Albert Renger-Patzsch. La Perspectiva de las Cosas

 

Esta exposición, que podrá visitarse del 22 de junio al 10 de septiembre de 2017 en la Sala Recoletos de Fundación MAPFRE en Madrid, recoge 185 fotografías y una veintena de libros de la carrera de este fotógrafo alemán del siglo XX, desde principios de 1920 y hasta la década de 1960. La muestra está organizada con la colaboración especial y el apoyo científico de la Fundación Ann y Jürgen Wilde, Pinakothek der Moderne, Múnich.

TEXTO: LUCÍA DE LUCAS GONZÁLEZ-VALLÉS
IMÁGENES: © ALBERT RENGER-PATZSCH / ARCHIV ANN ND JÜRGEN WILDE, ZÜLPICH / VEGAP, MADRID 2017

 

Albert Renger-Patzsch (Würzburgo, 1897-Wamel, 1966) está hoy considerado como uno de los fotógrafos más influyentes del pasado siglo. Fue uno de los máximos representantes de la Nueva Objetividad alemana, movimiento artístico surgido tras el fin de la Primera Guerra Mundial que, en términos generales y como reacción al Expresionismo previo, se afanó en lograr una representación del mundo lo más objetiva posible.

La fotografía se erigió en este contexto en una de las artes más apropiadas para la consecución de tal fin, dado que se trataba de un medio técnico, no manual. Por ello Renger-Patzsch, desde los inicios de su carrera, defendió firmemente su autonomía en relación a las demás artes. Así, por fin llegaba la ruptura con los experimentos híbridos de las vanguardias anteriores y con el Pictorialismo previo, que durante décadas había explorado la vertiente más emotiva y pintoresca de los objetos fotografiados en su afán por reivindicar para la fotografía el mismo estatus privilegiado del que gozaba la pintura.

Dos postulados fundamentales caracterizan el trabajo que RengerPatzsch desarrolla a lo largo de su carrera: gran atención al detalle y realce de los aspectos más formales, estructurales y materiales de los objetos fotografiados. Estos recursos venían a reafirmar las cualidades que, para el fotógrafo, dotaban a la fotografía de un papel privilegiado en lo que a representación (y percepción) de la realidad se refiere: realismo, objetividad y neutralidad. Así, es un estilo sencillo, sobrio, producto de una concepción de la cámara como aparato técnico capaz de trasmitir rigurosamente la naturaleza de las cosas y de reforzar nuestra consciencia de las mismas. Son buenos ejemplos las imágenes de plantas —de sus primeros años— que publica de la mano de la editora Folkwang/Auriga; también todas las recogidas en su libro Die Welt ist Schön (El mundo es bello), de 1928, paradigma del eclecticismo en la elección de temas que caracterizará el resto de su carrera.

Stapelia variegata, Asclepiadaceae, 1923. Albert Renger-Patzsch Archiv / Stiftung Ann und Jürgen Wilde, Pinakothek der Moderne, Múnich. 

Un estilo sencillo, sobrio, producto de una concepción de la cámara como aparato técnico capaz de trasmitir rigurosamente la naturaleza de las cosas y de reforzar nuestra consciencia de las mismas

 

Y es que la temática de sus imágenes es bastante variada: abundan los elementos naturales y los arquitectónicos, pero a lo largo de su trayectoria también trabaja el género del retrato y se interesa por captar tareas cotidianas propias de los lugares que conoce. Así RengerPatzsch consigue siempre reflejar las genuinas relaciones que se establecen entre estos territorios y sus habitantes, entre naturaleza y cultura.

En este contexto, son muy notables las imágenes de ciudades y elementos industriales con las que capturó el imparable proceso de industrialización de muchos centros urbanos alemanes en estas décadas centrales de la centuria. Verdaderos exponentes de la Nueva Objetividad fotográfica —además de poseer indudable valor documental para nosotros—, en estas escenas Renger-Patzsch capta con maestría las cualidades para él inherentes a la nueva ciudad moderna: aquella en la que coexisten diferentes tiempos históricos y en la que los aspectos culturales más auténticos se ven obligados a convivir con los impactos de la industria. Los encuadres —en ocasiones— muy ajustados y asimétricos que aquí predominan, junto a la frecuente alternancia de planos generales y visiones de detalle, se convierten en recursos muy adecuados para la transmisión de estas ideas.

Trabaja en esta línea desde fines de los años veinte. En 1929 se instala en la región del Ruhr, en importante proceso de transformación como consecuencia de la expansión del sector industrial. En su interés por poner esto de manifiesto, Renger-Patzsch ha ensanchado los encuadres de modo que permitan mostrar el entorno de los objetos y así explorar las relaciones que se establecen entre ambos.

También ahora, a lo largo de la década de los treinta, aumenta considerablemente la cantidad de encargos que le llegan de arquitectos y empresas industriales. De ello resulta un importante conjunto de fotografías de objetos y edificios industriales, en las que RengerPatzsch demuestra su capacidad de aunar estilo personal con las necesidades específicas de cada encargo. En ellas, cada cosa tiene su propio significado estético; la naturaleza formal y estructural de estos objetos se enfatiza, a pesar de que, en ocasiones, el artista busque también evidenciar su condición serial.

Eiserne Hand (calle “Mano de Hierro”), Essen [«Eiserne Hand» in Essen], 1930.   Museum Folkwang, Essen. 

Son muy notables las imágenes de ciudades y elementos industriales con las que capturó el imparable proceso de industrialización de muchos centros urbanos alemanes en estas décadas centrales de la centuria

En 1944, tras la destrucción de la mayor parte de sus archivos (depositados en el Museo Folkwang) por los bombardeos aliados, la familia Renger-Patzsch se traslada de nuevo, esta vez a la zona rural de Wamel. Regresa ahora a los temas de la naturaleza, en imágenes que invitan, sin duda, a una práctica más contemplativa y dirigen la percepción hacia una suerte de realidad atemporal, libre de las incidencias de la modernidad y de las amarguras de la guerra.

Renger-Patzsch publicó además numerosos escritos en los que plasmó sus convicciones y difundió su obra fotográfica. Ya en 1923, con Pflanzenaufnahmen (Fotografías de plantas) ponía de manifiesto el potencial del medio para representar la naturaleza; lo reafirmaba un año más tarde con las imágenes incluidas en los dos primeros volúmenes de Die Welt der Pflanze (El Mundo de las Plantas). De los años siguientes cabe destacar la publicación de Die Halligen (1927), Lübeck (1928) y Hamburg (1930), pero sobre todo de Die Welt ist schön (El mundo es bello, 1928), considerada hoy su obra editorial más importante y muy exitosa desde su misma aparición. En ella recogió un conjunto de unas cien fotografías de muy variado género, realizadas desde el inicio de su carrera (entre ellas varias de las incluidas en libros anteriores), y en las que dejaba planteadas, ya en tan temprana fecha, las que serían sus principales inquietudes temáticas y formales.

Con su trabajo Renger-Patzsch abrió a las puertas a una nueva concepción de la fotografía en cuanto a posibilidades de representación se refiere y también, por ende, en términos estéticos, influyendo notablemente en generaciones posteriores. Su obra y los textos que publicara en vida constituyen sin lugar a dudas los mejores testimonios de este proceso.

Albert Renger-Patzsch. La Perspectiva de las Cosas es una de las mayores exposiciones retrospectivas de su obra realizadas hasta la fecha. Tras su clausura en Madrid podrá visitarse también en la parisina galería nacional del Jeu de Paume. Con 185 fotografías y cerca de una veintena de libros, recorre su carrera desde principios de 1920 hasta la década de 1960. Para ello ha contado con préstamos de las siguientes colecciones institucionales: Fundación Ann y Jürgen Wilde, Pinakothek der Moderne (Múnich), Museum Folkwang (Essen), Museum Ludwig (Colonia), Galerie Berinson (Berlín) y Centre Georges Pompidou (París).

 

CRÉDITOS DE LAS IMÁGENES