«A veces nos es difícil comprender que hay gente que nunca ha tenido una oportunidad»

TEXTO: ÁNGEL MARTOS FOTOGRAFÍA: ALBERTO CARRASCO

Hay personas de las que creemos saberlo todo hasta que otra faceta suya emerge. Este es el caso de Ana Botella, una de las mujeres más conocidas de España y que culminó su carrera política como la primera alcaldesa de Madrid (2011- 2015). A sus 69 años, sigue al frente de la Fundación Integra, entidad que busca nuevas oportunidades laborales a las personas que lo tienen más difícil para entrar en el mercado de trabajo: exreclusos, drogodependientes rehabilitados, personas sin hogar, mujeres víctimas de la violencia de género, prostituidas y/o traficadas, jóvenes en riesgo de exclusión o libertad vigilada… así como personas con discapacidad. «Hay que decir una cosa», apunta, «quienes hemos tenido oportunidades en la vida, y yo desde luego he tenido muchísimas, a veces nos es difícil comprender que hay gente que nunca ha tenido una oportunidad, o que la pueden haber desperdiciado; pero que cuando se les da una mano, la cogen y la aprovechan». La Fundación Integra ha dado miles de manos durante sus 21 años de vida, proporcionando empleo a más de 19 500 personas, de las que el 70 % son mujeres. Una labor que los Premios Sociales de Fundación MAPFRE han reconocido con el galardón a la Mejor Entidad por su Trayectoria Social.

Cuéntenos un caso que recuerde especialmente.
Se llama Pedro y provenía de Villaverde, donde hubo prácticamente una generación que cayó en el mundo de la droga, de la heroína, en un momento en el que hubo una reconversión en esa zona, se cerraron muchas fábricas, y entonces hizo como muchas personas que estaban sin trabajo…

¿Cayó en el mundo de la droga?
Sí… Él era también hijo de un drogadicto… Pero pudo entrar en contacto con nosotros, consiguió un trabajo y salió de ese mundo, y ha conseguido que su padre también lo haga.

En 21 años, Fundación Integra ha conseguido empleo para casi veinte mil personas.
Hemos evolucionado bien, porque empezamos con muy poca gente, primero porque era algo nuevo: yo llegaba y le pedía a un empresario, méteme a dos personas al año recién salidos de la cárcel, por ejemplo, y, bueno, había que ver cómo lo hacíamos.

También realizan un seguimiento de los casos.
Y hay muchos de ellos que han reorganizado su vida completamente. Cuando esa persona, por poner un ejemplo, está rehabilitada de la droga, la pata que queda es la incorporación al mundo laboral, porque no hay medida social al final más importante que el empleo.

Destaca que el 90 % de las valoraciones por parte de las empresas son positivas en el primer mes.
Hay mucha gente que cuando se le da una oportunidad, la aprovecha. Si no tienes empleo, nunca vas a poder hacer tu proyecto de vida, aunque sea por un sueldo pequeño, y además tienes la posibilidad de mejorar.

La primera parada de vuestro itinerario es la Escuela de Fortalecimiento, donde trabajan en el desarrollo de habilidades personales y laborales.
Sí, ahí los preparamos para presentarse a un puesto de trabajo, cómo tiene que hacer un CV, qué tiene que poner de manifiesto de sí mismo…

En estos casos, además, trabajar en su nivel de autoestima debe de ser muy importante.
En efecto, una persona que va a pedir trabajo, si no tiene autoestima es muy difícil… Y una mujer maltratada no tiene autoestima, una persona que ha estado en la droga no tiene autoestima, una persona que está en la cárcel, no tiene autoestima; un homeless no tiene autoestima, por lo que ayudarles a recuperarla es fundamental.

Procurar una oportunidad de empleo es el punto fuerte de su organización.
En España el tejido asociativo es muy importante. Por ejemplo, una persona de la droga primero se rehabilita con Proyecto Hombre, por citar una organización que todos conocemos. Después, la pata que queda es la incorporación al mundo laboral.

Funcionan como una agencia de colocación para personas excluidas.
Exacto. También se acercan cada vez más empresas a ofrecernos colocar a través de Fundación Integra a, por ejemplo, 20 personas, y nosotros hacemos la selección.

A sus dificultades seguramente se añaden discriminaciones por edad, sexo…
Nosotros trabajamos más con gente por encima de los 50, porque son los que nos llegan a nosotros. Y tenemos un mayor porcentaje de mujeres por las víctimas de maltrato… Por ponerte otro ejemplo, entre los homeless hay más hombres, porque a la mujer le cuesta más romper todos sus vínculos.

¿Y la brecha digital?
Es otra formación que vamos a empezar a desarrollar, porque si le unes a la exclusión que ya tienen, la digital, estamos fatal.

¿Tiene ya destino para los treinta mil euros del premio de Fundación MAPFRE?
Todos los fondos que percibimos los empleamos en el fin fundacional. Para nosotros es una cantidad de dinero importante, y, sin duda, nos va a permitir crecer.

¿Como siguen Pedro y su padre?
Él está trabajando y continúa colaborando con nosotros. Todos nos movemos por emociones, cuando vamos a una empresa a explicar el proyecto de Fundación Integra, contamos con una serie de personas, como Pedro, que viene y explica su caso. Porque al final hablar de cifras y de números siempre es muy frío.