«El mundo del seguro no sufre brecha digital»

TEXTO: RAMÓN OLIVER FOTOGRAFÍA: ALBERTO CARRASCO

Desde que se instaurara en 2001, el Premio Internacional de Seguros Julio Castelo Matrán ha reconocido aquellos trabajos científicos o proyectos innovadores sobre materias relacionadas con el Seguro y la Previsión Social. En esta su X edición, este galardón bienal ha recaído en Abel Veiga, doctor y profesor de Derecho del Seguro y de Derecho Mercantil de la Universidad Pontificia Comillas, por su trabajo «Seguro y tecnología. El impacto de la digitalización en el contrato del seguro». Autor de numerosos libros y artículos científicos, el profesor Veiga ha abordado en esta investigación uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el mundo del seguro actual y futuro: la digitalización y sus derivadas.

Antes de adentrarnos en territorios tecnológicos, ¿por qué es importante la investigación en áreas sociales?
La investigación juega un papel crucial en la sociedad y en el desarrollo del conocimiento, y ya no solo desde un punto de vista científico, sino, sobre todo, para ofrecer soluciones a los problemas que afrontan las sociedades actuales. Más aún en un momento marcado por la tecnológica y la digitalización, en el que las fronteras entre lo económico, lo jurídico o lo técnico son muy difusas. Los juristas tenemos el enorme reto de aquilatar esas fronteras para ofrecer respuestas y soluciones que sean válidas y coherentes tanto con la lógica jurídica actual como con los viejos principios del Derecho.

El mundo del seguro es un sector muy tradicional. ¿Qué tal se relaciona con la tecnología?
Probablemente, pese a esa fama de clásico, el del seguro sea uno de los mundos en los que la irrupción de la tecnología está generando mayor número de estudios y soluciones de impacto. Se está poniendo mucho énfasis en cuestiones como el desarrollo digital del contrato del seguro, la estructura del riesgo o el conocimiento profundo de este a través del análisis de millones de datos que propicia el big data.

¿Qué papel va a jugar esa digitalización en la evolución del sector asegurador de los próximos años?
Gracias a la tecnología, por primera vez en la historia podemos conocer verdaderamente la intensidad, impacto y frecuencia del riesgo, y, en el caso, por ejemplo, de los seguros paramétricos, ofrecer una respuesta prácticamente inmediata y detallada cuando se produce un determinado tipo de siniestro. Por otra parte, ese conocimiento también va a permitir una perfecta adecuación de las tarifas de las primas, además de traer certidumbre jurídica y emocional tanto a asegurados como a aseguradoras.

¿Qué nuevas aplicaciones tecnológicas específicas veremos en el sector asegurador en los próximos años?
Creo que se van a crear productos de seguro muy ágiles, apegados a la realidad y a la sensibilidad y necesidades del asegurado. Con los asegurados generando continuamente datos en tiempo real, se va a poder monitorizar cómo conduce una persona, cuál es su estado de salud o qué hábitos saludables sigue, con qué se pueden generar seguros más adaptados al riesgo.

A nivel de contratación, podríamos asistir a un modelo de smart contracts o contratación inteligente muy dinámico y con una tramitación muy rápida de los siniestros. Por otra parte, la inteligencia artificial va a propiciar que el asegurado conozca mejor la técnica del seguro, y es factible que incluso llegue a participar en su confección en una especie de seguro peer to peer a medida.

¿Existe brecha digital entre los profesionales del seguro?
Al contrario; yo diría que el mundo del seguro sea quizá el sector donde menos brechas digitales se están produciendo. El último quinquenio ha sido de una profusa actividad en cuanto a adaptación tecnológica para todo el sector financiero, incluido el mercado asegurador.

Estamos hablando mucho de las posibilidades del big data o de la inteligencia artificial. Pero, ¿están estas tecnologías exentas de riesgos?
Existen amenazas, como la de que se produzca la exclusión arbitraria de un determinado tipo de asegurados por cuestiones de sexo, raza, religión, situación laboral, nivel cultural o capacidad crediticia. Es un riesgo grave, que puede producir desigualdades y del que ya se ha dado algún caso en Estados Unidos.

Entonces, ¿la tecnología es una amenaza o una oportunidad?
Sin duda, es un reto y una enorme oportunidad. Permite un acercamiento más real a las necesidades de cada asegurado, y a la diversidad o diferenciación de riesgos que presentan unos y otros. De esta manera, se pueden crear unos productos más ajustados a las circunstancias personales del asegurado en los distintos momentos de su vida.

Por último, ¿qué representa para usted este premio?
Este es, sin duda, uno de los premios más importantes que existen en el mundo en su categoría. Para mí es un honor recibirlo, y supone, además, una alegría especial, ya que soy el segundo profesor de mi universidad que lo obtiene. El primero fue hace casi 20 años, el ahora catedrático de Derecho Civil de la Universidad Complutense de Madrid, Mariano Yzquierdo Tolsada, uno de mis grandes maestros. Ahora me ha correspondido a mí, y el orgullo que sentí fue inmenso.