con el incendio de Londres. Por ejemplo, una póliza de la compañía Phoenix Assurance Company of London cuyo grabado representa el gran incendio de Londres de 1666. Tras la diosa Minerva, en segundo plano se ve humo, llamas, bomberos trabajando y gente huyendo. Detrás del escudo de la diosa hay una columna. Se trata de The Monument. Las pólizas de seguros solían adornarse con motivos alusivos a los valores defendidos por la compañía o también a momentos históricos importantes para el mundo asegurador.
Museo del Seguro. Fundación MAPFRE
Ubicado en Madrid, en la calle Bárbara de Braganza, 14, cuenta con 600 piezas expuestas y un total de 1.300 conservadas en los fondos de la institución.
Además, todas ellas se encuentran disponibles en la versión virtual del museo en www.museovirtualdelseguro.com.
Disponemos de visitas guiadas gratuitas para grupos, previa petición a través del formulario de nuestra web.